El estante de las galletas de los supermercados es uno de los más extensos. Hay padres que aseguran que si no van con una idea fija, se pierden. Les pasa a los que buscan galletas sin chocolate porque, según dicen ellos, casi no encuentran ninguna. También les pasa a los padres que buscan galletas que no hagan referencia a ningún dibujo animado, a ningún anuncio de televisión, o bien que no contengan cromos, adhesivos… en fin, promociones que atraigan más que el producto en sí. «Yo tengo un hijo de quince años, y desde entonces busco galletas que sean buenas», dice Gloria Sabaté, propietaria de la tienda Antiagingshop de Barcelona y de los Laboratorios Sabaté.

Ella misma alerta de los ingredientes de las galletas que encontramos en los supermercados: «para empezar, ponen un montón de E, lo que significa que contienen muchos aditivos químicos. Y para continuar, están hechas con grasas saturadas, aunque quizá no lo pongan con estas mismas palabras, sino que dirán «aceite vegetal parcialmente hidrogenado». Esto significa grasa saturada, hecho con un aceite de bajo coste, como por ejemplo de coco, palma o girasol».

Y las galletas podrían estar hechas con otros ingredientes. Una alternativa a todos estos productos podrían ser antioxidantes como la vitamina C o E, grasas poliinsaturadas o monoinsaturadas (aceite de oliva), harinas de trigo de kamut, jarabe de arroz (en vez de azúcares), aromas naturales. Estas alternativas existen en el mercado, y son galletas que se pueden conservar tanto tiempo como las primeras, pero son las que Gloria Sabaté comenta que son difíciles de encontrar.

Julio Basulto es dietista nutricionista y alerta también de los ingredientes de las galletas habituales. «Un 20 % de sus ingredientes es materia grasa, concretamente grasa saturada, con riesgo cardiovascular. También contienen una gran cantidad de azúcares y otro porcentaje importante de sodio». Estos tres componentes, grasas saturadas, azúcares y sal, «son fatídicos para la población infantil de España», porque la obesidad infantil es una de las preocupaciones mundiales. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa España en la tercera posición en obesidad infantil, después del Reino Unido y EE.UU. «Y esto es así porque los niños ingieren una gran cantidad de galletas, junto con un exceso de lácteos y carnes, que son los tres alimentos que más grasas saturadas contienen».

El caso es que las galletas están sustituyendo la pieza de fruta de la merienda o la del desayuno, y el cambio es fraudulento. Lo explica el dietista: «Para igualar la cantidad de grasa saturada que contiene 5 galletas María, los niños deberían comer 27 plátanos. Para igualar la cantidad de sodio que contienen 5 galletas, los pequeños deberían ingerir 85 plátanos».

Por su parte, el médico Joan Vidal-Jové señala otros inconvenientes de la ingesta poco controlada de galletas. «Como contienen trazas de alimentos de otros productos, o cereales que no se adaptan a la mucosa intestinal, pueden generar niños con intolerancias al gluten y también problemas en la piel, como la atopia, o pequeñas alergias que solo mejorarán cuando el niño cambie su alimentación». El médico Vidal-Jové es contundente en sus afirmaciones: «Las galletas son un producto industrial, químico, de natural no tienen nada. Es más, algunos de los aromatizantes o colorantes que contienen son adictivos, es decir, que hacen que no tengas suficiente con comerte una, porque la adicción te hace repetir».

Por todos estos motivos, dietistas y médicos recomiendan que las galletas sean una comida ocasional y no habitual ni periódica. «Y, a ser posible, que sean caseras, que las familias puedan hacer en casa con los cuatro ingredientes que son suficientes para hacerlas», concluye el médico Vidal-Jové. Ya lo dijo el Monstruo de las Galletas hace años: «La ingesta de galletas debe ser ocasional».

Trinitat Gilbert
Trinitat Gilbert

Periodista

  @trinigilbert