Vino y dieta mediterránea
La dieta mediterránea ha tenido durante muchos años una copa de vino en la pirámide nutricional por sus propiedades nutricionales.
El vino tinto contiene sobre todo potasio, fósforo, magnesio, antioxidantes y un componente muy conocido: al resveratrol. Esta fitoalexina, que además de en la uva podemos encontrar en las ostras, los cacahuetes y las nueces, mejora la circulación sanguínea y mejora el metabolismo del colesterol; por lo tanto, podría ayudar a prevenir los problemas cardíacos.
La otra bebida típica a nivel mundial es la cerveza. En España tomamos cada año 46,3 litros de cerveza por cápita frente a los 10 litros de vino.
¿Qué tiene de bueno la cerveza?
Es muy rica en vitaminas del grupo B, potasio y polifenoles, es diurética y nos aporta energía.
El alcohol se debe tomar solo de forma esporádica y máximo 1 o 2 copas. Las personas con hipertensión, diabetes, triglicéridos, úlceras, colon irritable, gastritis y mujeres con reglas e intestinos irregulares lo deben controlar mucho más.
¿Produce tripa? Aunque el vino contiene más alcohol que la cerveza, los depósitos de grasa localizada en la zona de la tripa aumentan más cuando bebemos cerveza, según un estudio publicado a la European Journal of Clinical Nutrition. O sea que sí, tomar mucha cerveza hace tener barriga cervecera. La curva de la felicidad lo puede parecer solo mientras somos muy jóvenes; a la larga tomar alcohol cada día multiplica el riesgo de tener hasta 200 enfermedades, entre las cuales están el asma, las jaquecas, las enfermedades neuronales como la demencia, la osteoporosis y el cáncer.
La peligrosidad de la grasa abdominal o visceral (que se sitúa alrededor de los órganos vitales) con la que está relacionada el alcohol se puede vigilar calculando el índice de cintura-cadera. Hay que coger una cinta métrica y medirse las caderas y la cintura. Para saber el perímetro de la cintura hay que medir 5 cm desde el ombligo hacia arriba; y para saber el de las caderas, se debe medir por encima la parte que sobresale más del trasero. Una vez tengamos las dos medidas, hay que dividir la medida de la cintura por la de las caderas. En hombres no debe sobrepasar el valor de 0,9; y en mujeres, el de 0,8.
La cerveza sin alcohol es, pues, una buena solución; y el Estado español es el primer país europeo en consumo de esta cerveza. También podemos optar por utilizar vino o cerveza para cocinar. La cocción volatiliza el alcohol y nos proporciona un aroma único al plato. La cerveza, por ejemplo, combina muy bien con las carnes, con salsas con miel, y con la masa de la pizza casera, que queda más crujiente. El vino, por otro lado, nos puede ayudar a caramelizar el jugo de lo que estemos cocinando en la sartén.
A la hora de elegir, pues, siempre es mejor optar por vinos ecológicos como Lovamor o Brut21, vinos naturales como Viña Enebro, Dido DO Montsant o El Pino Rojo. También hay cervezas ecológicas como la catalana Toc d’Espelta y naturales como Oko-Krone o Muller’s Lagerbier.
El cultivo de la uva y la avena (o espelta) ecológicas no incluye pesticidas ni otros químicos perjudiciales para el entorno ni las personas que se bioacumulan en el cuerpo. Contienen más vitaminas, minerales y antioxidantes, ya que el cultivo se ha hecho con más cuidado y tiempo. Además, el proceso de recolección, elaboración y embotellamiento sigue unos parámetros regulados por los organismos de certificación.
