Haced de las comidas una fiesta de colores para no olvidaros de ningún nutriente importante. Intentad no pelar la fruta ni las raíces; importante que sean orgánicas. Simplemente lavadlas con agua filtrada y un poco de bicarbonato o un chorrito de vinagre para eliminar patógenos y disfrutadlas integrales. Después de todo, en la piel de los alimentos es donde hay más propiedades y en mayor concentración. Es una lástima que, como ya no estamos acostumbrados a comer alimentos enteros -integrales-, naturales y sin procesar, haya texturas que no nos apetecen tanto, o sabores -como el ligero amargo de la piel de las zanahorias- que no nos hacen sentir tanto placer.
Para sacar el máximo de beneficios de los alimentos deberíamos proponer cambiar este hábito y comer de nuevo como si los cuchillos no existieran. Haced la prueba. La sensación de bienestar y energía después de comer los alimentos en su estado más natural y básico es señal inequívoca de que estamos diseñados para comer así.
Si os resulta difícil, podéis triturar los alimentos y comerlos en forma de cremas. Las texturas quedan disimuladas, los sabores dulces esconden los que son un poco más ásperos o amargos -y que suelen pertenecer a la piel-, y al batir, sólo de la fricción, se produce calor que hace que el plato esté tibio sin necesidad de utilizar el fuego; esto ayuda a preservar los nutrientes de los alimentos.
Por eso hoy os propongo esta crema superantioxidante y nutritiva. Aparte del poder antienvejecimiento de las antocianinas (componentes naturales responsables del color azul, morado, rojo de los vegetales), otros flavonoides, los carotenos o los taninos, esta crema es rica en hierro, vitamina C, magnesio, potasio y calcio; en nitratos naturales que oxigenan la sangre y ayudan a aprovechar los nutrientes de manera más eficaz y cuidar el sistema cardiovascular; en fibra que promueve el tránsito intestinal y ayuda a evitar la reabsorción intestinal del colesterol excretado por el hígado y, por tanto, a regular sus niveles en sangre; y en todos los aminoácidos esenciales y con las mejores grasas, para no descuidar el sistema hormonal.
Y aparte de todas estas propiedades maravillosas, esta crema es deliciosa y sedosa. Seguro que conquistará el corazón de los más exigentes.
La receta
Ingredientes
Para 2 personas
Para la crema
- 1 remolacha grande
- 1 zanahoria grande
- 1 caqui bien maduro
- 1 granada, desgranada
- 2 higos bien maduros
Para la nata de almendras
- 1/4 T de almendras crudas peladas
- 1/4 T de agua filtrada o de manantial
- 1 limón, el zumo
- 1 pizca de nuez moscada, recién molida
- 1 pizca de sal
Para decorar
- Un puñado de setas (shiitake, maitake, trompetas de la muerte, rebozuelos…)
- 1 limón, el zumo
- 1 pizca de sal
- 2 C de aceite de oliva
Método de preparación
- Cortar las setas en trocitos y mezclar con el zumo de limón, la sal y una cucharada sopera de aceite de oliva.
- Hacer un pequeño masaje con los dedos hasta que las setas se ablanden y dejar macerar mientras se prepara la crema.
- Lavar la remolacha y la zanahoria y cepillar con un cepillo para limpiar verduras.
- Cortar en trozos grandes y añadir a una batidora de vaso.
- Agregar los higos y el caqui con la piel, abriéndolo previamente para asegurarse de que no se ponen también las semillas.
- Agregar los granos de granada, pero reservando unos cuantos para decorar.
- Batir la crema hasta obtener una textura muy suave, y servir en platos o cuencos.
- Para hacer la nata, combinar todos los ingredientes en una batidora de vaso y batir hasta obtener una mezcla muy suave y sedosa.
- Decorar las cremas con la nata de almendras, el aceite de oliva, los granos de granada reservados y las setas al gusto.
Bon appétit!