El estilo de vida actual, con horarios muy marcados en los que tenemos que ocuparnos de muchas actividades, ha hecho que no podamos destinar todo el tiempo que quisiéramos a cocinar. Aunque siempre defendemos cocinar y hacer comidas con alimentos frescos y de temporada, a veces nos podemos beneficiar de productos envasados de larga durabilidad si sabemos seleccionar los más saludables del mercado.

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Para que estos productos se preserven y nos lleguen con condiciones nutritivas plenas, se utilizan técnicas de conservación de alimentos que bloquean la acción de los agentes (microorganismos o enzimas) que pueden alterar sus características originarias (aspecto, olor y sabor).

Por ello, se utilizan aditivos, que son todas las sustancias que se añaden a los alimentos antes de ser consumidos, como preservativos para prolongar el período de conservación o saborizantes y colorantes para mejorar el sabor y la apariencia del alimento. De hecho, la vida útil de un alimento es más larga si se somete a un proceso de conservación.

Aditivos y conservantes: ¿naturales o químicos?

Hay aditivos naturales como la sal, el azúcar, el vinagre y las especias naturales, aunque, desgraciadamente, gran parte de la industria alimentaria usa aditivos no naturales, como benzoatos, nitritos, sulfitos y sorbatos, entre otros, que preocupa su relación con sustancias químicas e ingredientes artificiales. Muchos estudios han demostrado que consumir habitualmente alimentos con aditivos tiene un impacto negativo en la salud. Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS, algunos métodos de conservación de alimentos crean carcinógenos.

Los fabricantes tienen la obligación de informar al consumidor, a través de la etiqueta, del contenido de los productos alimenticios. El Reglamento (UE) núm. 1169/2011 sobre la Información Alimentaria Facilitada al Consumidor, que regula el etiquetado, tiene la finalidad de proteger nuestro derecho a una información verídica.

No todos los productos que encontramos en el mercado contienen conservantes químicos

Sin embargo, no todos los productos que encontramos en el mercado contienen conservantes químicos. Se ha demostrado que algunos métodos tradicionales de conservación de alimentos tienen garantía de preservación y calidad, además de que no son nocivos como algunos de los más recientes.

La importancia de leer las etiquetas

Es responsabilidad del consumidor leer la etiqueta para saber el contenido del alimento que compra y comprobar si está hecho con ingredientes naturales. Los productos alimenticios perecederos deben ser conservados a temperaturas adecuadas en régimen de frío, pero hay productos de larga duración que no necesitan esta cadena de frío y que, además, no contienen conservantes artificiales. Contra la creencia general de que los productos que encontramos en los refrigeradores de las tiendas y supermercados son los más naturales y que, precisamente, están allí porque no contienen aditivos ni conservantes, la realidad es que los refrigerados se suelen vender como si fueran frescos cuando en realidad no lo son, ya que están llenos de conservantes o bien generalmente han sido sometidos a procesos que destruyen estos nutrientes.

En cambio, podemos encontrar productos no refrigerados, a temperatura ambiente, con ingredientes naturales y envasados adecuadamente para garantizar su conservación sin necesidad de aditivos. La garantía son los procesos de calidad en la elaboración y el envasado apropiado.

Elegir productos de calidad

Como consumidor, conviene priorizar la calidad a través de productos elaborados según la tradición, con recetas basadas en productos saludables e ingredientes naturales, totalmente reconocibles y preparados sin aditivos químicos. En el mercado encontramos alimentos preservados de forma natural y, en este sentido, una buena opción son los productos de La Piara, que están elaborados con el objetivo de mantener y crear valor nutricional, textura y sabor, lo que también se tiene en cuenta cuando se hace la conservación del producto.

En La Piara cocinan todas las recetas de forma casera, sencilla, con buenos ingredientes y un proceso simple. Después envasan los productos herméticamente y, posteriormente, los someten a la «Ducha María«, con agua a 120 ºC, un sistema similar al baño maría tradicional que permite que los productos se conserven durante mucho tiempo con las máximas garantías organolépticas y nutricionales. De este modo consiguen la máxima conservación sin conservantes. Es el caso del hummus de garbanzos de producción ecológica y sin aditivos y de la colección de patés de verduras 100% vegetales presentados en botes de cristal sin aditivos de ningún tipo.