madre e hijaPorque las golosinas son azúcares, básicamente. Cuando se toman en exceso, el intestino delgado es incapaz de absorberlos; entonces “pasan al intestino grueso, y se contaminan con los gérmenes, que a su turno se aprovechan de ello y acaban provocando gases y sobre todo molestias”, cuenta el doctor Vicente Varea Calderón, jefe de la sección de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.

En general, los empachos, provocados por un mal uso de los alimentos, derivan en malestares digestivos. Es lo que pasa también con el abuso de grasas. “Si el niño se toma dos o tres platos de cocido, por ejemplo, puede aparecer una pancreatitis súbita, porque la ingesta excesiva estimula bruscamente el páncreas, y puede derivar, en consecuencia, en una inflamación aguda por culpa del exceso de grasa”, continúa el doctor Varea.

Remedios contra los empachos

Os habéis pasado comiendo, ya sea golosinas o platos con mucha grasa. ¿Qué podéis hacer para depurar? Varios nutricionistas y dietistas recomiendan un caldo hecho con verduras ecológicas, como col, perejil, algas kombu, zanahorias y cebolla antes de cada comida. Si se prefiere una infusión, también se puede optar para mezclar bardana, zarzaparrilla, boldo, cardo mariano y diente de león, a partes iguales.

Por su parte, Josefina Llargués, autora del libro La Filomena llaminera, señala que las golosinas contienen cantidades muy elevadas de azúcar refinado, que es un producto “desvitalizado, que aporta calorías vacías, engorda y no alimenta”. Además, favorece la caries dental y también “hace disminuir las defensas y puede dificultar la concentración”.

Una golosina está formada por hidratos de carbono simples, es decir, glucosa, sacarosa y fructosa, además de muchos aditivos, colorantes y saborizantes, que “tienen como función básica hacer más atractivo el producto, mejorar las propiedades organolépticas y dar consistencia”.

Ahora bien, ya se sabe que los niños son niños, y que las golosinas les gustan mucho, ni que sea porque ven que los compañeros de la clase toman. Pues hay alternativas sanas, como las golosinas hechas con jarabe de agave, melazas de cereales o concentrados de frutas, libres de aditivos y colorantes artificiales.

De todas formas, remarca la dietista y nutricionista Llargués, tanto unas como otras deben ser algo puntual o esporádico. “Que coman de vez en cuando, porque la prohibición puede hacer aumentar el deseo de consumir”, pero “priorizad la comida de cada día, porque una golosina natural también puede ser la fruta fresca”. ¿Por qué no?

Trinitat Gilbert
Trinitat Gilbert

Periodista

  @trinigilbert