Es evidente que el precio del marisco no es comparable con el del pescado azul, pero tampoco hay que comer ostras cada día. Dentro del concepto “marisco”, hay muchas posibilidades también aptas para todo tipos de bolsillos y que nos permitirán beneficiarnos de sus propiedades: almejas, berberechos, mejillones, gambas, langostas, pop, sepia o calamares.
El psiconeuroinmunólogo Xevi Verdaguer indica los beneficios de ingerir marisco. “Tiene un 40% de proteínas con aminoácidos importantes (como el ácido aspártico y ácido glutámico) para las personas que se sientan cansadas o con falta de energía; un 35% de minerales como el zinc y cobre, que son minerales indispensables para desintoxicar el cuerpo y para las anemias”. El zinc y el cobre también ayudan a regular la menstruación femenina.
Además, también es rico en yodo, y, por lo tanto, está indicado para la gente con la tiroides poco activa que quiera adelgazar. “A las personas que suelen tener siempre frío, que tienen la piel seca, que por la mañana tienen muchos problemas para arrancar o que tienen los ojos hinchados, que están cansadas, que pierden pelo, que tienen las uñas débiles o afonías frecuentes, les es muy recomendable cenar marisco, porque tienen todos los síntomas de un hipotiroidismo”, dice Verdaguer.
¿Quien debe vigilar al consumir marisco?
Una contraindicación del marisco sería por el ácido úrico que contiene. “No se puede abusar porque es rico en ácido úrico, que desencadena gotas”. Ahora bien, para metabolizar el ácido úrico hay que comer frutas ricas con vitamina C (los cítricos especialmente), porque facilitan la fabricación de la enzima uricasa, que lo metaboliza.
“Los ataques de gota no son hereditarios; lo que acostumbra a pasar es que si el padre o la madre tienen malos hábitos alimentarios, porque no comen fruta ni verdura, e ingieren mucho marisco, carne, embutidos, cerveza o alcohol en general, y los hijos también tienen los mismos hábitos, al final todos sufrirán del mismo mal”, indica Verdaguer.
Otra contraindicación del marisco es que es rico en histamina y, por consiguiente, las personas con migrañas, eccemas, colon irritable, presión arterial baja, contracturas, con tendencia a hacer inflamaciones fuertes después de una picadura de mosquito, no pueden comer mucho, podrían tener más dolor de cabeza o heces pastosas.
Ahora bien, no hay que sufrir por el colesterol si comemos marisco a menudo, porque no lo sube. “Pensad que el colesterol es problemático cuando hay un desequilibrio entre los ácidos grasos saturados y los insaturados que se comen, junto con la carencia de actividad física”. Es decir si se come marisco (rico en ácido graso insaturado y en quitina) pero, también, muchas harinas blancas, pastas con harinas blancas, bollería, bebidas azucaradas (ácido graso saturado) habrá un desequilibrio y, por lo tanto, colesterol.
Las gambas y sus inmejorables propiedades
Verdaguer destaca que la cabeza de la gamba es muy beneficiosa, porque “tiene un 14-30% de quitina, un polisacárido que se combina con la bilis intestinal y que reduce la reabsorción de los ácidos biliares, de forma que provoca una menor absorción de las grasas y del colesterol.
De hecho, en las farmacias se pueden encontrar fármacos hechos con quitina proveniente de los crustáceos como las gambas o langostinos, indicados para dietas de adelgazamiento y para mejorar el colesterol.
Esta sustancia natural, la quitina, tiene otra propiedad muy interesante: es un gran quelante, es decir, capta los metales pesados del organismo, como el mercurio. Ahora bien, “tenemos que tener presente que, si la gamba proviene de un mar o un océano contaminado de mercurio, su cabeza también tendrá el mercurio que habrá quelado”, afirma Verdaguer.
Finalmente, en el caparazón del marisco también hay, en cantidades generosas, un carotenoide llamado astaxantina (precursor de la vitamina A), que tiene propiedades excelentes para el cáncer de próstata y también es un antioxidante del sistema nervioso central y del sistema ocular.