La Navidad es un día de reunión familiar y comida, ¡mucha comida! De hecho, para mucha gente suele ser un día bastante estresante, porque tiene que hacer la comida para toda la familia y eso supone mucho tiempo en la cocina. Hay que preparar una buena olla de caldo, las verduras, el cocido y un segundo plato que, en función de cada familia, puede ser carne, pescado o una opción vegetariana. Además, si queréis postres más saludables, seguro que también tenéis pensado preparar algún dulce sano. Con todo ello, ¡es inevitable pasar muchas horas entre fogones!
¿Cómo podemos planificar esta comida sin estrés?
Os damos 6 consejos clave:
- Planificad con tiempo la lista de la compra y reservad en la agenda qué días comenzaréis a preparar cada plato. Es importante tener claro qué momentos de la semana destinaremos a preparar cada elaboración, ya que, si sabemos que tenemos ciertos espacios reservados, estaremos más relajados y tranquilos. ¡La sensación de no saber cuándo se tendrá tiempo para cocinar es la peor! Y la que genera más estrés.
- Cocinad con bastante antelación. Si hacéis una buena planificación, podéis dejar listas muchas preparaciones o bases, y el día de Navidad os ahorraréis mucho tiempo en la cocina. Las salsas, cremas y algunos aperitivos se pueden guardar durante 3-4 días en la nevera, o más tiempo si podéis envasarlos al vacío. Los postres también pueden prepararse con bastantes días de antelación, especialmente los turrones, bombones o polvorones; si hacéis fruta, es mejor prepararla el mismo día.
- Repartid las tareas entre todos los miembros de la familia. Todo el mundo, tanto mayores como pequeños, puede contribuir a los trabajos que hay que hacer antes y durante el día de Navidad: ir a comprar, preparar diferentes elaboraciones, poner la mesa, cortar turrones, ocuparse del lavavajillas… ¡No lo hagáis todo vosotros! Saber que hay más manos para trabajar hace que el día sea menos estresante.
- Quitaros trabajo de encima con el caldo de Navidad de Aneto. Si sabéis que no tendréis tiempo para hacerlo todo, apostad por comprar caldos de buena calidad, sin conservantes, azúcares ni otros aditivos añadidos. El caldo de Navidad de Aneto es una gran alternativa, ya que mantiene todo el sabor de un buen caldo casero. Está hecho con costilla de cerdo, gallina, zanahoria, puerro, garbanzos, ajo, codillo de ternera, jamón ibérico, cebollas, repollo, apio, patata y sal marina. No tiene gluten, lácteos ni huevo y está preparado a fuego lento durante tres horas, como siempre se ha hecho. Sorprenderéis a toda la familia con el mejor sabor y sin tener que estresaros ni pasar mucho tiempo en la cocina.
- Reaprovechad las sobras. Sabemos que la Navidad es una época en que, a veces, nos excedemos un poco con la cantidad de comida. Pero, ¡no tiréis nada! Pensad que todo se merece una segunda oportunidad. Y, de hecho, no os ha pasado muchas veces que un plato estaba más rico al día siguiente? El caldo mismo está delicioso y se puede reaprovechar e incluirlo en otras preparaciones como estofados, cremas de verduras o incluso para cocinar los cereales y legumbres y darles un saborcillo especial. Con la carne y sobras de verduras del caldo podéis hacer unas croquetas caseras. La fiesta está asegurada.
- No perdáis la cabeza con las cantidades. A menudo, cuando sabemos que tendremos invitados en casa, tendemos a preparar más comida de la necesaria. Además de los platos principales, nos enredamos a preparar aperitivos variados, diferentes tipos de postres… pero, en realidad, ¡no es necesario! Que haya más platos no implica que la comida de Navidad tenga más éxito. Por tanto, no os agobiéis preparando más platos de los que hacen falta.
Aplicad estos consejos y descubrid cómo pasar unas fiestas tranquilas y sin ansiedad.
Si optáis por comprar un caldo de Navidad, os proponemos hacer un experimento: poned a prueba a los más comidistas de la familia. No se lo contéis a nadie y a ver si alguno descubre el truco. Seguro que más de uno cae en la “trampa”.
¡Felices fiestas!