Justo después de carnaval, pasado Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma: los cuarenta días antes de Pascua que, tradicionalmente, están destinados a la preparación espiritual de la fiesta de Semana Santa.

Este periodo de tiempo se caracteriza por el ayuno y la abstinencia y, siguiendo las costumbres religiosas, se deja de consumir carne, especialmente el Miércoles de Ceniza, los viernes de Cuaresma y el Viernes Santo, aunque hay quien la elimina durante toda la semana. Por ello, a lo largo de los años, los días de Cuaresma se han caracterizado por el consumo de alimentos como legumbres, especialmente garbanzos, huevos y pescado, entre los cuales destaca el bacalao.

¿Cuáles son, pues, los platos tradicionales más característicos de Cuaresma con estos ingredientes?

De primero: garbanzos

Para empezar, el plato más típico suele ser un potaje de garbanzos con espinacas. Hay quien lo prepara con un sofrito de tomate y otras verduras y hay quien prefiere saltearlos con pasas y piñones. En ambos casos, suele ser un primer plato nutritivo y de cuchara.

Más allá de la tradición, en la cocina mediterránea hay muchísimas maneras de comer legumbres: en forma de paté vegetal, mezcladas con gambas, calamar o sepia, salteadas con verduras, en ensaladas o, incluso, en sopas y cremas. A continuación os proponemos algunas recetas muy ricas:

De segundo: guiso de bacalao con huevo duro

Restaurante Bilbao. Foto: Pau Esculies

La tradición ha pervivido en la costumbre de comer pescado como plato principal de los menús de los viernes de Cuaresma, especialmente bacalao. Esto es porque, antiguamente, en el interior del país era difícil que llegara pescado fresco, y el bacalao era un pescado de despensa. Además, en todo el Mediterráneo hay mucha tradición de salazón y por eso es tan típico este tipo de pescado.

Como receta típica durante esta festividad encontramos el bacalao a la cazuela, guisado con alcachofas, guisantes, almendra tostada y huevo duro: un plato contundente, saludable y muy nutritivo.

Si os gusta el bacalao, os proponemos otras maneras de disfrutarlo:

De postre

Comer buñuelos de viento y roscón de Pascua es seguramente la tradición que más se ha mantenido a lo largo del tiempo. Antiguamente, los dulces se consumían para saciar el apetito y evitar la tentación de comer carne, pero desde entonces, se han convertido en todo un símbolo de los días de Cuaresma.

El postre sería la parte menos saludable del menú de Pascua, ya que, generalmente, suelen ser preparaciones con mucho azúcar refinado, harinas blancas y leche o mantequillas de mala calidad. Además, en el caso de los buñuelos, también suelen estar fritos. Pero si sois cocinillas, siempre podéis intentar prepararlos en casa de forma más saludable; en Internet ya hay muchas recetas sin gluten, huevo ni leche.

El roscón de Pascua es el dulce más fácil de preparar en casa de forma más saludable, porque, al fin y al cabo, no deja de ser un pastel. Lo ideal es cambiar la harina blanca de trigo por harinas integrales, como espelta, avena, trigo sarraceno o almendras; sustituir el azúcar por alimentos naturalmente dulces como dátiles, orejones, pasas o frutas como plátano o compota de manzana; y elegir grasas de buena calidad como aceite de oliva virgen extra, aceite de coco virgen, ghee o una mantequilla de buena calidad, ecológica y proveniente de vacas de pasto. A partir de estos ingredientes, ¡ya podemos crear roscones mucho más sanos! Aquí tenéis una receta de mona saludable.

Después, para decorarla, podemos preparar una cobertura con chocolate del 85%, añadir fruta cortada y espolvorear coco rallado o frutos secos troceados. ¡Ah! Y además siempre podemos añadir las plumas y los pollitos que marca la tradición.