“Alcanzamos la libertad mediante la simplicidad” dice Satish Kumar en su libro La simplicidad elegante. Según él, para lograr la libertad a través de una vida de simplicidad es importante prestar atención a tres ámbitos de la existencia: la Tierra, el alma y la sociedad. De todas formas, vivir simplemente no es algo sencillo; muchas veces nos complicamos la vida pensando en lo que pudo ser y no fue o en lo que será y todavía no es. En cuanto a la dieta, en muchas ocasiones y sin darnos cuenta, nos empeñamos en seguir dietas de gurús que parecen infalibles y casi nos obsesionamos en imitar consejos que se ponen de moda en lugar de aprender a escuchar a nuestro cuerpo y saber simplemente qué es lo que más nos conviene.
Empecemos por una alimentación acorde con cada estación, basada en ingredientes sencillos y cocinados de forma simple y es probable que nos sorprenda con resultados deliciosos e incluso elegantes.
Diría que la judía verde es una de las verduras más utilizadas en casi todas las casas; un básico, vamos. Cuando pregunto a mis pacientes qué verduras consumen, casi siempre está y casi siempre va acompañada de patata (un poco para camuflarla, ¡creo!), y muchas veces excesivamente cocida. Aunque es cierto que esta verdura la encontramos a lo largo de todo el año, su temporada natural va desde el mes de mayo hasta octubre. Así pues, he aprovechado las últimas frescas de la estación para despedirme de esta verdura tan universal y muchas veces tan poco valorada, con una receta de sabor intenso y sin camuflajes.
En cuanto a sus propiedades nutricionales, cabe destacar el potasio, que las judías contienen en cantidades elevadas, y el potasio, que está presente en niveles bajos, lo que nos puede ayudar a regular los líquidos del organismo. Además, son una importante fuente de vitamina C, un potente antioxidante capaz de neutralizar radicales libres y prevenir el envejecimiento celular. Gracias a su contenido en fibra soluble, son una buena opción para regular los niveles de colesterol, así como mejorar el tránsito intestinal. Escoged las más firmes –al doblarlas se rompen fácilmente– y con un color vivo y brillante y, sobre todo, consumidlas lo antes posible. Si las cocéis al dente, seguro que su sabor suave con un toque dulzón os sorprenderá. Para esta receta, las he escaldado (blanqueado) y después las he salteado en ghee de cabra. He añadido un toque crujiente con almendras laminadas y tostadas y las he acompañado de una deliciosa y cremosa salsa de yogurt de oveja. Estarán listas para acompañar los mejores platos o para lucir por sí solas, con simplicidad elegante.
Receta de judías tiernas
Ingredientes (unas 4 raciones)
- 400 g de judías verdes redondas despuntadas
- 50 g de almendras laminadas
- Ghee (de cabra, si lo encontráis, o aceite de coco)
Ingredientes para la salsa de yogur:
- 50 ml de yogur natural de oveja
- 1 diente de ajo pequeño machacado
- 2 c.s. de aceite de aceite de oliva
- 1/2 c.s. de vinagre de manzana
- 1 c.p. de mostaza
- Hojas de menta fresca picadas (opcional)
Para decorar:
- Escamas de sal marina
- Copos de cayena
- Pimienta recién molida
Preparación:
- Lavar y despuntar las judías. Hervir en una olla sin tapar, con agua abundante y sal marina durante unos 3 minutos. Retirar con una espumadera y enfriar rápidamente en un bol con agua fría. Escurrir, secar bien con un trapo y reservar.
- Calentar el ghee en una sartén y saltear las judías. Mover la sartén para que se hagan por todos lados hasta que vayan cogiendo color.
- Escurrir el exceso de aceite en papel absorbente y, en la misma sartén, saltear la almendra laminada con cuidado para que no se queme.
- Servir las judías y espolvorear con un poco de escamas de sal, una pizca de cayena y la almendra laminada. Acompañar con la salsa (que simplemente se prepara mezclando los ingredientes).
Que lo disfrutéis,
¡Mucha salud!
almen