Alcachofa

Foto: Pau Esculies. Receta: Montse Vallory

Ocupa un lugar destacado en las dietas dirigidas a personas que quieren adelgazar, ya que contiene menos de un 1% de grasa y aporta unas 20 calorías por cada 100 gramos; su valor calórico es casi insignificante. Contiene fibras vegetales que resultan ideales para controlar el apetito y absorber el agua del estómago, y darnos así una sensación de saciedad.  

La alcachofa ayuda a perder peso, sí, pero además…

La fibra que contiene ayuda a eliminar el exceso de grasa, a controlar el apetito, regula el tránsito intestinal, previene el estreñimiento y mejora las diarreas. Tiene propiedades diuréticas, por lo que ayuda en caso de retención de líquidos, que favorece situaciones de reumatismo, hipertensión arterial, piedras en los riñones, ácido úrico, inflamación durante el ciclo premenstrual… Reduce los triglicéridos en sangre, función realmente valiosa para combatir el colesterol “malo” y aumenta el HDL, el considerado como “bueno”.

Para problemas digestivos, ¡la alcachofa es clave!

Es una gran aliada cuando hay problemas digestivos y metabólicos, gracias a la fibra soluble que aporta. De esta manera:

  • Disminuye la acidez de estómago
  • Elimina el flujo de la bilis
  • Reduce dolores, distinciones y molestias que pueda haber.

En la cocina

La alcachofa es muy versátil en la cocina y se puede comer como plato principal, como acompañamiento o en forma de caldo para beber, ya que ayuda a limpiar y es bueno tanto frío como caliente. Además, el caldo de alcachofas de Aneto no contiene sal y está elaborado con ingredientes frescos y naturales cocidos directamente en la olla. Por eso se puede encontrar en tiendas dietéticas y ecológicas.