crema antiagingSusana Boulton y Ramon Bravo se conocieron en un curso. Ramon impartía un taller teórico y práctico, de 8 horas, sobre los ingredientes con los que se hacen habitualmente las cremas cosméticas. Las explicaciones acababan con la práctica de enseñar a las alumnas cómo podían hacer su propia cosmética con ingredientes naturales. Susanna Boulton estaba allí como alumna, y aquella sesión le interesó muchísimo, porque ella había trabajado más de 15 años con empresas de cosmética tradicional, de primeras marcas del mercado, y también biológica.

Justo en aquel momento, Susanna se iniciaba como Cosmetic Personal Shopper, por su cuenta, como autónoma. Es decir, había decidido dejar las empresas para las que había trabajado para convertirse en asesora de cosmética personal, pero en la línea biológica, porque como formadora de productos cosméticos «he estudiado las etiquetas perfectamente, y me indignan los ingredientes químicos con los que se hacen, además de sus precios desorbitados». Algunos de los componentes de las cremas que Susanna denuncia son «los parabenos (conservantes); los aceites minerales, derivados del petróleo como la parafina; el amoníaco, que se utiliza como decolorante (altera la pigmentación); los colorantes como el anilidas; las fragancias sintéticas (pueden alterar el sistema hormonal); el aluminio (puede ser irritante; se encuentra también en los desodorantes), y aún hay más«, dice.

Por su parte, Ramon, farmacéutico y naturópata, había pasado por trabajos distintos, como una farmacia, el departamento químico de una empresa de cables eléctricos, la construcción, hasta llegar a la idea de crear su propia línea de cosmética, de nombre Femlebessel. A esta tarea se dedicaba junto con los talleres y las clases como profesor de FP de la asignatura Cosmetología y Análisis Capilar en un instituto de Barcelona. Ahora bien, con la crisis, Ramon había notado el descenso en ventas de su línea de cosmética propia. Buscaba una nueva salida profesional.

Susanna y Ramon congeniaron profesionalmente, porque se dieron cuenta de que, cada uno por su camino, habían derivado hacia la idea de la cosmética personal natural. Juntos pensaron en iniciar una propuesta singular, arriesgada, pero muy «honesta», como aseguran los dos. Se trata de un asesoramiento personal, en casa. Primero, Susanna hace el estudio del tipo de piel de la persona (grasa, mixta, seca, sensible, atópica, acnéica o reactiva), y también explica qué maquillaje bio le puede ir bien. Después, Ramon, partiendo del análisis de Susanna, explica cuáles son los ingredientes que pueden ir bien para crear y aplicarse una crema, pero con la idea de que la persona interesada se la haga sola en casa.

Por ejemplo, si la persona tiene una piel mixta, habrá que elaborar una crema que no contenga demasiado aceite vegetal. Si la tiene seca, sí deberá contener bastante aceite. Y si la tiene grasa, cero. Si se necesita una crema antiarrugas o reafirmante, utilizarán un aceite esencial de Jara.

Todos los ingredientes se pueden comprar en un herbolario, excepto uno, un emulsionante, que se tiene que adquirir en una farmacia. El emulsionante supone un 5 o un 6 % del total, y se necesita para que el aceite y el agua, además de los otros componentes naturales, se junten. «Este porcentaje, pequeño, es el que permiten también las cremas bios, por lo que con la nuestra pasa igual», dice Ramon. Además, la cosmética es tan personalizada, que los aromas se eligen o se rechazan según los gustos de cada uno. Si alguien le gusta más sentir el olor de la granada, por ejemplo, lo añadirán.

Aparte de encontrar una salida profesional innovadora, Susanna y Ramon quieren demostrar que todo el mundo es capaz de hacer su propia cosmética, sana, y a un precio muy ajustado. Tal como se hacía antiguamente. Cuidar las arrugas no debe ser una cuestión de ricos, sino de sabiduría natural. ¡Ah! Y también del hecho de tener una batidora casera a mano, porque ambos elaboran las cremas cosméticas con una batidora. «Ahora estamos a punto de adquirir una máquina alemana que también hace el mismo proceso, pero hasta ahora lo hemos hecho con el utensilio tradicional de cocina, y el resultado es perfecto», afirman.

Trinitat Gilbert
Trinitat Gilbert

Periodista

  @trinigilbert