- Que toda enfermedad comienza en el intestino, como decía Hipócrates. Y es que en el intestino tenemos quinientos millones de terminaciones nerviosas, el 95% de la serotonina, más del 70% de las células inmunitarias y, en general, el cuerpo está “hecho” de bacterias y no solo de células. De hecho, el organismo tiene diez veces más bacterias que células.
- Que la dieta debe ser mucho más variada. Si tenemos cien billones de bacterias, ¿cómo las alimentaremos si comemos siempre los mismos platos e ingredientes? El déficit de varias familias bacterianas favorece que se implanten patógenos; esto provoca disfunciones y patologías, a veces crónicas.
- Que no solo tenemos que tomar probióticos cuando tomamos antibióticos. Los probióticos son una solución de salud que refuerzan la microbiota y aumentan las defensas. Hay muchos factores que, a diario, pueden desequilibrar la microbiota –alimentación desequilibrada, estrés, medicamentos…– y causar trastornos funcionales como el síndrome del intestino irritable y patologías crónicas como obesidad, diabetes, asma, enfermedad de Crohn o artritis, entre otras.
- Que la alteración del tránsito intestinal (estreñimiento, diarrea, alternancia) nos habla de disbiosis intestinal, la cual puede desencadenar el síndrome de intestino irritable (dolor abdominal fuerte y recurrente) u otras patologías como una colitis ulcerosa o una gastritis.
- Que la falta de magnesio puede generar ansiedad, irritabilidad, cansancio, miedo, dolor de cabeza, depresión, pérdida de memoria, distensión abdominal, trastornos del sueño, vértigos o taquicardia, entre otros, ya que participa en muchas rutas metabólicas del organismo.
- Que el magnesio está casi todo dentro de las células, y que el estrés hace que salga y que lo perdamos a través de la orina.
- Si aumentamos el magnesio (tomando suplementos) mejoraremos la gestión del estrés, la ansiedad, el cansancio y el insomnio y la microbiota nos lo agradecerá. Pensemos que el estrés afecta al intestino y que los desequilibrios intestinales afectan al sistema nervioso. La microbiota sintetiza neurotransmisores igual que los neurotransmisores del primer cerebro y cumplen funciones tan importantes como este.