La zanahoria debería ser un ingrediente prioritario en los refrescos de verano. Su betacaroteno, precursor de la vitamina A, es el responsable de asegurarnos un buen mantenimiento de la piel y de la visión, un óptimo crecimiento óseo, un sistema inmunitario fuerte, una elevada capacidad antioxidante para enfrentarnos a enfermedades relacionadas con el envejecimiento celular, etc. La carencia de vitamina A puede provocar ceguera nocturna, alteraciones de piel y mucosas e infecciones, con más frecuencia. Para evitarlo, tenemos que aprovechar la temporada de primavera-verano, ya que es esencial que nos dé el sol, pero antes la piel deberá estar muy protegida y, por lo tanto, muy nutrida con vitamina A. Comer zanahoria y tomar el sol es la mejor combinación para beneficiarse de las propiedades que ambos ofrecen. Así que, en verano tenemos que buscar bebidas que la contengan.
¿Caldo de zanahoria en vez de zumo o batido?
Tradicionalmente, el caldo, sobre todo el de asado, se ha usado para la sopa de galets catalana o para elaborar arroces y cremas. Ahora, el caldo también es un alimento funcional que quiere ser un plato completo y ligero al mismo tiempo.
A diferencia de las cremas, los caldos son más líquidos; esto quiere decir que, de todos los vegetales que se han hervido tres horas a fuego suave, una tercera parte se tritura y el resto se filtra. En cuanto a los caldos producidos para aportar salud y no sobrecargar el organismo, existe otra diferencia importante: la cantidad de aceite y de sal empleada.
El nuevo caldo de zanahoria ecológico de Aneto ha querido compaginar estas técnicas y proporciones para ofrecer un caldo que, frío o caliente, puede tomarse entre horas para hidratar y saciar o bien, hacer de entrante de una comida cualquiera. La gran diferencia entre este caldo y los típicos zumos y batidos es que estos últimos presentan los vegetales crudos, lo que puede resultar indigesto para algunas personas con poca fuerza digestiva. El caldo de zanahoria ecológico de Aneto ha sido sometido al efecto de la temperatura, aumentando la digestibilidad y la biodisponibilidad del betacaroteno contenido en la zanahoria. Además, como no se tira el agua de cocción, todos los nutrientes hidrosolubles que migran de los vegetales al agua, se usan, manteniendo el 100% del valor nutricional en el producto final.
Con una voluntad explícita para seguir con el objetivo de los últimos años, en que se apuesta claramente por una alimentación saludable, el de zanahoria sigue la línea del caldo depurativo de alcachofas, y con los dos se quiere abrir esta categoría de caldos funcionales, llenos de nutrientes y sin grasas, y que, fríos o calientes, han encontrado un camino bastante exclusivo en el mundo saludable. Es un caldo que se asemeja al zumo, pero no se ha filtrado la fibra. Tanto el de zanahoria como el de alcachofas son bajos en sodio y en calorías y por eso se los considera óptimos para incluir en todas las dietas depurativas que son tan habituales durante estos meses previos a la llegada del verano, el buen tiempo y la operación bikini.
Además, retirando buena parte del aceite y la sal de la receta de antes se ha conseguido que sea tan ligero que está teniendo muy buena recepción. Su textura permite que el caldo sea fácilmente bebido y que a la vez tenga efecto saciante sin que pese en el estómago como sucede con muchas cremas densas que se comen en España.
El caldo se puede encontrar en formato brik para tener en casa o en el trabajo. Ahora sólo falta que lo tengan en bares y cafeterías. Ojalá el mundo de la restauración acabe incorporando enfriadores del mismo modo que tienen dispensadores de granizados u horchatas. Seguro que, si el consumidor lo pide, cómo ha pasado con las bebidas vegetales, se podrá dar un paso más allá.