¿Os apetece hacer cambios en vuestro estilo de vida y alimentación, pero tenéis tanta información que no sabéis por dónde empezar? ¿Tenéis poco tiempo para cocinar, pero queréis comer más saludable? ¿Tenéis la sensación de que cuidaros y comer bien es demasiado complicado? Pues mejorar la salud a través de la alimentación y un estilo de vida saludable es mucho más fácil de lo que parece; todo es cuestión de empezar a hacer cambios poco a poco y de incorporar pequeños detalles que, a la larga, son los que marcan la diferencia.
Un organismo sano es el que tiene un pH de la sangre alcalino (lo contrario de la acidez) y libre de toxinas. Es importante, pues, incorporar hábitos que ayuden a alcalinizar la sangre, desintoxicar, depurar, a no generar más residuo tóxico dentro del cuerpo y también, y muy importante, que tengan cuidado del cuerpo emocional, mental y espiritual. No importa la dieta –vegetariana, macrobiótica, crudivegana, omnívora, flexitariana, paleo…–, incorporar los hábitos que encontraréis a continuación os hará, sin duda, unas personas más saludables. Son tan efectivos que, si los seguís, experimentaréis beneficios inmediatos y os darán el empujón y la guía para continuar.
Empezar el día con una buena rutina
Iniciar la jornada cuidando el cuerpo y el bienestar permite continuar el día alineado con este propósito. Es necesario que cada uno encuentre la rutina matutina saludable que le guste para disfrutarla, como podría ser ésta:
– Hacer una limpieza de boca para eliminar las toxinas que se acumulan en la lengua. Solo hace falta un limpiador de lengua (se puede encontrar en Biospace), y cada mañana, al levantarse, pasar el limpiador por la lengua sin apretar hasta que ya no aparezca ningún residuo blanco (las toxinas). Aquí hay un vídeo que muestra cómo se hace.
– Tomar un vaso de agua a temperatura ambiente en ayunas. Hidratarse después del ayuno de la noche en lugar de empezar con una comida sólida y consistente es importantísimo, ya que el cuerpo debe recibir alimento sólido poco a poco.
– Limpiar el cuerpo en seco con un cepillo (se puede encontrar en Biospace). Es una rutina que mejora la circulación sanguínea y la eliminación de toxinas, así que permite expulsar los tóxicos del cuerpo más rápidamente. Tener el cuerpo libre de toxinas es sinónimo de salud y el punto de partida para empezar un estilo de vida más saludable.
– Beber un vaso de agua tibia con el zumo de medio limón o uno entero (no pongáis el limón cuando el agua esté caliente para no matar a la vitamina C; un truco es añadir agua a temperatura ambiente al agua caliente y, después, el zumo de limón).
– Hacer una ducha de contraste (agua fría-agua caliente) es una buena manera de aumentar la respuesta inmune del cuerpo, la circulación linfática y sanguínea, y de estimular el sistema nervioso. Un sistema inmunitario sano es vital para poder luchar contra las toxinas, los virus, y alejarse de las enfermedades.
– Preparar un zumo o batido verde, o bien una crema de cereales y una taza de miso, por ejemplo. Leed este artículo sobre los zumos y los batidos verdes y experimentad hasta que encontréis los que más os gusten y se ajusten a vuestras necesidades.
Cenar ligero y pronto, con verdura y sin carne
Cenar mucho a las diez de la noche debe empezar a formar parte del pasado o debe ser un hecho puntual, porque tiene efectos negativos como: poca energía a la mañana siguiente y, por lo tanto, necesidad de café y de dulce durante el día; bloqueo e inflamación del hígado y, por consiguiente, un organismo intoxicado, ácido y propenso a enfermar; acumulación de grasa, porque a partir de esta hora ya no se queman las calorías ingeridas; problemas para dormir y descansar bien y, por lo tanto, para reparar las células, por lo que hay un rendimiento mental y físico bajo; tendencia al estreñimiento porque no se sigue el reloj biológico y tampoco se deja que el hígado realice por la noche las funciones de desintoxicación como decidir qué se queda y qué elimina; y, encima, como ya es tarde, o bien se llega a la hora de cenar con demasiado hambre o bien se hacen meriendas inapropiadas buscando energía para aguantar hasta el momento de poder cenar. Es mejor que, si a las siete de la tarde tenéis hambre, lo aprovechéis para cenar y, si luego tenéis un poco de hambre, comáis alguna manzana o calabaza al horno, por ejemplo, que son fáciles de digerir y además os relajará. No es aconsejable consumir carne por la noche porque es difícil de digerir, no tiene fibra, genera mucho residuo tóxico y acidifica el organismo. En la sección “Qué ceno”, podéis encontrar ideas de recetas ligeras, a base de verdura y 100% saludables.
Mover el cuerpo
Hay muchas opciones para mantener el cuerpo en movimiento: quedar con un amigo para ir a andar, a correr o en bici; hacer ejercicios en casa siguiendo el videoblog de algún entrenador (hay de yoga, Pilates, ejercicios funcionales, etc.); ir a pie al trabajo o, como mínimo, hacer así una parte del recorrido; subir y bajar a pie todas las escaleras que encontréis; ir a jugar con vuestros hijos al parque; hacer clases de baile, o también hacer spinning o alguna actividad dirigida en el gimnasio. Es importante encontrar un ejercicio físico que os guste, os motive, os haga sentir bien y se ajuste a vuestras necesidades y estilo de vida; así os apetecerá practicarlo y lograréis crear un hábito.
Vivir la vida con mentalidad mindfulness
Eso quiere decir comer, respirar, trabajar, cocinar, hablar, leer, escuchar, relacionarse con la gente, etc. con conciencia plena del momento presente. Una actitud mindfulness permite poner toda la atención en el ”aquí” y el ”ahora”. Cuando se está en el momento presente no hay espacio para la preocupación, el estrés, el miedo o la ansiedad. Eso aporta tantos beneficios o más que una alimentación correcta, ya que una mente tranquila ayuda a ser consciente de las necesidades reales del cuerpo y a dejar atrás hábitos de alimentación perjudiciales que, en lugar de nutrir, enferman. Se puede empezar por hacer cinco respiraciones mindfulness antes de cada comida y también cuando nos levantemos y/o antes de ir a dormir. Para hacerlo, hay que ponerse bien cómodo sentado o tumbado, cerrar los ojos y poner el foco de atención en medio de ellos, concentrarse y escuchar las respiraciones mientras se inhala para llenar el abdomen y se exhala para vaciarlo al máximo. Haciendo cinco respiraciones de éstas, lentas y profundas, notaréis como la mente se va vaciando y libera tensiones, miedos, estrés, angustia y preocupaciones, y en cambio, sentiréis paz y tranquilidad.
Ya veréis como, incorporando estos cuatro hábitos, empezando por el que queráis y añadiendo los otros poco a poco y a vuestro ritmo, notaréis una mejora en la salud. Recordad que no hay prisa, que es mejor hacer este proceso de cuidarse paso a paso y disfrutándolo al máximo.
Núria Roura Coach Nutricional
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