Desarrollo del bebé: durante las últimas semanas el tamaño del bebé se ha multiplicado y ya pesa unos 45 gramos y hace unos 6 centímetros y medio (de la cabeza hasta el cóccix). De un tamaño parecido al de una ciruela, el cuerpo del bebé está empezando a funcionar a toda máquina, aunque queda mucho camino para que sus sistemas sean absolutamente maduros.
Por el momento, el sistema digestivo ya ha empezado a practicar movimientos de contracción para cuando el bebé sea capaz de comer; la médula ósea empieza a producir glóbulos blancos y la glándula pituitaria, situada en la base del cerebro, ha empezado a producir hormonas, lo que le permitirá –algún día– tener hijos.
Alimentación de la madre: una de las posibles consecuencias del embarazo es que la madre gestante, a pesar de estar de solo doce semanas, ya empiece a tener estreñimiento. De hecho, hay bastantes razones para que eso sea así, y es que, por una parte, aumentan los niveles de progesterona, lo que hace que los músculos y los intestinos se relajen y los alimentos estén más tiempo dentro del estómago. Si lo miramos desde un punto de vista positivo, eso permitirá que el fetos aproveche todos los nutrientes, pero al mismo tiempo hará que la madre acumule gran cantidad de residuos sin poderlos evacuar de forma rápida; por otro lado, el útero, que se está desarrollando, presiona los intestinos y obstaculiza su actividad normal.
Para evitar el estreñimiento y, en consecuencia, las hemorroides, Heidi Murkoff, en Qué se puede esperar cuando se está esperando (Ed. Medici) recomienda ingerir como mínimo ocho raciones de líquidos al día: ya sea agua, zumos de frutas o verduras. Murkoff apuesta por los líquidos calientes, sobre todo el clásico “agua con limón”, que estimula las contracciones para poder defecar. A la hora de contar las ocho raciones, podemos incluir las sopas, los tés o los cafés descafeinados; por cierto, las frutas y las verduras también cuentan: cinco raciones equivalen a dos raciones de líquido.
Atención: La información ofrecida en esta sección es genérica -tanto en cuanto a la evolución del feto, como la alimentación de la madre y en la complementación nutricional. Para tener un asesoramiento directo, se recomienda consultar el ginecólogo o un nutricionista especializado.