Fotos: Pau Esculies. Cocina: Montse Vallory
Si tomamos la materia prima de algunas de estas leches como, por ejemplo, el sésamo, sabemos, tal y como nos cuenta la nutricionista Lucía Redondo, que con una cucharada de semillas de sésamo trituradas cubrimos las necesidades diarias de calcio. Por ello, aunque se reduzca la cantidad, la bebida de sésamo es una muy buena opción. En cambio, si optamos por una bebida vegetal como la de avena, la de arroz o la de soja es interesante que estén enriquecida con calcio y que este calcio sea de origen vegetal, es decir, que provenga de las algas marinas calcáreas, que, como el agua de mar, son muy ricas en minerales esenciales. El alga suele ser Lithothamnium calcareum, que se encuentra en el mar Mediterráneo, en la costa atlántica y el mar del Norte y que tiene un 36% de calcio, además de magnesio y más de 32 oligoelementos, vitaminas, fitohormonas y aminoácidos.
Para asegurar un buen aporte de calcio, podemos complementar la dieta con sésamo crudo o tahina, que es la crema de sésamo que podemos añadir a las tostadas por la mañana con chía por encima o en cualquier hummus que elaboremos.
Hemos hablado de un mineral: el calcio. En cuanto a las vitaminas, las bebidas vegetales están sobre todo enriquecidas con vitamina D, imprescindible para el equilibrio mineral del organismo, para mantener la presión arterial, el sistema inmunitario y clave para la prevención de enfermedades como el cáncer. Y a menudo es la D3, la que fabrica la piel cuando está expuesta al sol y que encontramos también en los pescados azules.
La vitamina B12 es la otra estrella de las vitaminas que se añaden a las bebidas vegetales, ya que es imprescindible para mantener el sistema nervioso, y para que los glóbulos rojos maduren como es debido.
En la revista ETSNen 2, el reportaje central, escrito por Lucía Redondo, está dedicado a evaluar si los niños necesitan leche y a citar alternativas fáciles de alimentación para obtener el calcio diario recomendado.
