Si has empezado diferentes dietas para perder peso sabrás que llega un punto en que no avanzas. Te preguntas si realmente está funcionando y no entiendes por qué te cuesta tanto perder peso. “La compañera de trabajo ha perdido 8 kg, la vecina 20…” ¿Por qué ellas sí y yo no?
Aquí tienes hechos y pequeños errores que te ayudarán a comprender la complejidad que hay tras el hecho de perder peso y que te echarán una mano a la hora de seguir avanzando:
El cuerpo aprende
Cada vez que empiezas una dieta, tu cuerpo, que todavía tiene memoria de cuando éramos neandertales y pasábamos por épocas de hambre, sabe que pasa por una época de escasez y empieza a activar una especie de modo de “ahorro de energía”. Así pues, cuantas más dietas empieces, más “reservará” tu cuerpo y más te costará perder peso. No hagas mil dietas estrictas y rápidas. Haz un cambio de parámetros y una dieta definitiva, que te haga ganar salud, energía y permitirte algunos caprichos.
La edad no perdona
A partir de los 40 nuestro metabolismo baja un 10%; a partir de los 50 (aproximadamente), un 20%; hacia los 60, un 30%. ¿Y eso qué quiere decir? Pues que cuando te acercas a estas edades, si comes lo mismo y tienes el mismo estilo de vida, comenzarás a ganar peso sí o sí. Es decir, cada vez te será más difícil adelgazar, porque tu cuerpo necesita menos, va más lento.
Nos mentimos más de lo que pensamos
“Puede que pique un poco, pero cuando lo reviso con la dietista, no me acuerdo del número total de cositas que como mientras cocino”. Alguien deja comida en el plato, el niño no se acaba la galleta, alguien lleva algo por su cumpleaños en el trabajo o llego a casa y me comería un buey.
La tiroides no ayuda
Si tienes hipotiroidismo o crees que lo tienes (debes analizar las hormonas TSH/T3/T4 en sangre), tu metabolismo es muy lento, y perder peso es duro y difícil, pero con un buen acompañamiento se consigue perfectamente.
No tengo tiempo para hacer ejercicio
¿Te has parado a pensar que una semana tiene 168 horas? ¿No tienes ni 1 hora? Ni 30 minutos? Sí tienes tiempo, lo que pasa es que seguramente no te motiva, te da pereza o estás priorizando otras cosas. Hacer ejercicio hace que podamos perder peso mucho más fácilmente, sobre todo a partir de los 45 años y en caso de hipotiroidismo. Nos ayuda a quemar las grasas (¿como las quemaremos, si no?) y eliminar toxinas, a producir serotonina (a encontrarnos con más ánimo y hacer subir la libido), a mejorar la circulación, a reducir la retención de líquidos y la celulitis, y a activar la salud intestinal. ¿Necesitas más motivos?
Coge ahora mismo el ordenador o la agenda, si el gimnasio no te entusiasma. Seguro que encuentras donde ir a caminar, o ir a bailar, o hacer yoga o Pilates, o incluso un entrenador personal que se encargue de buscar qué es lo que te puede motivar. Prioriza tu salud, y hazlo ya.
Tomo más energía de la que necesito
- Como fruta o yogur de postre, a pesar de haberme quedado muy lleno.
- Como en menos de 20 minutos y mi cerebro todavía no ha tenido tiempo de enviar la sensación de saciedad al estómago; por lo tanto, puedo engullir todo lo que mi barriga aguante.
- Tomo cereales o pan por la noche y con el poco ejercicio que hago, esta energía se me coloca en las nalgas, como siempre.
- Preparo raciones de carne o de pescado de más de 120 g o raciones de hidratos de más de 60 g en crudo.
- Estoy en el sofá y caen 2 galletas de los niños.
Ceno fruta y yogur desnatado
No es una buena cena. Aunque nos aporta vitaminas y proteínas, la fruta es un azúcar sencillo, que si estamos en el sofá o vamos a dormir no nos servirá de mucho más que para coger la energía y convertirla en grasa.
El yogur, si es de calidad y lo tomamos puntualmente, no hay ningún problema, pero si es un producto de supermercado, está cargado de aditivos químicos que cargan el hígado y los intestinos.
No voy bien de vientre
Si tengo estreñimiento, estaré constantemente dejando que miles de toxinas estén en contacto durante días con mis paredes intestinales, lo que las hará más débiles, las inflamará y provocará que las toxinas pasen a la corriente sanguínea. Y, eh, las heces también pesan.
Tengo una intolerancia o intestino irritable y me hincho
Si tengo dolores de estómago, lo primero que tengo que hacer es solucionarlo, porque ni podré seguir una dieta para adelgazar sin pasarlo mal, ni me deshincharé nunca.
Tengo retención de líquidos
Pasa lo mismo en este caso. Quizás hay que activar la energía de tu riñón para que los líquidos comiencen a circular mejor, drenar, y que no se acumulen y te sientas hinchada como un globo.
Mi hígado está sobrecargado
Si tu hígado tiene mucho trabajo, no metabolizará bien ni las hormonas, ni las toxinas ni las grasas. Por lo tanto, cuidarlo es básico para que las grasas que queremos fuera se acaben marchando. Reduce azúcar, grasas saturadas, carne y lácteos, y come más verduras de hoja verde y infusiones (o comprimidos) de romero, hinojo, cardo mariano, diente de león o boldo (siempre bajo un control profesional).
Tomas cafés con leche a lo largo del día
No lo cuentas como parte de la dieta y vas tomando calorías a través de la leche y del azúcar, si lo tomas.
Durante el fin de semana cae alguna cerveza o copita de vino
Este es uno de los motivos más típicos de los pacientes que no adelgazan: “Oh, Neus, es que solo me he pasado en una comida, eh, todo lo demás lo he hecho perfecto!”. Si te has pasado en una comida pero has ido de barbacoa, has comido calçots a punta pala, pan con tomate, salsas, carne, una copita de vino, y algún bollo de postre puede parecer que solo es una comida, pero entre las cantidades y lo que supone el alcohol, estás acumulando mucho más de lo que podrías hacer en 3 picoteos entre semana. Esto no quiere decir que no puedas ir de calçotada si estás a dieta, pero con moderación. Afecta mucho, psicológicamente, cuando uno hace un “extra” un día después de haber seguido una dieta estricta toda la semana y ver después que se ha recuperado todo el peso perdido.
El alcohol −aunque se diga que el vino y la cerveza son sanísimos− carga el hígado, espesa la mente y las neuronas y favorece el aumento de peso.
No me cocino ni me organizo suficientemente bien
Si te quieres cuidar, priorízate, dedícate más tiempo a ti mismo y come alimentos naturales, cocinados en casa, con cariño.
No tengo bien distribuida la cocina
Hay una nueva dieta que se llama la dieta FENG SHUI, y que se centra en organizar tu cocina de manera que te ayude a perder peso. Un estudio en Nueva York muestra que las personas que tienen productos como cereales o galletas encima del mármol de la cocina pesan más que las que los tienen bien guardados.
Soy mujer y me peso una vez a la semana
Es más difícil perder peso en el caso de las mujeres que en el de los hombres. Ellos, cuando se deciden, van a por todas. Nosotras tenemos muchas fluctuaciones hormonales y emocionales que nos afectan en la retención de líquidos, el tránsito intestinal, el descanso nocturno… y, por tanto, en el peso.
No nos apuntamos todo lo que comemos
Algunas investigaciones indican que cuando nos autoobservamos controlamos más lo que hacemos que si solo pensamos en lo que hacemos.
No vigilamos lo que ponen las etiquetas
Cualquier producto, incluso si es ecológico, puede llevar azúcar, sirope, miel, melazas, harinas, levadura de soja… y todo ello va sumando. Ecosalim es una marca que cuida mucho la calidad de sus productos y esto se nota tanto en el sabor como en las propiedades de cada alimento.