Considero al pepino el ingrediente imprescindible de la cocina saludable del verano; lo podemos consumir crudo en ensaladas, en batidos, en cremas o sopas como el gazpacho, o en deliciosas salsas como el “tzatziki”. Si queréis eliminar o suavizar ese punto de sabor amargo (¡que a mi me encanta!) lo podéis abrir, espolvorear sal por encima, dejar durante un tiempo y luego lavarlo; pero si los compráis de tamaño no muy grande y en su punto, seguro que el sabor es el ideal.
Esta hortaliza de verano nos ofrece una gran cantidad beneficios; de naturaleza fresca, depurativa (estimula las descargas biliares) y rica en vitaminas A, B, C y E, es baja en calorías y posee un alto porcentaje de agua; por ello, es perfecta para incluir en la dieta de las personas que necesitan bajar de peso. Además, posee un alto contenido en fibra, que nos ayuda a regular el tránsito intestinal.
En cuanto a los minerales, el pepino es una hortaliza muy rica en potasio, hierro, calcio, fósforo y magnesio. Contiene además silicio para fortalecer las articulaciones y ayudar a eliminar los dolores que producen la gota y la artritis, ya que reduce el ácido úrico. Consumido, por ejemplo, como licuado con zumo de limón resulta ideal para depurar el organismo. Además, su consumo regular ayuda a la disolución de los cálculos renales.
Muchos de sus beneficios están en la piel, así que, ya lo sabéis, consumidlo sobre todo de cultivo biológico. En la parte externa es en la que más se concentran los ácidos cafeico y ascórbico, la vitamina C y los aceites esenciales que ayudan a suavizar, rehidratar y mantener sana nuestra piel. De ahí, la imagen de las rodajas de pepino sobre los ojos para aliviar irritaciones y reducir inflamaciones, un clásico en los centros de belleza. Tenedlo en cuenta durante este verano para calmar irritaciones solares.
En cuanto a la leche de coco, ya sabéis que soy una superfan de ella por su gran valor nutricional, terapeútico y organoléptico en la cocina y más allá. Consiste básicamente en el triturado de la carne de coco maduro, fruta del cocotero. Sobre su consumo, en sánscrito kalpa vriksha, es conocido porque todas sus partes pueden ser utilizadas. De hecho, significa “el árbol que da todo lo necesario para vivir”.
Esta vez he querido sacarle toda su cremosidad y la he dejado reducir a fuego lento con unas hojas de menta para obtener una deliciosa mousse aromatizada. Y le he dado un punto divertido y refrescante con unos cubitos hechos con la leche de coco que se irán deshaciendo a medida que disfrutéis de esta deliciosa crema. Una recomendación: si la dejáis reposar un poco en la nevera antes de consumirla, se convertirá en irresistiblemente más cremosa.
Ingredientes para 2 raciones:
- 2-3 pepinos ecológicos con piel
- hojas de menta (al gusto)
- hierbas arómaticas (cebollino, perejil…)
- 1 lata de leche de coco (para la reducción y para cubitos de hielo)
- aceite de oliva
- sal marina
Preparación:
- Reducir media lata de leche de coco con unas hojas de menta a fuego suave y removiendo durante 5-10 m. Dejar enfriar.
- Poner en la batidora el pepino troceado con gran parte de la piel, la crema de coco, un poco de sal marina y un chorrito de aceite de oliva; batir hasta ligar bien.
- Para la presentación, poner la mousse en copas de coctel o vasos y añadir 2 ó 3 cubitos por persona. Decorar con tiras finas de pepino y las hierbas picaditas.
Que lo disfrutéis,
¡Mucha salud!