Pruébalo

1. Para que la economía y la salud se den la mano, evita comprar alimentos indiscriminadamente como: patatas fritas, enlatados, refrescos, zumos de fruta azucarados, etc. e invierte este dinero en verduras y frutas ecológicas.

2. Prueba durante un mes fruta y verdura ecológica y al cabo de este tiempo, compra unos tomates convencionales. ¿A que no están tan buenos?

3. Reduce el consumo de carne y pollo y potencia el consumo de legumbres (al menos 5 veces a la semana). Como este cambio te resultará más económico inviértelo en verdura y fruta ecológica. Mejorarás en salud y en calidad de vida.

4. Cambia el típico menú de plato de arroz o de pasta de primero y bistec con patatas y ensalada de segundo por un plato de arroz integral con verduras de primero y un segundo de legumbre u otra proteína vegetal. Te será más económico para el bolsillo y para tu salud.

Cuando con los amigos o con la familia sacas el tema de los alimentos ecológicos te miran con cara de extraterrestre y lo primero que te sueltan es: ¡¡¡pero si son carísimos!!! A simple vista sí son mucho más caros que los convencionales, esto no lo discutiré, pero también es cierto que hoy en día se tiene una visión de la compra de la comida muy limitada. Todo el mundo busca la mejor oferta, el precio más económico sin plantearse ni por un instante si es bueno o no para la salud. El consumidor actual se ha convertido en “la gallina de los huevos de oro” de la industria alimentaria y como los medios publicitarios ya se encargan de dárnoslo todo hecho, no es necesario destinar ninguna neurona ni utilizar el instinto para reflexionar si lo que compramos compulsivamente es bueno o no para la salud. De hecho, ya nos va bien. Es lo que la sociedad marca y ya nos conformamos porque resulta bueno al paladar. En cambio, cuando hablamos de comida ecológica hacemos como cuando juzgamos a cualquier persona sin conocerla de verdad. No nos molestamos en saber si realmente es así o si nos dará una grata sorpresa cuando la conozcamos de verdad. En mi opinión, ¡la alimentación ecológica es de las que te da sorpresas muy buenas! Vamos, pues, a conocer este “nuevo amigo” muy conocido pero que genera desconfianza en tanta gente.

Existen varios motivos de por qué sería bueno interesarse un poco más por los productos de la localidad cultivados y elaborados sin fertilizantes químicos, pesticidas ni organismos genéticamente modificados. Este es el caso del estudio coordinado por Carlo Leifert, ingeniero agrónomo, doctor en microbiología y profesor de la Universidad de Newcastle, Reino Unido, el QLIF (Quality Low imputado Food) realizado en 2008 y financiado por la Unión Europea. Los resultados demostraron que los alimentos ecológicos de origen vegetal presentan un mayor contenido en materia seca; una mayor concentración de sustancias antioxidantes (fenoles totales y flavonoides) que evitan el envejecimiento celular en el organismo y potencian el efecto protector contra varias enfermedades y un mayor contenido en minerales (fósforo, potasio, calcio, magnesio, hierro, cobre y zinc); un mayor contenido en vitaminas (A, B, C), y una mayor proporción en ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y en hidratos de carbono. Además, también contamos con los estudios coordinados por la Dra. Dolores Raigón, doctora en Ingeniería Agrónoma por la Universidad Politécnica de Valencia y catedrática de la Escuela Universitaria del área de Edafología y Química Agrícola y colaboradora de Etselquemenges.cat, donde se ha visto que, a diferencia de los alimentos convencionales, los ecológicos presentan más nutrientes.

productes-eco-boSi tenemos en cuenta los resultados de estos estudios −y el que se realizó en 1985 en el INSERM de Marsella por un grupo de investigación en agricultura ecológica− podremos ver que, si llenamos la cesta con frutas y hortalizas de cultivo convencional, nos llevaremos principalmente: nitratos (que en la sangre se transforman en nitritos y junto con los metabolitos de la sangre se convierten en nitrosaminas, productos cancerígenos); pobreza en cobre; mucho potasio y poco magnesio, lo que provoca un debilitamiento del sistema inmunitario; un aumento de fosfatos que favorecen los procesos de descalcificación; más contenido en agua y, por lo tanto, menos nutrientes en general; menos aminoácidos y más pesticidas. Estos últimos representan un riesgo particular para los niños, ya que presentan un metabolismo más alto y un peso corporal más bajo. Debemos tener presente que, aproximadamente, entre el consumo de fruta y verdura convencional ¡un niño puede ingerir cada día unos 15 pesticidas! En cambio, si llenamos la cesta con frutas y verduras biológicas nos llevaremos, por algo más de dinero: menos agua (más materia seca), un 69% menos de nitritos, un 30-49% más de magnesio, un 35% más de aminoácidos esenciales, un 27% más de vitamina C, un 21% más de hierro, cobre y otros oligoelementos.

El hecho de consumir alimentos ecológicos no solo hará que nuestro paladar se vuelva más refinado (dado que son productos más sabrosos), sino que también beneficiaremos la salud de los agricultores y favoreceremos la biodiversidad de la tierra. Es cierto que hoy por hoy los alimentos ecológicos son más caros, pero realmente son el mejor seguro de vida. Sé que con ellos me llevo una cesta cargada de nutrientes sin ingredientes de síntesis. También es cierto que cuantas más personas consumamos estos productos, más se abaratarán los costes. Debemos tener en cuenta que España es uno de los máximos productores de agricultura ecológica, pero como aún no se valora su calidad en nuestro país, se acaba exportando el 85-90% de la producción a otros países donde están más concienciados con este tema, como es el caso de Alemania. Así pues, solo depende de nosotros que este 85-90% se quede en nuestro país y nos beneficiemos de todas sus propiedades nutricionales, medioambientales y socioeconómicas.

Jordina Casademunt

Nutricionista

    @jordinacasa
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