En su origen, la fruta deshidratada o desecada surge como la posibilidad de conservar y hacer más duraderas las frutas, que, debido a su contenido en agua, son naturalmente muy perecederas. Esta práctica –sumamente antigua– nos permite beneficiarnos de sus valiosos nutrientes durante todo el año y sin temor a que se nos echen a perder.
Máxima concentración de vitaminas y minerales
Las frutas deshidratadas son especialmente ricas en algunas vitaminas del grupo B (tiamina, niacina) –interesantes para el sistema nervioso– y en provitamina A (betacarotenos) –muy antioxidante y necesaria para la salud de la piel y mucosas. Algunas también aportan minerales, como hierro o calcio.
Los higos secos, por ejemplo, aportan cantidades generosas de calcio y magnesio, lo que favorece una buena salud para el sistema musculoesquelético. Otro ejemplo: 100 g de orejones de albaricoque aportan hasta el 75% de las necesidades diarias de vitamina A.
El remedio de la abuela para ir bien al baño
Desde siempre, cuando teníamos algún episodio de estreñimiento, nuestras abuelas nos ofrecían unos orejones de albaricoque o unas ciruelas pasas y, de forma casi milagrosa, el problema desaparecía. Esto se debe principalmente a su contenido en fibra soluble y sorbitol, un tipo de azúcar que funciona como laxante natural.
Además, como son ricas en potasio, las frutas desecadas son diuréticas, lo que refuerza su efecto depurativo.
Para endulzar los postres de la manera más natural
Uno de los grandes desafíos del momento de endulzar un postre es minimizar la presencia de endulzantes poco saludables, como el azúcar blanco. La fruta desecada se presenta como una alternativa natural que, además de endulzar, aporta un sabor especial según cuál se escoja. Queda perfecta tanto en pasteles o compotas como en mermeladas.
En algunos casos, vale la pena realizar un remojo previo para ablandarlas y así conseguir una textura más carnosa, como es el caso de los dátiles.
La mejor combinación
Otra opción de snack excelente es combinar frutas deshidratadas y frutos secos. Aquí, a la energía que aporta la fruta, se suman las grasas y proteínas de buena calidad de los frutos secos, que favorecen una absorción dosificada de los azúcares y, por tanto, una saciedad más duradera.
En dietas vegetarianas, el consumo de frutos secos en forma de snack es una de las formas más efectivas de evitar carencias nutricionales.
La casa Noberasco, fundada en 1908 por la familia Benedetti, es líder en producción de frutos secos y fruta deshidratada de origen ecológico y pionera en el modelo de conservación, libre de sustancias problemáticas, como el dióxido de azufre, y de cualquier sustancia perjudicial para la salud.
Entre los productos ecológicos estrella de Noberasco, podemos encontrar la macedonia de frutos blandos –con variedad de fruta desecada, las ciruelas blandas sin hueso, los albaricoques blandos sin hueso y la mezcla de frutos secos, que combina anacardos, nueces, avellanas, pasas de uva y arándanos, ideal para llevar siempre encima o para aportar gracia y sabor a las ensaladas.
Noberasco es líder mundial en el sector de los frutos y reúne el saber hacer de más de un siglo de experiencia, con el respeto por la calidad nutricional de los alimentos. Los frutos secos ecológicos de Noberasco son sabrosos, sanos, variados y muy nutritivos, son ricos en vitaminas, minerales y fibra, son ideales para complementar una dieta sana y equilibrada. En el reverso del envase hay un código de colores que resalta los beneficios nutricionales más importantes y un consejo dietético de cada uno de ellos.