En crema, en ensalada, en revueltos y hasta incluso en crudo los más gruesos son tan tiernos que no encontraréis ni una sola fibra. Aunque ya no es tan habitual, en nuestros desayunos de fin de semana a veces preparamos oeufs à la coque o pasados por agua. Esta sencilla elaboración de huevo seguro que no deja de traernos buenos recuerdos y además es uno de los métodos de cocción para aprovechar al 100% todos sus nutrientes y asegurarnos un verano saludable.
¿Lleváis días viendo en el mercado los últimos espárragos a buen precio y pensando que ojalá pudierais conservarlos más allá de una semana? Pues limpiad bien los espárragos, desechad la parte dura, cortad el resto en trozos y escaldadlos dos minutos en abundante agua hirviendo salada. Cortad la cocción con agua helada y, cuando estén completamente fríos, dejad que se sequen bien. Ponedlos en recipientes aptos para el congelador y ya los tenéis listos para utilizar durante mucho tiempo y a punto para saltear, hacer tortilla, menestras o cremas.
Hasta el siglo XIX, el único tipo de espárrago que se conocía era el de color verde; sin embargo, gracias a un cambio en la forma de cultivo (bajo tierra) surgió la variedad blanca, de propiedades similares, pero de textura más tierna y que os aconsejo tengáis en conserva de calidad siempre en casa. Aportan vitaminas y minerales, son diuréticos y ricos en fibra, por lo que nos ayudan a prevenir y evitar la retención de líquidos y mejorar el tránsito intestinal. Además, tienen una buena dosis de ácido fólico (más que el brócoli incluso), una vitamina esencial para la salud: protege las células sanas, previene la anemia, contribuye a controlar la hipertensión e interviene en la formación del sistema nervioso. Para esta receta, podríais utilizar espárragos blancos en lugar de verdes o cualquier otra verdura de temporada como puerros, cebollas, zanahorias, berenjenas o calabacines.
La salsa que he preparado es una versión de salsa tipo holandesa con miso blanco, elaborada sin mantequilla, pero igual de cremosa que la original (o incluso más), muy sabrosa y con una buena dosis de probióticos para proteger el intestino de los excesos de calor de este verano. Esta salsa la podéis conservar en la nevera y utilizar como un delicioso paté vegetal en tostadas o sándwiches para pícnics saludables. Si no consumís huevos, pero queréis igualmente un plato sano y completo, podéis servir los espárragos y la salsa sobre un lecho de arroz, legumbre o quinua.
La receta
Ingredientes
- 1 manojo de espárragos verdes
- 1 huevo ecológico
- aceite de oliva
- sal marina
- semillas de sésamo (para decorar)
- copos de alga nori (para decorar)
Ingredientes para la salsa
- 4 c.s. de tofu blando (estilo japonés)
- 2 c.p. de salsa de soja
- 4 c.s. de pasta de miso dulce (shiro miso)
- 2 c.p. de vinagre de arroz
- 1 pizca de pimienta negra
Preparación
- Romper y desechar los extremos más duros de los espárragos. Rociar con aceite de oliva, pimienta y sal marina. Asar en una parrilla (o una sartén) durante unos 6-8 minutos por cada lado.
- Para hacer los huevos pasados por agua, hay que tener en cuenta algunos detalles: los huevos deben estar a temperatura ambiente y sin ninguna grieta en la cáscara. Introducir en el agua hirviendo con cuidado, preferiblemente con la ayuda de un cucharón para evitar así que se rompan. Hervir durante 3-4 minutos.
- Para la salsa de miso, emulsionar bien los ingredientes con la ayuda de una batidora de mano.
- Servir los espárragos con el huevo y decorar con copos de alga nori y semillas de sésamo y acompañar con la salsa de miso.
Que lo disfrutéis. ¡Mucha salud!