Esta es la semana de la concepción y ¡estamos de enhorabuena! ¡Ya se ha completado el primer paso! Ahora bien, debemos ir poco a poco y, sobre todo, tener mucha paciencia. Por el momento, hemos logrado que el espermatozoide fecunde el óvulo y que el cigoto se empiece a dividir muchas veces. En pocos días, el futuro bebé se habrá convertido en una microscópica bola que crecerá a un ritmo trepidante y que irá desplazándose desde la trompa de Falopio hasta el útero, donde crecerá durante nueve meses.
Alimentación de la madre
Ahora empieza un largo camino en el que la futura madre sufrirá cambios físicos, mentales y emocionales, y es importante que los escuchemos y les hagamos caso. Durante los tres primeros meses de gestación se forma el sistema nervioso y el esqueleto del bebé y por eso la madre necesita más minerales. Es normal que el cuerpo pida alimentos salados, consistencias crujientes y secas; y al mismo tiempo, que se tenga la necesidad de consumir alimentos ácidos, imprescindibles para que los minerales de la madre puedan pasar a los sistemas del bebé.
Adelante con los alimentos de sabor ácido, pero que sean de buena calidad, como el vinagre y la pasta de umeboshi. También se recomienda la piel de los cítricos o el limón como sustitutivo de los vinagres más clásicos. Éstos, ya sean de Módena, balsámicos, de arroz o de manzana tienden a provocar una desmineralización del cuerpo y una sensación de debilidad. Ahora es momento de escuchar y entender los mensajes interiores porque nos estarán informando de una carencia energética que hay que satisfacer a todos los niveles.
Ojo con desmineralizarse
Fuente: La alimentación de nuestros hijos, Montse Bradford. Ed. Océano Ambar
- Intentad no consumir alimentos extremos: evitad las carnes y las grasos saturadas y los estimulantes como el alcohol, el azúcar, las bebidas con gas o artificiales. El consumo de este tipo de productos afecta el sistema nervioso, circulatorio y óseo, cosa que debilita el sistema inmunitario.
- Evitad el exceso de alimentos crudos: comer demasiada fruta o verdura cruda incrementa el volumen de agua del cuerpo y acaba diluyendo los minerales.
- No debilitéis los riñones: trasladan la energía vital al resto de órganos del cuerpo y son los encargados de cuidar los huesos y la médula. Si los saturamos de toxinas, les costará mucho más desarrollar su función de filtro y de purificador del organismo.
- Controlad el estrés: a pesar de que estemos sometidos a la presión del trabajo, a los humos y gases de la ciudad, al volumen excesivo de aparatos electrónicos y al poco contacto con la naturaleza, podemos rebajar los efectos de este estilo de vida consumiendo minerales de buena calidad en cada comida. Las algas (verduras del mar) nos ayudarán a depurar nuestro sistema de los efectos ácidos de la dieta y de la vida moderna.
Atención: La información ofrecida en esta sección es genérica -tanto en cuanto a la evolución del feto, como la alimentación de la madre y en la complementación nutricional. Para tener un asesoramiento directo, se recomienda consultar el ginecólogo o un nutricionista especializado.