No es nada fácil comer bien cuando uno va de turista. La ignorancia de por dónde nos movemos, los desequilibrios de no estar en casa, alimentos poco comunes que nos juegan una mala digestión, prisas, alergias, prejuicios y ¡tachán!… Londres, que, precisamente, no sería el paradigma de la cocina de prestigio a nivel internacional.
Es cierto que la gastronomía británica quizás no sea una potencia mundial como la española, francesa, italiana o la catalana -si me permite, el lector. Sin embargo, es injusto negar su identidad a base de una cultura propia -fish and chips, meat pies, Sunday roasts…- y de la influencia de otras nacionalidades asentadas en el país. En nada, se pasa del falafel, ramen, cuscús o pollo tikka masala en cuestión de yardas.
Por suerte, los vegetarianos también tienen su sitio en Londres. Es habitual topar con mercados orgánicos en plena ciudad con el producto local como estrella –Borough Market, Covent Garden, Brixton, Broadway Market o Chapel Market, entre muchos-, mercados ambulantes en mil rincones y establecimientos especializados como Planet Organic.
Las alternativas en lugares fijos también están a la vuelta de la esquina. Es el caso de Tibits, un restaurante vegetariano en plan fast food. Se encuentra en una calle peatonal colindante con Regent Street, una de las arterias comerciales de Londres. Es fácil dejarse caer por la zona con motivo de compras o en un clásico paseo por Piccadilly Circus o Oxford Street.
Es curiosa la historia de Tibits, que cuenta con siete establecimientos en Suiza y un único fuera del país alpino, precisamente en Londres. Todo empezó gracias a la inquietud de tres hermanos que se animaron a crear un espacio para comer vegetariano en modo comida rápida. Ninguno de ellos tenía un perfil en restauración, con lo que se dejaron aconsejar por la familia Hiltl, que da nombre al primer vegetariano según acredita el libro Guiness de los récords.
Aquí, el concepto “comida rápida” no pone para nada en entredicho la calidad del género. Los productos se cocinan al momento y tienen una marcada procedencia local. El cliente es libre de pedir para llevar o quedarse y comer solo o en buena compañía. “Lo mejor de Tibits es que puedes comer algo rápido de acuerdo con tus necesidades sin sentirte fuera de lugar, o en compañía y desinhibirte con vino y cócteles”, tal y como declara Kaye Holland, una de las relaciones públicas del local.
El funcionamiento es muy simple. Una mesa enorme acumula todas las ofertas del buffet, ya sean frías o calientes: ensaladas, brotes, tofu, seitán, vegetales, empanadas de verduras, hummus, tempeh, quinoa, pasta integrales, legumbres y un largo surtido de postres en forma de pasteles y frutas.
El cliente se llena el plato al gusto y una báscula dicta la sentencia del precio del plato. Un plato cargado generosamente estará sobre las diez libras. Se puede repetir cumpliendo el protocolo de pasar por caja. Es más que aconsejable llevarse también uno de los zumos recién hechos. Todas las mesas tienen uno distinto, aunque también hay opciones de vinos y pintas de cerveza locales.
A modo de sugerencia, el manager del local, Edmund Farrow recomienda, como “bestsellers” -dice-, la ensalada de legumbres secas, la limonada de jengibre o el zumo de tuttifrutti, que se exprime varias veces al día”.
Preguntado sobre el origen del producto, Farrow comenta “que la oferta es siempre de temporada, de manera que no encontrarás espárragos en invierno, por ejemplo”. En cuanto a productos específicos, el tofu viene de una empresa pequeña de Londres, la cerveza es orgánica e inglesa y los vegetales y frutas son de Covent Garden Market (Londres).
El menú en Tibits
En cuanto a la elección para la cena, optamos por un risotto de arroz integral, empanada de puerros, zanahorias a la brasa, hummus y dos bolas de falafel. Ah, y un zumo tuttifrutti, a tenor de la recomendación del personal. Todo es notable, el risotto es quizás algo oleoso pero se atenúa con la mezcla variada del plato. Por supuesto, pasamos por caja de nuevo y repetimos de empanada de puerros. El hojaldre es muy suave y cede el protagonismo al puerro. Por último, nos dejamos llevar de nuevo por las sugerencias y no nos marchamos sin hundir la cuchara en el tiramisú marca de la casa y del que nos filtran los ingredientes -crema de leche, nata, vainilla, galletas, café espresso y un chorrito de jarabe de amaretto-.
“Clientela comprometida”
En cuanto a la clientela, la mayoría es gente joven y algún que otro turista que llega con la guía en la mano. Por lo general, Tibits se caracteriza por “un público leal como jóvenes empleados de la zona comprometidos con la filosofía de pagar por lo que comes. Además, también se atrae a un público vegetariano, vegano y concienciado con la comida sana que busca un lugar con estilo en el centro de Londres”, añade la relaciones públicas del local.
Por su lado, el manager de Tibits incluye en este grupo a “los turistas suizos que ya conocen la marca en su país. Además, atraemos a un público internacional que pasea por la zona de Regent Street y a gente de América Latina que está más acostumbrada a la filosofía de pagar por el peso del plato”.
Por último, existe también un perfil de cliente que consume carne, pero al cual también le gusta visitar Tibits alguna vez por semana para gozar de un día sin por su salud personal y por la del planeta. En este sentido, Tibits ha decidido lanzar un menú vegano para cada jueves de la semana.
A continuación, os ofrecemos una receta de Tibits en exclusiva para nuestros lectores de Soy Como Como.
Tiramisú de piña y coco
– Desde la cocina del Tibits, nos enseñan a preparar una de las últimas ofertas de la carta de menús.
– Disfruta de un tiramisú de fruta fresca ideal para la temporada de primavera y verano.
– Consejo: preparar el tiramisú con un día de antelación para conseguir unos melindros más suaves y húmedos.
– Podéis consultar más receta de Tibits en su recetario, aquí.
Ingredientes
- 100 gr. melindros
- 100 ml. de leche de coco
- 160 gr. de piña
- 3 cucharadas de azúcar de caña
- 250 gr. de mascarpone
- 50 ml. de crema de leche
- 5 cucharadas de azúcar de caña
- 1 vaina de vainilla bourbon
- 1 cucharada de cacao en polvo
Elaboración
- Poner los melindros sobre el fondo de la fuente (en este caso de 17×22 cm) y verter la leche de coco por encima.
- Cortar la piña en dados de 1,5 cm y mezclar bien con el azúcar. Extender de manera uniforme sobre los melindros.
- Raspar la pulpa de vainilla. Mezclar el mascarpone, la crema de leche, el azúcar y la pulpa de vainilla en un tazón frío, preferiblemente de acero inoxidable, hasta que la mezcla coja una textura suave y esponjosa. Extender uniformemente sobre la piña.
- Refrigerar por lo menos 4 horas y servirlo con cacao en polvo espolvoreado por encima de la superficie.
Fotografías: Tibits.