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Desarrollo del bebé

En la semana 17 el bebé tiene el tamaño de la palma de la mano; aproximadamente unos 12,5 cm –de cabeza a cóccix– y 150 gramos de peso. Aunque aún es muy pequeño, no deja de hacer prácticas para cuando llegue la hora del parto, sobre todo por lo que respecta a succionar y tragar. Además, su ritmo cardíaco ha dejado de ser espontáneo para ser regulado por el cerebro, y el corazón le late entre 140 y 150 pulsaciones por minuto (más o menos el doble de rápido que el de su madre).

Fuente: Qué se puede esperar cuando se está esperando. Heidi Murkoff. Ed. Medici

Alimentación de la madre: Estamos a punto de llegar a la mitad del embarazo y durante esta semana es importante recordar la importancia de consumir alimentos ricos en hierro, sobre todo combinados con productos ricos en vitamina C, para aprovechar su absorción.

¿Por qué hay que consumir hierro? A medida que el embarazo avanza (más o menos hacia las veinte semanas, aproximadamente) la cantidad de sangre de la madre aumenta y, en consecuencia, también se incrementa la cantidad de hierro necesaria para producir glóbulos rojos. Normalmente este hecho acaba con las reservas de la madre (no con las del bebé) y, en muchos casos, el médico acaba recetando un suplemento diario de hierro para evitar síntomas de anemia.

Pero más allá de las pautas indicadas por el ginecólogo, y aunque no se tenga anemia, es un buen momento para que la madre gestante incremente en su dieta alimentos ricos en hierro, combinados, si puede ser, con algún zumo rico en vitamina C (consultar semana 10). La nutricionista Montse Bradford en La alimentación de nuestros hijos apuesta por las verduras de mar, sobre todo el alga dulse, que contiene una gran cantidad de hierro, y recomienda evitar el agar-agar y las microalgas de lago, como espirulina, klamath y clorela, porque sus efectos pueden estar contraindicados.

Otras fuentes de hierro pueden ser las verduras de hoja verde y frondosa, como el brócoli o la col verde; las legumbres, especialmente las lentejas; las semillas (mejor si son pipas de calabaza), y el pecado fresco, preferiblemente el rojo y el azul. También podéis apostar por el pavo, las ostras, los mejillones, las gambas, las patatas al horno con piel, la quinoa, los guisantes, las habas, los frutos secos o los productos derivados de la soja.

Atención: La información ofrecida en esta sección es genérica -tanto en cuanto a la evolución del feto, como la alimentación de la madre y en la complementación nutricional. Para tener un asesoramiento directo, se recomienda consultar el ginecólogo o un nutricionista especializado.