Teniendo en cuenta la enorme variedad de cereales que existen, nuestra dieta suele ser enormemente pobre: nos limitamos a comer trigo (en forma de harina, en el pan o la pasta), maíz y arroz.

Una dieta equilibrada tiene que estar basada en el consumo de hidratos de carbono complejos (almidones) a partir de cereales integrales, y cuanta más variedad de cereales mejor. Por eso, os queremos hablar del mijo: uno de los grandes cereales terapéuticos y uno de los grandes desaparecidos de nuestra despensa.

Antes de la llegada de la patata y el maíz, era uno de los cereales más consumidos en Europa y en África se sigue consumiendo habitualmente. Es uno de los alimentos más antiguos usados por humanos y se ha usado tradicionalmente para hacer pan; también se habla de él en la Biblia.

Beneficios y propiedades del mijo

Los Hunza, una comunidad que vive en una región remota del Himalaya y que son conocidos por su salud y longevidad consideran el mijo como un alimento básico de su dieta.

Es uno de los cereales más energéticos y concentrados (en medicina china lo llamarían un cereal yang) y tiene cantidades enormes de minerales, en especial de hierro y magnesio. Sabe dulce y es muy versátil en la cocina: nos sirve tanto para hacer una crema para desayunar como para hacer unas croquetas.

Fuentes: “Healing with whole Foods”, Paul Pitchford, North Atlantic Books, 2003
“Nutrición energética y salud”, Jorge Pérez-Calvo Soler, Grijalbo, 2003

Propiedades nutricionales

El mijo contiene un 15% de proteína, en especial metionina –un aminoácido esencial– además de lecitina, grandes cantidades de fibra y vitaminas del grupo B como la tiamina (B1), la riboflavina (B2), o la niacina (B3) y vitamina E. Tiene mucho hierro, magnesio, fósforo, yodo y potasio, y sirve para combatir la anemia ferropénica. Además, no contiene gluten, así que es apto para personas celiacas.

Como muchos otros cereales integrales, es bueno para mantener las uñas, la piel y el pelo en buen estado.

Efectos sobre el organismo

Como potencia el sistema digestivo, el mijo, de forma indirecta, contribuye a mejorar todas las funciones del organismo. Pero en concreto es bueno para solucionar todos los problemas digestivos: sus propiedades antifúngicas combaten las cándidas y también se ha demostrado excelente a la hora de tratar casos de mujeres con propensión a sufrir placenta previa (como parte de una dieta adecuada) o abortos.

Trata diarreas (en este caso hay que tostarlo un poco antes de hervirlo), vómitos (en forma de crema) y diabetes. También sirve para reforzar los riñones, el sistema nervioso y los huesos y equilibrar la acidez de la sangre, y es fantástico para los niños porque potencia el buen funcionamiento de todo el organismo. Ah, y si sufrís de mal aliento a menudo, lo suaviza porque retrasa la aparición de bacterias en la boca.

Cambios vitales

Si tenéis problemas digestivos (barriga hinchada, gases, indigestión, diarreas, estreñimiento...), este tiene que ser el cereal estrella de vuestra dieta: tomad mijo tres o cuatro veces a la semana.

Tener un sistema digestivo que funcione correctamente es esencial para una buena salud, porque la digestión es el principio de todo y el que da al cuerpo de todo lo que necesita para las células. Por eso, las malas digestiones tienen consecuencias sobre el nivel de energía, obviamente, pero también sobre la memoria, el sistema nervioso, el cardiovascular o incluso las emociones.

Los orientales dan mucha importancia a toda la zona de la barriga (Tan tien, en chino; Hara, en japonés) y le otorgan una serie de funciones que van mucho más allá de las propiamente digestivas. ¿Raro? ¿Esotérico? Si no fuera porque la ciencia los ha dado la razón, seguramente nos sonaría raro, sí.

El doctor Michael Gershon, neurobiólogo del Presbyterian Medical Center de la Universidad de Columbia de Nueva York explica en su libro The Second Brain que en la barriga hay una red independiente de más de mil millones... ¡de neuronas!

Potenciar el sistema digestivo es fundamental para estar en equilibrio y sentirnos bien. Muchos de los problemas que sufrís desaparecerán o se reducirán si le dais alimentos que pueda asimilar bien. El mijo es, en este sentido, uno de los cereales clave.

Mijo cremoso con lentejas, hortalizas y shiitake, de Delicias Kitchen

Como se cocina

Es muy sencillo de cocinar. Primero es importante lavarlo bien para sacar las impurezas. Si os apetece, tostadlo ligeramente y así lo haréis todavía más digestivo. Después, poned cinco partes de agua por una parte de mijo, tapad, llevad a ebullición y bajad el fuego al mínimo para que siga hirviendo tranquilamente. 35 minutos y ya estará; en este transcurso de tiempo deberá haber perdido el agua.

Esta es la cocción base, pero podéis añadir desde el principio de la cocción verduras de raíz (que soportan más la cocción larga), como la zanahoria o la cebolla, o redondas, como la coliflor. Si queréis un desayuno excelente, echad un vistazo a la receta.

Las 5 mejores recetas con mijo

Descubre las recetas que te proponen nuestros chefs, dietistas y nutricionistas para sacar el máximo partido a la cúrcuma:

  1. Potaje con mijo y garbanzos, de Montse Vallory
  2. Croquetas de mijo a la cúrcuma, de Montse Vallory
  3. Pastel de mijo y coliflor con crema de calabaza, de Montse Vallory
  4. Mijo cremoso con lentejas, hortalizas y shiitake, de Delicias Kitchen
  5. Kitchari limpiador, nutritivo y reequilibrador de mijo y lenteja roja, de Cristina Arroyo
Adam Martín Skilton
Adam Martín Skilton

Periodista, escritor, padre, especialista en nutrición y salud.

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