Cuando empieza el buen tiempo, a partir de la primavera, llega el sol y, por fin, la vitamina D, pero para algunas personas llegan también las manchas en la piel. Hay temporadas que no nos manchamos tanto, y otras, en cambio, que parece que las manchas se agraven y que se tengan que quedar para siempre. Esto preocupa a muchas mujeres, ya que más del 40% tiene manchas en la piel y una de cada diez valora la posibilidad de seguir un tratamiento de despigmentación.
Las manchas, que técnicamente reciben el nombre de melasmas –los lentigos son las manchas sin componente hormonal, y los melasmas, con componente hormonal–, aparecen por tres factores: la base genética, los estrógenos o hormonas y la luz ultravioleta. El 90% de casos de esta patología son mujeres y, por tanto, los factores hormonales –como los anticonceptivos o los embarazos– la empeoran, porque los estrógenos juegan un papel muy importante. De todas formas, si solo fuera por los estrógenos, tendríamos manchas en el pubis o en los muslos y no es así, ¿verdad? El sol es un factor clave y a menudo ayuda a que el problema se desencadene.
Según nuestro nutricionista Marc Vergés, se puede empezar hidratando la piel con omega-7, que encontramos en las bayas de espino amarillo, en el aceite de macadamia, en el aceite de diente de león, en el aceite de aguacate, en el aceite de granada, en el atún, en el salmón o en las sardinas. Hay suplementos de omega-7 que también pueden servir, ya que, aparte del aceite de espino amarillo, contienen vitaminas E, A y aceites monoinsaturados y poliinsaturados.
¿Y qué hacemos para quitar las manchas?
La dermatóloga integrativa Cristina Zemba advierte –y Vergés está de acuerdo con ella– que, cuando las manchas aparecen por culpa de los rayos ultravioletas, es casi imposible eliminarlas tratándolas desde el interior y hay que aplicar cremas para aclararlas. De hecho, no se eliminan nunca: se aclaran.
“Las manchas de la piel se pueden aclarar pero no eliminar”.
Según la doctora Zemba, las cremas bio a veces se quedan cortas y necesitamos ácidos activos como el ácido azelaico –obtenido a partir del centeno, cebada y trigo– o el ácido kójico –derivado de la fermentación del sake japonés–, que ayudan a inhibir la formación de melanina y aceleran la renovación celular.
El Pycnogenol es un antioxidante potentísimo que se obtiene del extracto de pino francés y que tiene un efecto despigmentante muy potente. Se puede tomar oralmente y, para reforzar su eficacia, combinarlo con una crema hidratante que contenga vitamina C, que ayuda a blanquear y a despigmentar. Es difícil que las cremas naturales puedan tratar los melasmas, pero las personas que quieran un formato lo más natural posible pueden pedir en la farmacia una fórmula magistral de vitamina C, ácido azelaico y crema sin parabenos rica en vitamina C, por ejemplo.
¿Qué componentes deben llevar las cremas despigmentantes?
- Ácido azelaico
- Ácido kójico
- Vitamina C
¿Qué protector solar nos irá bien?
El factor de protección solar (FPS) es el índice que mide la capacidad protectora de un protector solar ante los efectos nocivos de la radiación ultravioleta tipo B (UVB) sobre la piel, e indica el tiempo que la piel puede estar al sol sin ponerse roja ni quemarse.
Pongamos como ejemplo un protector solar con un factor de protección 15. Esto significa que la piel puede estar expuesta a los rayos UVB sin quemarse quince veces más tiempo que sin protección solar. Así pues, una persona que se quema al cabo de diez minutos de estar expuesta al sol, cuando se aplica un fotoprotector de FPS 15, puede estar 150 (10 x 15 = 150 minutos).
Si no pone lo contrario, el factor de protección indica la protección los rayos ultravioletas B, pero a veces aparece una letra adyacente: por ejemplo, “Factor de protección 50 UVB 20 UVA”. Esto indica que la crema protege 50 veces de los UVB, pero solo 20 de los UVA.
Además, en el caso de los melasmas hay un problema añadido: la luz visible, que también mancha. Así pues, el fotoprotector ideal en caso de tener melasmas debe decir: “Fotoprotección UVB, UVA y luz visible”.
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