Hace unas semanas me puse a buscar información sobre el sector de los cítricos en Valencia. Quería comprender las quejas de muchos agricultores que están dejando la cosecha en los árboles, pues el precio de las naranjas ha caído por los suelos ante la llegada de naranjas muy baratas importadas de Sudáfrica y que, según un estudio de La Unió de Llauradors, contienen más de cincuenta materias activas de pesticidas prohibidos en la Unión Europea.

En ese ejercicio llego rápidamente a las páginas de la mayor empresa española del sector, Citri&co, conformada por tres empresas: Martinavarro, RioTinto y Perales&Ferrer. Leo sobre su expansión ligada en los últimos años a fondos de inversión. Leo sobre su dominio y su capacidad. Como explican en sus páginas, ya son “el líder europeo de cítricos, incluyendo naranjas, mandarinas y limones, con unas 600.000 toneladas de cítricos, 9 plantas de empaquetado, más de 8.000 hectáreas en producción y una facturación total de más de 400 millones de euros”. Y leo también sobre sus aspiraciones –“ofrecer un servicio global de calidad y doce meses al año a cadenas de distribución y a consumidores de todo el mundo” –, que no son pocas.

Sin ser especialista en la materia, sí que sé que las naranjas, limones y mandarinas no crecen todo el año, aunque en los supermercados estén siempre presentes. Así que tengo que buscar un poco más para entender cómo resuelven esta situación si quieren ofrecer cítricos los 365 días del año. Lo explican muy claramente: “Trabajando en diversificar su suministro tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur para garantizar un producto de calidad a nuestros clientes durante todo el año.”

Y aquí es donde me detengo. ¿Es posible que las mismas grandes corporaciones locales que controlan el mercado nacional –y que condicionan los precios a los agricultores–  estén detrás de la llegada de naranjas de Sudáfrica o Argentina que encontramos en los supermercados estos días cuando en Tarragona, Castellón, Valencia, Málaga o Huelva se están produciendo naranjas o mandarinas? ¿Estamos culpabilizando a las mandarinas o naranjas que llegan de Sudáfrica sin ponerles nombres y apellidos? Porque la situación cambia radicalmente. Si los cítricos que hunden los precios son importaciones de terceros operadores habrá que poner atención en los tratados comerciales entre estados; si quienes traen estos cítricos son nuestras propias empresas, habrá que gestionarlo de otra manera, ¿no os parece?

Con la mosca en la nariz llamé un par de veces a la empresa. Quería consultarles sobre si cabía esa posibilidad, pero no pudieron atenderme. Pero hoy he leído la noticia: “Una etiqueta de una bolsa de naranjas de El Corte Inglés, en la que aparece como empresa envasadora Martinavarro, ha hecho hervir las redes sociales en las últimas horas. Lo ha hecho porque en el interior de la bolsa de plástico hay naranjas de la variedad Navel Late… de Sudáfrica”.

Gustavo Duch
Gustavo Duch

Coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas. Autor de libros como Lo que hay que tragar, Alimentos bajo sospecha, Sin lavarse las manos y Mucha gente pequeña.

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