Y no sólo es un excelentísimo primer plato, sino que una ensalada bien grande y variada bien puede ser un plato único y muy rico en nutrientes: vitaminas, minerales, las grasas más frescas y saludables, carbohidratos de asimilación lenta, proteínas vegetales de buena calidad, la mejor agua biológica… Lo ideal es poner imaginación en la preparación y también encontrar maneras de hacer este plato tan importante lo más fresco posible, jugoso, refrescante: todo un regalo para los sentidos. Del proceso de absorción de los nutrientes se encarga la sabiduría de nuestro cuerpo; nosotros sólo tenemos que darle lo mejor.

Una de mis estrategias para preparar las ensaladas más increíbles y especiales día a día y sin esfuerzos es “cultivar” brotes en casa. Seguro que si os preocupáis de vuestra alimentación ya sabréis que en los brotes de las plantas no sólo encontramos la beneficiosa clorofila, sino una gran concentración de nutrientes a partir de los cuales crecerá la futura planta. Son una especie de pequeña bomba de salud y nutrientes que podemos utilizar a diario para nutrirnos sin demasiado esfuerzo.

Es cierto que no todo el mundo encuentra el momento y el espacio para empezar a germinar y hacer brotar microplantas en casa a partir de semillas; pero hoy os dejo esta idea para que tengáis los brotes más jugosos sin apenas complicaciones y con éxito asegurado. En vez de hacer germinados empezando desde la semilla, podéis comprar vegetales de bulbo —cebolla, ajo, hinojo…— o de raíz —rábanos, remolacha, nabos, chirivías…— y ponerlos en vasitos con agua en un lugar tranquilo en la cocina donde haya luz. En dos o tres días empezarán a asomar puntitos verdes en la parte superior de los bulbos o raíces, y darán brotes y hojas tiernas. Hasta durante dos meses —e incluso más, según las dosis de amor que les dediquéis— tendréis brotes tiernos y jugosos para añadir a las bases de ensaladas.

Aunque puede que os sorprenda, las hojas de las raíces que comemos a diario —excepto las patatas, que contienen solanina— no son sólo comestibles, sino mucho más nutritivas y saludables que la propia raíz; sólo que predomina la venta de raíces porque se preservan durante más tiempo: las hojas se marchitan muy rápido en las tiendas. Incluso las hojas de las remolachas y las zanahorias se comen, aunque son más fibrosas que las hojas tiernas de lechuga, pero contienen muchas más vitaminas, minerales y antioxidantes. Si las raíces que compramos todavía tienen las hojas, no las tiréis, las podéis cortar cuando lleguéis a casa y sumergirlas en agua fresca para que se rehidraten y añadirlas junto a otras hojas más tiernas a vuestra ensalada, hacer zumos, batidos o cremas y sopas batidas. Las hojas también indican si las verduras son jóvenes: las raíces recolectadas desde hace días tienen las hojas marchitas por ausencia de los nutrientes que absorbían cuando crecían en los huertos.

Os dejo unos trucos para que os animéis a “cultivar” el microjardín más nutritivo y saludable sin ningún esfuerzo en casa:

  • Poner los bulbos o raíces en un vasito o tarro de vidrio con agua, pero sólo sumergir la parte inferior para que no haya exceso de humedad y se pudran.
  • No hay que usar cualquier agua, sino la mejor agua de la que se disponga: filtrada, de botella, e incluso mineral; piensa que las plantas se nutren de ésta y tú te nutrirás de ellas, cuando hayan transformado en nutrientes orgánicos los nutrientes inorgánicos del agua, así que sólo hay que darles lo mejor.
  • Cambiar el agua cada día o cada dos días, o cuando deja de ser cristalina.
  • Cuando hayan crecido las hojas a una altura considerable, como unos 2 cm o más, no hay que olvidarse de humedecerlas. Se puede hacer con un pulverizador en spray, o sumergiéndolas un par de minutos en un recipiente con la mejor agua.
  • Agruparlas en el mismo sitio para crear un microclima favorable para su crecimiento.
  • Colocarlas en vasitos o tarros de vidrio individuales —el vidrio ayuda a ver fácilmente si necesitan un cambio de agua— y todas sobre una bandeja decorativa, lo que facilita moverlas todas juntas para cambios o baños de agua si hay muchas.
  • Ponerlas en un lugar visible, donde no se nos olviden, y mimarlas; son seres vivos, sin duda lo agradecerán. Se ve enseguida cómo crecen con fuerza y vitalidad.
  • Se pueden usar para decorar; son tan preciosas o más que las plantas de la floristería.
  • Si hay niños en casa, hacer del cuidado de las “plantas comestibles” una actividad compartida; a los niños les encanta aprender y, a los que viven en ciudades, les va a ir muy bien aprender sobre los vegetales comestibles: cómo son en realidad, cómo son sus raíces y sus hojas, y cuál es el sabor fresco y natural, y lo importante de una alimentación rica en plantas.

La receta

Ingredientes

Para la ensalada

  • 1 buen manojo de hojas tiernas: espinacas baby, hojas de remolacha, hojas de col china, perejil, hojas de apio, berros, rúcula…
  • 1 manojo pequeño de brotes hechos en casa a partir de bulbos y raíces: hojas de rábano, de remolacha, de nabo, de chirivía, de hinojo…
  • 1 puñadito de frutos rojos según temporada: fresas, fresones, arándanos, moras, grosellas…
  • Alguna raíz cortada en rodajas bien finitas (se puede usar una mandolina): rábanos, zanahoria, remolacha
  • 1 puñadito de frutos secos o semillas activados: pistachos, nueces, almendras, semillas de girasol, de calabaza…

Para la salsa

  • 1 mango, pelado y sin semilla
  • Pétalos de flores frescas según temporada (en la ensalada de la foto se han utilizado pétalos de violeta)
  • 1 aguacate pequeño, pelado y sin semilla

Método de preparación

  1. Batir el mango con el aguacate y reservar.
  2. Mezclar las hojas tiernas y servir en un plato o bol individual.
  3. Decorar con brotes según gusto y temporada, frutos secos o semillas y algún fruto rojo.
  4. Acompañar con la salsa: se puede añadir a un lado y mezclar con los ingredientes mientras se come o se puede masajear con todos los ingredientes y servir.

Bon appétit!

Consol Rodríguez
Consol Rodríguez

Formadora de alimentación viva y cocina crudivegana, desarrolladora de recetas raw food, autora del blog kijimunas-kitchen.com y del libro Raw Food Anti-aging

    @kijiskitchen