Elaboración

1. Pelar los aguacates, cortar en dados medianos y congelar en una bolsa apta para el congelador. Se puede preparar la noche anterior. Yo suelo tener siempre en el congelador porque, cuando veo que un aguacate está demasiado maduro y no me lo voy a comer pronto, lo guardo en el congelador como base de helado.
2. Pelar el pepino y retirar las semillas. Cortar en dados pequeños y congelar la noche antes.
3. Para separar la nata de la leche de coco es esencial que la lata esté a temperatura fría, pero no congelada. Recomiendo tenerla en la nevera desde la noche anterior, así es más fácil separarla del líquido.
4. Picar bien los dados de aguacate y de pepino, junto con el resto de ingredientes, con una batidora o procesador de alimentos. Con la ayuda de una espátula, hacer bajar la mezcla que va subiendo por las paredes del vaso de la batidora. Batir unos 5 minutos a intervalos cortos, hasta que quede muy homogéneo.
5. Se puede servir directamente para una textura muy cremosa, o dejar un par de horas más en el congelador antes de servir si se desea más consistente.
6. A mí me encanta servirlo como entrante, con virutas de jamón ibérico hechas 10 minutos a 200 °C al horno para que estén muy crujientes.

¡Disfrutad del verano con esta receta tan refrescante!