Hay estudios que muestran que comer siete aceitunas cada día es una buena forma de estar más sanos y de protegernos de diferentes patologías. ¿Por qué?

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Foto: Jennifer Arias Fotografía

1. Las aceitunas no engordan, ¡enriquecen!

Solemos comer relativamente pocas aceitunas. Siete aceitunas, que es lo que puede haber en una ensalada, tienen aproximadamente 20 kcal; y las negras –más maduras que las verdes– aún tienen menos. Por lo tanto, si engordan no debería ser una preocupación a la hora de decidir si debemos comer. Además, contienen fibra, un componente muy importante cuando hablamos de saciedad y de dietas de adelgazamiento, ya que esta fibra coopera favoreciendo la salud intestinal, la absorción mineral y el sistema inmunitario.

2. Son ricas en antioxidantes, vitaminas E y A, y hierro

Son buenas, pues, para proteger la piel del envejecimiento, para hidratarla, regularla en casos de sequedad, irritación, sensibilidad, dermatitis atópica y psoriasis. Gracias a sus polifenoles, ayudan a reducir la inflamación en las pieles más difíciles.

Las aceitunas también nos pueden ayudar en casos de anemia, ya que son muy ricas en hierro, sobre todo las negras. Además, colaboran a la hora de mantener el equilibrio de los niveles de glóbulos rojos a la sangre y de sentirnos con un poco más de ánimo durante la menstruación, cuando nos sentimos tan cansadas.

Una de las muchas propiedades del hierro es que, además, ayuda a sintetizar la carnitina, el aminoácido encargado de dejar entrar la grasa en la célula para convertirla en energía; así pues, es bueno no eliminarlas, por este otro motivo, si queremos perder peso.

3. Contienen omega-3 y 6

El omega-3 también es indispensable para mejorar el aspecto y la hidratación de la piel, así como para regular la producción de grasa de las glándulas sebáceas en pieles con acné.

Es muy bueno que en un mismo alimento haya tanto omega-3 como 6, para mantener su proporción más equilibrada y obtener beneficios circulatorios, nerviosos, y hormonales.

4. Protegen el corazón y la circulación

Como el aceite de oliva, las aceitunas también tienen propiedades protectoras del corazón y la circulación, y por lo tanto del envejecimiento celular. Eso es gracias al ácido oleico, una grasa monoinsaturada que ayuda a compensar las grasas saturadas.

Los polifenoles que citábamos antes (hidroxitirosol, tirosol) y sus flavonoides (catequinas) ayudan también a reducir la oxidación propia de la edad, la contaminación, el ejercicio intenso… y a luchar contra los radicales libres. Comer aceitunas de forma regular, pues, puede llegar a mejorar la salud nerviosa, cerebral e incluso la memoria.

5. Digestivas

Su agua, fibra y ácidos grasos, aparte de que originalmente las aceitunas son un alimento amargo, favorecen la digestión y mejoran la salud gastrointestinal. Si tomamos antes de las comidas, incrementamos la producción de jugos gástricos, y con este efecto colagogo, ayudaremos a expulsar más bilis a través de la vesícula biliar.

6. Son un tesoro mediterráneo

Las aceitunas, propias de la cultura y tradición mediterránea, aportan todas –sus mil y una variedades– un sabor único, propio de esta zona, del cual deberíamos estar orgullosos.

No solo se pueden consumir como aperitivo antes de comer, también con el desayuno o la merienda: un poco de pan integral con olivada es una alternativa muy saludable.

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Foto: Jennifer Arias Fotografía

7. No aptas para hipertensos, muy aptas para personas con la tensión o la energía baja

Ojo, ya que de forma natural contienen mucho sodio, y las de lata aún más. Las marcas comerciales les añaden aún más sal, estabilizadores sódicos (más sal), anchoas (que contienen mucha sal), glutamato monosódico, acidulantes, etc.

Las personas con niveles de potasio altos pueden beneficiarse de comer aceitunas al compensar la bomba sodio-potasio.

Ideas para comer

¿Qué variedades habéis probado? ¿Enteras, con hueso o sin, rellenas, verdes, negras?

No solo las podéis añadir en ensaladas, pizzas, bocadillos, purés de patatas, cremas de verduras, pastas y licuados verdes, sino que también se pueden comer en forma de:

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Foto: Jennifer Arias Fotografía

  • Olivada: Triturar aceitunas negras, aceite de oliva o vinagre, romero, tomillo y sal marina, y dejar macerar toda la noche para que coja más sabor, si se desea.
  • Salsa de aceitunas: Añadir a la olivada cebolla picada bien pequeña y más cantidad de aceite de oliva o vinagre.
  • Receta con almendra en polvo y ajedrea. Ver aquí, en catalán.

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    Neus Elcacho

    Dietista integrativa y coach nutricional

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