El síndrome del ojo seco, un mal de muchos, pero que –hasta ahora– ha recibido pocas soluciones efectivas

El estilo de vida actual nos impone un contacto permanente con pantallas, tanto en la vida laboral como fuera de ella. Los ordenadores, móviles y tabletas son nuestras principales herramientas de comunicación actual, con algunos inconvenientes asociados desde el punto de vista de la salud. Entre ellos, las molestias provocadas a nivel ocular, pues un constante contacto con los dispositivos electrónicos acaba resecando los ojos, provocando picor y rojeces: lo que conocemos como síndrome del ojo seco.

Se trata de una alteración multifactorial que afecta a un número creciente de personas: actualmente un 10% de la población padece de síndrome del ojo seco. Esto se da principalmente en áreas urbanas –algo esperable, pues además hay una mayor contaminación ambiental– y, lo que es más preocupante, de forma creciente entre la población joven. Sin embargo, este problema no ha encontrado, hasta el momento, solución dentro de la medicina convencional, ni con lágrimas artificiales, ni con colirios, ni con antiinflamatorios tópicos. Todos estos son recursos sintomáticos con efectos pasajeros y, como hacen que nos acostumbremos a ellos, generan dependencia.

Las tres capas de la lágrima

La lágrima está compuesta por tres capas: la mucosa-mucínica, la acuosa y la lipídica. Cada una tiene una función clave para mantener húmedo el ojo. La capa mucínica es la más profunda, la más próxima a la córnea y la más fina de las tres. Tiene funciones de sujeción, hidratación y protección de la córnea. La acuosa es la capa intermedia y la de mayor espesor; está compuesta por sales, proteínas, glucosa y electrolitos, y también posee ciertas sustancias antisépticas, lo que protege al ojo de posibles infecciones. Su principal función es lubricar el ojo y proporcionar oxígeno a la córnea. Y, la más superficial: la capa lipídica conforma una barrera que retarda la evaporación de la capa acuosa y está nutrida por las glándulas de Meibomio.

Los antioxidantes de las bayas de maqui actúan desde la profundidad del ojo para restaurar su humedad fisiológica

Con la intención de recuperar la salud y no solo de actuar sobre los síntomas, las investigaciones más recientes han encontrado en este fruto de intenso color púrpura una alternativa natural muy poderosa para resolver el problema desde la raíz.

Las bayas de maqui destacan por su contenido en polifenoles, entre los cuales sobresale el grupo de las antocianinas y, más concretamente, las delfinidinas. Estas sustancias le otorgan un poder antioxidante superior al de otras bayas silvestres y –lo más importante– tienen la capacidad de ser absorbidas por las células de la glándula lagrimal. De este modo, consiguen actuar muy efectivamente sobre el problema del ojo seco, ya que bloquean los radicales libres y restauran la generación del fluido lagrimal.

La casa Cien por Cien Natural ha lanzado al mercado MaquiConfort, una fórmula que contiene extracto de bayas de maqui (MaquiBrightâ), combinado con betacaroteno natural de Dunaliella salina, una microalga ampliamente estudiada por sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, con beneficios para la salud ocular. Los betacarotenos son precursores de la vitamina A, que contribuye a mantener la visión y al funcionamiento normal del sistema inmunitario.

Estudios con resultados sorprendentes

A partir de diferentes estudios científicos propios realizados con el ingrediente patentado, MaquiBright® ha demostrado aumentar en un 50% la secreción de lágrima en treinta días y reducir los síntomas del ojo seco en un 72% en dos meses.

En un ensayo in vitro realizado en células de la retina, la utilización de MaquiBright® ha demostrado reducir la producción de radicales libres cuando estas células se sometían a daño por luz visible. Asimismo, otro estudio (ensayo in vivo) señala que este mismo extracto patentado de maqui es superior a otros extractos de bayas para aumentar la secreción de fluido lagrimal. Por último, un ensayo clínico realizado en humanos con ojo seco moderado, midió la generación de lágrima y éstos reportaron una disminución de la frecuencia y severidad de los síntomas del ojo seco, tras la utilización de MaquiBright®.

MaquiConfort tiene un mecanismo de acción que puede complementarse con OmegaConfort7, ya que el primero actúa sobre la capa acuosa del ojo y el segundo sobre la capa lipídica, con lo que se consigue una sinergia ideal para mejorar de forma completa los síntomas del síndrome de ojo seco. Juntos, pueden encontrarse bajo el nombre OcuProtect de Cien Por Cien Natural.