Núria Coll es la mujer que está detrás de Soycomocomo, una empresa que ya tiene diecisiete personas trabajando en ella y que no para de crecer desde que nació hace ocho años.
Además de liderar este proyecto de éxito, Núria saca adelante un proyecto personal y familiar muy exigente: es madre de Vinyet, de cinco años, y de Ginesta y Erol, de dos.
En un entorno a veces gobernado por dogmas y en el que se espera que las mujeres se entreguen a la crianza, Núria ha tenido que tomar decisiones difíciles y, a riesgo de ser criticada, ha podido continuar liderando activamente Etselquemenges y a la vez sentirse en paz con su papel de madre.
Encontrar el equilibrio ha requerido mucha valentía y trabajo personal. La idea de que, cuando respetamos lo que deseamos, ofrecemos una mejor versión nuestra se confirma hoy en su vida. Cada proyecto ocupa un lugar que es respetuoso con ella, como mujer empresaria y madre.

Foto: Beth Magre
Cuando creaste Etselquemenges trabajabas en TV3 y también hacías colaboraciones para Catalunya Ràdio y RAC1. ¿Cómo nace la idea de crear un blog de alimentación saludable?
Fue por casualidad. Con Adam Martín, periodista especializado en alimentación saludable, decidimos abrir un blog para hablar de temas de alimentación y salud que nosotros considerábamos interesantes y, desde el principio, ya buscamos una persona que diseñara, otra que programara y periodistas con sensibilidad por el tema para poder hacer una especie de diario digital temático. Queríamos crear un medio de comunicación, porque teníamos una trayectoria que venía de medios generalistas, donde el trabajo en equipo es clave para generar muchos artículos y reportajes.
Eres una mujer de radio y de televisión. ¿Por qué decidiste dejarlo todo y apostar por tu proyecto personal?
La radio ha sido mi vida y todavía me parece increíble que dirija Etselquemenges y ya no recuerde que vengo de los medios. Tiene que ver seguro con el éxito de Etselquemenges, motivado por el cambio de paradigma de la sociedad en cuanto al consumo de alimentación saludable. Cada vez nos leía más gente, teníamos más suscripciones y personas que se querían hacer socias y eso te anima a pensar en charlas, talleres de cocina, conferencias en vídeo y hacerlo cada vez más profesional. Fue todo muy orgánico –nunca mejor dicho– y, cuando me quedé embarazada de mi primera hija, decidí no volver a la tele después del parto y trabajar solo en Etselquemenges. Han pasado seis años desde entonces que han sido una auténtica locura por el crecimiento y el volumen de trabajo que hemos sabido generar.
¿Imaginabas que hoy sería una empresa con diecisiete personas trabajando?
No, de ninguna manera. La empresa va evolucionando en función de las necesidades y hemos ido creciendo poco a poco y cuando teníamos claro que el crecimiento nos ayudaría a mejorar. Cada año me sorprendo de la cantidad de gente que forma parte del proyecto, ya sea trabajando o colaborando en él.

Núria Coll, igual que otras mujeres del equipo, celebrará los 40 este 2020.
La mayoría de la plantilla son mujeres. ¿Crees que las bajas maternales o las ausencias en caso de enfermedad de los hijos puede generar inestabilidad en la empresa?
En absoluto. No me lo había ni planteado. Soy madre de tres y algunas de las personas de la redacción más veteranas han sido madres más de una vez y no ha pasado nada; tienen responsabilidades y pueden conciliar. Y si los niños están enfermos, no vienen o trabajan desde casa. Trabajamos con previsión y, si una persona falta algún día, todo sale igualmente. Me encanta pensar que hacemos una empresa en la que, si tienes una reunión de la escuela a la una del mediodía y no supone ningún problema.
Siento un orgullo muy grande porque somos el mejor equipo del mundo
¿Qué sientes cada mañana cuando abres la puerta de la redacción?
Soy muy feliz cada día cuando levantamos la persiana. No imaginé llegar donde hemos llegado y, cuando veo la cara de todas las personas que forman parte del equipo, siento un orgullo muy grande porque somos el mejor equipo del mundo. Hay mucho talento en Etselquemenges.
A partir de Etselquemenges y de la versión homónima en castellano Soycomocomo has ido creando proyectos paralelos: EtsNen, La Consulta Nutricional de Etselquemenges, el Cómo Como Festival, cursos digitales, la Agenda, la revista en papel de Etselquemenges y Soycomocomo. ¿Cómo se te ocurren tantas ideas?
No lo sé. No tengo ningún truco. Tal vez la clave es que me apasiona lo que hago y que pienso mucho. ¡Ja, ja, ja! Soy muy mental. Tengo mucha energía y estoy segura que el orden en horarios y hábitos me ayuda mucho. ¡Ah! Y tengo ideas seguramente porqué soy muy curiosa. Esto es típico de periodistas y, por tanto, tengo muchos intereses, me gusta conocer mundos nuevos constantemente. Me interesa mucho la nutrición y la salud, la comunicación en varios formatos, el diseño, el marketing, el emprendimiento, la economía… Esto tiene un riesgo y es el de perder el foco y no concentrar bien los esfuerzos en pocos proyectos para que salgan bien. Pero poco a poco vamos encontrando la fórmula.
¿No tienes miedo al fracaso?
Al fracaso no, pero dirigir una empresa es complicado y hay días difíciles. El mundo digital es muy cambiante y esto genera una cierta desazón permanente porque todo caduca muy rápido y el futuro es incierto para todos y difícil de predecir. Esto rompe la monotonía, lo cual está bien porque te hace fuerte y superviviente, te espabila y te hace pensar soluciones increíbles para todo, pero también es agotador y a veces hace sufrir. Te tienes que acostumbrar a ello y saberlo llevar porque, si no, no se disfruta.
¿Cómo se hace para liderar un proyecto de éxito con dos hijas y un hijo?
No soy ninguna supermujer. Se hace porque detrás tengo una red que lo hace posible. De entrada, en casa, mi marido y yo trabajamos la misma cantidad de horas y tenemos dividida a partes iguales la responsabilidad de los hijos. Esto ya es un gran qué, porque un día los recojo yo en la escuela y otro día él, y así sucesivamente. Pero, además, tengo una madre que vive al lado de mi casa y que nos ayuda mucho tanto en la empresa como con los hijos. Y ahora que son tan pequeños, también tengo una persona que nos ayuda a hacer la cena y las lavadoras. Sin todo esto, yo no podría trabajar dos o tres tardes, viajar algún día o hacer largos rodajes, como a veces tengo que hacer. A pesar de todo, tengo un nivel alto de estrés, a nivel laboral y familiar, no es voy a engañar y me levanto entre las cinco y media y seis y aprovecho para trabajar mientras los niños duermen. Soy muy diurna, ceno muy temprano y a las diez y media me acuesto.

Núria con Vinyet, Ginesta y Erol
¿Querías ser madre de tres?
No. Siempre decía que tendría uno o dos. Los he tenido porque los mellizos vinieron de segundas. Ahora, sin embargo, no lo cambiaría por nada del mundo. Tres es un número mágico para compensar celosías y protagonismos, sobre todo porque entre los tres hay peleas y complicidad a partes iguales y hacen mucha piña y no hay distinción de grandes y pequeños.
En un mundo en el que la alimentación saludable va muy unida a una crianza respetuosa y con apego, ¿has sentido presiones externas o internas para hacer las cosas de una forma determinada por qué es lo que toca?
¡Sí! Yo he sido mi peor jueza y, como todas las madres, sigo teniendo remordimientos muchas veces por no ser lo que se supone que debería ser. Pero en general me siento en paz con la vida que tengo, y creo que he encontrado un buen equilibrio, gracias, en parte, a ser la responsable de la empresa y, por tanto, poder hacer y deshacer sin la rigidez de un horario. Por ejemplo, yo trabajo mucho, pero cuando estoy con los niños, estoy. Cuando están conmigo prácticamente no miran la tele y la mayor solo hace una actividad extraescolar. Esto significa que las tardes que su padre y yo estamos con ellos, nos dedicamos a ellos desde las cuatro y media con atención plena. Y como no me gustan mucho los eventos sociales y limito mucho las comidas y cenas de trabajo, tengo suficiente tiempo para dirigir la empresa con mucha autoexigencia y a la vez tener tiempo para la familia.
¿Crees que lo hiciste diferente con la mayor que con los gemelos?
¡Sí! Con la mayor di pecho durante catorce meses y con los gemelos hice mixta desde el hospital y los desteté a los tres meses y medio, coincidiendo con Biocultura. Volví a casa y ya no recuperé bien la producción de leche y, con dos, estaba un poco cansada, aunque me hubiera gustado llegar hasta los seis meses. Lo he hecho diferente en todo. Y mi marido también. Pasar de uno a tres es muy gordo y te lo tomas todo menos a la tremenda. Y la verdad es que se disfruta mucho más porque, cuando lloran, sabes que puede ser que no les pase nada y, cuando están pesados, a veces te ríes y todo.

Foto: Beth Magre
¿Cómo organizáis las comidas en casa para que sean saludables y no morir en el intento?
Es toda una logística. Sabemos que cada martes nos llega la cesta de fruta y verdura ecológica y, a partir de allí, se desencadenan todas las cenas. Improviso bastante el resto de la compra y cada mañana pienso una receta a partir de unos básicos y de qué proteína les han dado en la escuela. Por lo tanto, los martes, que en la escuela comen carne, a menudo cenan huevo o legumbres. Y siempre vamos cogiendo verduras sobrantes de la nevera para evitar que se nos estropeen. Hoy, por ejemplo, sé que hay col y haremos tiras de col salteadas con carne picada y un poco de arroz integral. Les hago platos combinados servidos en un bol donde nunca falta grasa, como aguacate o aceite.
¿Te arrepientes de algo?
No. Tengo la suerte de ser siempre bastante feliz con la vida que tengo e intento que todo lo que es importante para mi quede cubierto, para no arrepentirme de nada. Aún así, a día de hoy, no me gusta que no me quede mucho tiempo para mí, para tener más vida social y, sobre todo, para estar más con mi marido. Pero tengo la esperanza de que, cuando sean mayores, esto llegará. Con la maternidad, el “yo” queda en un segundo plano, pero no puede ser para siempre, o al menos no en mi caso, porque me gusta mimarme y no sólo hacer de madre. Dedicarme tanto a la empresa es una manera de cuidarme porqué estoy escogiendo trabajar con tanta intensidad y me apasiona mi trabajo y me pasan volando las horas. Pues aún así quiero tener aún más tiempo para mi para andar sin rumbo sola durante largos ratos, hacer deporte tres veces por semana o ir a comer sin tener que recoger macarrones de debajo de las mesas y estar levantada, riñendo, colocando baberos y digiriendo mal. Ahora, cuando vamos todos juntos a algún restaurante, al pagar no recuerdo ni qué he comido.