La chirivía (Pastinaca sativa), con su aspecto y su color crema por fuera y blanco por dentro, parece una zanahoria descolorida, pero el sabor es más rotundo, con un dulce más concentrado y un toque anisado y un punto picante muy originales. Además, desde el punto de vista nutritivo, en algunos aspectos supera a la zanahoria.
La chirivía era conocida en Europa ya en tiempo de los griegos y romanos y, desde entonces, se cultivó sobradamente en todo el continente, hasta el punto de pasar a ser un alimento básico para combatir el hambre durante el invierno.
Dicen que Leonardo da Vinci le atribuía grandes virtudes afrodisíacas. Pero con la llegada de la patata, después del descubrimiento de América, fue desterrada a ingrediente del caldo y poco más. Por su valor nutritivo se merece que la recuperemos.
Las principales propiedades nutricionales de la chirivía
La chirivía es un alimento muy hidratante y ligero, como la mayoría de las hortalizas, porque contiene mucho agua (80%) y pocas calorías (solo 75 kcal por 100 g).
Hidatos de Carbono
Encontramos un 18% de hidratos de carbono de liberación lenta en forma de almidón, un 5% de azúcares y un 5% de fibra. Por lo tanto, la chirivía es un alimento saciante de sabor dulce que podemos incorporar a las dietas de adelgazamiento para reducir la ansiedad por este sabor.
Vitaminas
- Vitamina C
La chirivía contiene una cantidad discreta de vitamina C (100 g de chirivía nos aportan 17 mg de vitamina C, un 20% de las necesidades diarias).
Para evitar perderla con la cocción, debemos cocinar la chirivía de forma rápida (unos 15 minutos) y preferentemente al vapor.
La vitamina C es importante porque nos puede resultar muy útil cuando estamos resfriados, ya que nos ayuda a combatir mejor la infección, es esencial en el embarazo y también nos ayuda a absorber mejor el hierro de la dieta, especialmente en dietas vegetarianas.
- Vitaminas del grupo B
La chirivía contiene las diferentes vitaminas de este grupo (a excepción de la B12), que contribuyen a asimilar los hidratos de carbono (18% de almidón) que la componen.
Destaca especialmente el folato (vitamina B9), que, con 67 mg por 100 g de chirivía, nos aporta casi una cuarta parte de lo que debemos tomar que diariamente.
Es muy importante para el funcionamiento correcto del sistema nervioso y resulta vital durante el embarazo y lactancia.
- Vitamina E (en forma de alfatocoferol)
Esta vitamina antioxidante tan importante también está presente en la chirivía en una cantidad equivalente al 10% de las necesidades diarias (1,5 mg por 100 g de chirivía).
Minerales
- Fósforo
La chirivía destaca en fósforo, ya que unos 100 g cubren el 10% de las necesidades diarias de fósforo
El fósforo es un mineral con una importante función estructural ya que forma parte de los huesos y de los dientes y colabora en los procesos de obtención de energía.
- Potasio
La chirivía contiene potasio, electrolito que regula el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula y que es necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal.
Además, la baja relación sodio-potasio hace que sea un alimento muy diurético.
- Magnesio
La chirivía contiene magnesio, que se relaciona con el buen funcionamiento del intestino, los nervios y los músculos.
Además, forma parte de los huesos, de los dientes y mejora la inmunidad.
La chirivía también nos aporta otros minerales en menor cantidad pero igualmente esenciales para el organismo, como zinc, hierro, calcio y silicio entre otros.
4 efectos beneficiosos de la chirivía sobre el organismo
Aun no siendo muy valorado por la población general la chirivía tiene ciertos beneficios que con un consumo habitual podemos aprovechar:
1. Efecto anticáncer
La chirivía es rica en fibra y especialmente la fracción soluble de esta fibra, contribuye a mejorar el tránsito intestinal y, por lo tanto, a reducir el riesgo de cáncer de colon y de recto.
Además, hay evidencia científica que unos compuestos de la chirivía (los poliacetilenos) podrían tener efecto quimiopreventivo contra algunos tipo de cáncer.
Aparte, se está estudiando el efecto aniquilador de las células cancerígenas de la leucemia de extractos de diferentes sustancias presentes en la chirivía en diferentes tipos de leucemia y las furanocumarinas en el cáncer de pecho.
2. Contribuye a regular los niveles de colesterol
El contenido en fibra de la chirivía ayuda, por un lado, a mejorar el tránsito intestinal y, por otro –sobre todo la fibra de tipo soluble–, a reducir los niveles de colesterol en sangre porque impide que los intestinos lo reabsorban.
3. Fuente de antioxidantes
La chirivía contiene antioxidantes que nos ayudan a prevenir el envejecimiento, la inflamación, el cáncer y que, incluso, tienen una acción antifúngica.
La chirivía es rica en sustancias antioxidantes diversas:
- El falcarinol
- El falcarindiol
- El panaxidiol
- El metilfalcarindiol, que tienen estos efectos preventivos sobre el organismo.
4. Tiene efectos depurativos sobre el hígado y la vesícula biliar
Una de las propiedades que tradicionalmente se han asociado con el consumo de chirivía es la de ayudar a eliminar las piedras del hígado y de la vesícula.
La chirivía según la medicina tradicional china
Según la medicina tradicional china, es una hortaliza de naturaleza térmica calorífica y sabor dulce.
La chirivía es una verdura de raíz. En general, las verduras de raíz (las que crecen en la tierra o cerca de ella) tienen más minerales, crecen más lentamente y son más nutritivas: zanahoria, nabo, chirivía, calabaza y brócoli.
Esta hortaliza tiene efectos beneficiosos sobre el conjunto bazo-pancreas y estómago, también tiene un efecto de descongestión hepática y de la vesícula biliar.
La chirivía, según el autor Paul Pitchford (en su libro Sanando con alimentos integrales), estimula la transpiración y es ligeramente diurética, lubrica los intestinos, reduce las patologías asociadas con el exceso de viento y humedad anormal, tiene efecto analgésico (alivia el dolor) y está concentrada en silicio.
La chirivía, tradicionalmente, se utiliza en sopas para la tos, los resfriados y los problemas respiratorios. También sirve para tratar dolores de cabeza, mareos, reumatismos y artritis.
La chirivía en la cocina
Cuando se compran chirivías hay que fijarse en lo mismo que cuando se compran zanahorias. En primer lugar, que sean ecológicas y, en segundo lugar, que tengan la carne dura; si se doblan no son frescas.
- Por lo que respecta a la conservación, es aconsejable no tenerlas más de una semana en la nevera.
- La chirivía se puede consumir cruda o cocida. Cruda se puede mezclar como un ingrediente más de la ensalada y tiene un punto picante bastante fuerte; cuando la cocinamos, se potencia su sabor dulce y anisado.
- En la chirivía, la mayor parte de los nutrientes se encuentran cerca de la piel, por lo tanto, no conviene pelarla demasiado. Es aconsejable utilizar un cepillo especial para verduras, como el de Mimasa.
- ¡Ojo!: las hojas de la chirivía pueden resultar un poco tóxicas y provocar dermatitis de contacto. Normalmente en los establecimientos las venden sin, pero hay que tenerlo en cuenta si se cultivan en casa.
Procurad que la chirivía sea de cultivo ecológico, próximo y de temporada: se trata de una planta que se adapta muy fácilmente al cultivo ecológico de nuestro país porque resiste muy bien el frío del invierno. De hecho, la chirivía es más dulce si se cosecha después de unas semanas de clima muy frío con escarcha.
5 recetas deliciosas con chirivía
La chirivía es un ingrediente muy versátil que podemos incluir en cualquier plato del menú. ¡Incluso en los postres!
Os proponemos 5 recetas prácticas y deliciosas con chirivía:
- Estofado de Verdura son seitán y setas per Montse Vallory
- Verduras al horno por Núria Roura
- Amor incondicional con picatostes y energía positiva por Cristina Arroyo
- Crema dulce de otoño por Cristina Manyer
- Crema de verduras por Neus Elacho
Todo lo que no debes olvidar sobre la chirivía
La chirivía es una hortaliza que nos puede aportar muchos beneficios si la incorporamos en la dieta: remineralizante, antioxidante, anticolesterol, anticáncer.
Se trata de un un producto típico de la temporada de invierno.