pimientoEntre la lengua y la nariz se encuentra el punto G del sabor; y el cerebro recibe las sensaciones de placer transmitidas por la lengua. Ésta es la única teoría que sostiene que los alimentos estimulan el deseo sexual, ya que la ciencia asegura que no hay ninguna comida que despierte la libido. De forma que tan afrodisíaco puede ser un buen plato de verdura como el chocolate.

El mejor afrodisíaco es el cerebro. La ciencia argumenta que no hay ningún alimento que estimule la actividad sexual, a pesar de que la literatura, el cine, la leyenda, el saber popular aseguren que sí. “Lo único que hacen los alimentos es aportar nutrientes al cuerpo para rendir en determinadas situaciones físicas, como es el sexo o el deporte”, señala Abel Mariné, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universitat de Barcelona. O sea, “lo único que tiene fundamento es que si hay carencias por una mala alimentación, todas las prestaciones del organismo bajan: las sexuales y también otras”. A partir de aquí, nace la literatura.

Una de las teorías que más se ha mantenido es la de la apariencia de los alimentos: según la forma que tienen, van bien para una parte del cuerpo o para otra. Siguiendo este criterio, las nueces irían bien para el cerebro; las fresas, para el corazón; en cambio, las ostras y las almejas, para el sexo, porque reproducen el sexo femenino. “Cuando se ha intentado buscar la base científica del marisco y el sexo, se ha hablado de su contenido en cinc, metal que se relaciona con la funcionalidad y el número de espermatozoides y con la síntesis de testosterona, y porque si hay déficit hay alteraciones en la maduración sexual”.

¿Sabías que?

Mientras que las investigaciones científicas sostienen que no hay ningún alimento relacionado con el deseo sexual, sí relacionan la pérdida de fertilidad y de capacidad sexual por culpa de los alimentos no bien controlados, que pueden afectar al sistema hormonal de las personas.

Así pues, si según la forma del alimento se activa una parte del cuerpo u otra, los que han querido despertar la sexual han buscado remedios en plátanos, genitales de animales (turmas), verduras (idea sostenida por refranes populares, y, en general, muchas de las verduras que tienen una forma fálica”), tomillo, menta, carne, etc.

El chocolate y el alcohol se merecen dos capítulos aparte. Lo cuenta Abel Mariné: “El chocolate proporciona placer gustativo y energía, que siempre va bien para la actividad sexual, pero no tiene ningún efecto específico”. Y el alcohol es un desinhibidor. “A mí me gusta decir la frase que siempre pronunciaba un profesor mío: «El alcohol inhibe inhibiciones», incluidas las sexuales, pero el exceso provoca los efectos contrarios”. Básicamente, un exceso de alcohol provoca sueño, porque es un depresor del sistema nervioso.

Trinitat Gilbert
Trinitat Gilbert

Periodista

  @trinigilbert