Plato principal | Montse Vallory, Jordina Casademunt
La combinación de la alcachofa con el trigo sarraceno hace de este plato una alternativa excelente para depurar el organismo.
Esta es una receta de cocción base del trigo sarraceno que admite múltiples variantes. Se puede mezclar el trigo sarraceno con cualquier verdura cortada pequeña y salteada, especialmente las dulces como cebolla, zanahoria, calabaza… Se puede enriquecer el plato con piñones o avellanas, lentejas cocidas, salmón fumado ecológico…
Se deben elegir las alcachofas más fuertes, bien apiñadas. Con los tronchos se puede preparar un depurativo hepático: pelar los tronchos y poner en una olla con agua. Hervir 20 minutos, colar y beber el caldo amargo.
El trigo sarraceno es un grano calorífico, reforzante y nutritivo, idóneo para el otoño y el invierno. Cuando se tuesta, se vuelve más alcalinizante y calienta más. Durante las estaciones menos frías, mejor no tostarlo mucho o nada. No es recomendable para las personas que tienen signos de calor (cara y lengua muy roja, mucha sed, fiebre alta…).
La combinación de la alcachofa con el trigo sarraceno hace de este plato una excelente alternativa para ayudar a depurar el organismo. Es ideal para las personas que notan que necesitan una depuración y que tienden a tener problemas de circulación, ya que el trigo sarraceno es un grano muy rico en rutina, un bioflavonoide que tiene una importante acción reforzadora en los capilares y venas y que favorece la circulación de las extremidades. También se ha visto que ayuda a limpiar el intestino de las toxinas acumuladas. Destaca porque es un alimento sin gluten, ideal para los celíacos, y también porque contiene bastante hierro y vitaminas del grupo B. La alcachofa, por su parte, ayuda a depurar el hígado.