Todo en el Universo es energía. Nosotros somos energía. Todo vibra, fluye, de forma más rápida o lenta, aunque no lo percibamos a simple vista. Y más concretamente, todo en el Universo vibra con dos energías, polos opuestos y complementarios: yin y yang. Una energía no puede existir sin la otra, y después de una entra en juego la opuesta para compensar la anterior. Lo podéis ver claro con estos ejemplos: “el día y la noche”, “la tierra y el cielo”, “la luz y la oscuridad”, “el frío y el calor”, “el sol y la luna”.
Según la medicina tradicional china hay dos tipo de insomnio, el yin y el yang, y en general el insomnio se considera un desequilibrio entre el yin y el yang. Cuando hay insomnio yin, la persona tarda en conciliar el sueño porque tiene pensamientos recurrentes de miedo; en el insomnio yang, la persona se duerme rápidamente pero se despierta a las tres o cuatro de la madrugada. Tanto si tenemos un insomnio como otro, los alimentos y estilos de cocción que nos pueden ayudar a relajarnos, a descansar la mente y a dormir mejor son los que tienen una energía yang. De hecho, la noche, el cielo, la oscuridad, el calor y la luna son energías yang.
La energía yang es de contracción, concentración, cierre; tiene un efecto y vibración lenta (no se percibe el efecto), acumulativa e interior. En cambio, la yin es de expansión, dispersión, apertura, y tiene un efecto y vibración muy rápida (se percibe en pocos minutos), volátil y superficial. Todo el Universo tiene estas dos energías –las personas, los órganos, los alimentos, el sabor de los comidas, las plantas, los estilos de cocción, la noche y el día, las estaciones del año, las emociones, las actividades que hacemos y lo que comemos. Así pues, si lo que queremos por la noche es concentrarnos para dormir, relajarnos, tener una vibración lenta, no dispersar la mente y “cerrarnos” en la cama, lo que debemos hacer es generar energía yang a partir de unas cuatro horas antes de ir a dormir. Eso lo haremos con actividades yang como leer o meditar, y con una alimentación basada en alimentos de la estación cocinados de tal manera que logremos más energía yang. La energía de los alimentos y de lo que nos rodea afecta a nuestras vibraciones, y cuando comemos alimentos que interfieren en la frecuencia del cuerpo, éste es incapaz de funcionar al máximo de su capacidad. En cambio, cuando los alimentos que consumimos son apropiados para nuestra constitución corporal, todo funciona correctamente.
Por eso, las cenas dentro de una alimentación saludable, energética y nutritiva deben ser vegetarianas o veganas, es decir, no deberían incluir alimentos de origen animal porque nos dejan un residuo muy ácido dentro y, como tienen poca fibra, por la mañana podemos tener problemas de estreñimiento. Por otro lado, como es la última comida del día y en condiciones normales no necesitamos energía para gastar, nos centraremos en tomar platos con predominio o exclusividad de verduras junto a alguna proteína vegetal ligera como setas, guisantes, semillas o un poco de frutos secos.
Por la noche, pues, debemos comer sobre todo verdura y, si tenemos insomnio, la que tenga una energía más yang cocinada también de una forma que nos relaje.
Para poder clasificar las verduras o cualquier alimento en yin o yang hay que considerar muchos puntos, porque son yin o yang en relación con otros (es un concepto relativo). Un brócoli, por ejemplo, es más yin que una calabaza, pero más yang que un aguacate.
• Crecimiento: muy rápido (yin), muy lento (yang); en la superficie (yin), dentro de la tierra (yang); crece vertical hacia arriba (yin), crece vertical hacia abajo (yang).
• Tamaño: grande (yin), pequeño (yang).
• Altura: alto (yin), bajo (yang).
• Contenido en agua: jugoso (yin), seco (yang).
• Densidad: blando (yin), duro (yang).
• Olor: fuerte (yin), inodoro (yang).
• Estación de crecimiento: crece en primavera y verano (yin), crece en otoño e invierno (yang).
• Origen: tropical (yin), clima frío (yang).
• Calidad biológica: origen vegetal (yin), origen animal (yang).
• Estilo de cocción: crudo (yin), cocinado con tiempo y con tapa (yang).
Se deben considerar todos los puntos anteriores para poder clasificar un alimento, pero siempre observando de forma global y general. En general, las verduras redondas y de raíz como la calabaza, la chirivía, el boniato, la cebolla, el calabacín o la zanahoria tienen una energía más yang que las verduras de hoja verde, ya que crecen más despacio, dentro de la tierra, hacia abajo, tienen menos agua y son alimentos de otoño y primavera. Si además, cocinamos estas verduras durante tiempo al horno, potenciamos su efecto yang. Estas verduras nos las ofrece la tierra durante el otoño y el invierno, una época de más inactividad corporal, en la que nos centramos en mantener el calor. Las verduras de temporada, como las hortalizas de raíz son de energía caliente y ayudan a aislar el cuerpo del frío.
Las verduras redondas y de raíz como las que propongo en esta sencilla receta nos generan dulzura de forma natural. El sabor dulce es muy importante porque refuerza el estómago, el bazo y el páncreas, a la vez que una cocción larga y lenta nos hace el efecto de relajar y de conciliar el sueño. Estas verduras cocinadas despacio las dejaremos siempre por la noche, como postre a mediodía si necesitamos comer dulce o como snack; y las verduras más yin, las de hoja verde, para tomar durante el resto del día. Como las cocciones largas hacen que perdamos enzimas, vitaminas y minerales de las verduras, en esta receta he propuesto comer el calabacín crudo con un poco de levadura nutricional (para aportar más vitaminas, minerales, proteína y fibra). Mi consejo es comer el calabacín primero de todo, y luego las verduras, que generan dulzura y tranquilidad. Si no queremos tomar crudo por la noche, podemos hacer el calabacín al horno junto al resto de verduras.
Ingredientes
- 3-4 zanahorias pequeñas
- 1 chirivía
- 1 boniato
- 12 coles de Bruselas
- ½ calabacín
- 1 cucharada de semillas de calabaza tostadas en casa sin aceite
- 1 cucharada de levadura nutricional (no es lo mismo que la levadura de cerveza)
- Aceite de oliva ecológico de primera presión en frío
- Sal marina sin refinar o sal rosa del Himalaya
Preparación
- Precalentar el horno a temperatura máxima.
- Lavar bien las verduras.
- Pelar el boniato, la chirivía y las zanahorias, y cortar a trozos medianos.
- En una bandeja que pueda ir al horno, poner estas tres verduras con un poco de aceite de oliva y sal marina sin refinar o sal rosa del Himalaya. Poner la bandeja al horno a 180º durante aproximadamente 30 minutos. Mirar de vez en cuando sin abrir la puerta, y al cabo de media hora, valorar si es preciso dejarlas más rato y remover si hace falta. Si quedan muy secas se pueden rociar con un poco de agua de calidad.
- Cortar el calabacín y emplatar con el resto de verduras.
- Añadir la levadura nutricional y las semillas de calabaza por encima del calabacín.