El colágeno es una molécula que proporciona estructura y elasticidad a huesos, piel y tejidos conectivos. Se trata de una de las proteínas más abundantes del cuerpo humano y está formada por aminoácidos no esenciales (glicina, prolina y lisina), es decir, que el organismo puede sintetizar.
Es conocido como la proteína de la juventud por varios motivos. Por un lado, porque la piel está formada principalmente por fibras de colágeno que se encargan de mantenerla elástica, tersa. De hecho, se ha visto que las arrugas comienzan a aparecer a medida que la producción de colágeno disminuye.
Además, también tiene un papel fundamental a la hora de mantener las articulaciones –pensemos que dos tercios del cartílago son colágeno– y de ganar músculo, dos aspectos claves para mantenerse jóvenes.
Por último, y como explica este artículo, la glicina del colágeno facilita la producción de glutatión, un antioxidante muy potente que reduce el envejecimiento.
La edad, los hábitos y el ciclo del colágeno
Aunque podamos sintetizarlo, hay una caída importante en la producción de colágeno a partir de una edad determinada, como consecuencia de un metabolismo enlentecido y de cambios hormonales, pues la producción de colágeno está estrechamente vinculada a los estrógenos. Se estima que, hacia los treinta años, se produce la mitad de colágeno que en la adolescencia.
Será, por tanto, necesario obtenerlo a través de la dieta o la suplementación. Pero antes es fundamental proteger el que tenemos, y hay que saber que existen algunos hábitos que ayudan a minimizar su pérdida.
Aceleran la degradación de colágeno la exposición solar excesiva, el consumo de comida industrial, el tabaco, el alcohol, los contaminantes, el ejercicio físico excesivo, el sedentarismo, el mal descanso y el estrés. Y, al revés, una alimentación basada en alimentos reales, rica en aminoácidos, una vida activa, un buen descanso, enlentecen la inevitable pérdida de esta preciada proteína de la juventud.
¿Cómo conviene tomar el colágeno? Los mejores alimentos y suplementos
En la dieta, las fuentes más interesantes de colágeno se encuentran en la piel y huesos de animales. En el caso de los huesos, se extrae a partir de un hervido largo y luego se convierte en gelatina. El famoso caldo de huesos, que tiene ese aspecto baboso, es una de las fuentes alimenticias más recomendadas. La piel del pollo y los pies de cerdo o callos también son un aporte dietético de colágeno.
Luego, hay alimentos de origen vegetal que, como contienen los aminoácidos precursores del colágeno, también favorecen su síntesis: legumbres, espárragos, algunos frutos secos y semillas.
Los suplementos también son una alternativa útil para conseguir los beneficios del colágeno, tanto para la piel como para los huesos y articulaciones.
El suplemento que ha dado mejores resultados es el colágeno hidrolizado, pues es la forma más asimilable de este elemento. Se trata de un formato que, como ha sido sometido a un proceso enzimático que fragmenta las partículas de colágeno, consigue atravesar la pared intestinal y llegar al torrente sanguíneo más fácilmente. Si es de origen marino, se obtiene de piel, huesos y escamas de los peces y, dada su similitud con el colágeno sintetizado por el cuerpo humano, se asimila y tolera de forma excelente cuando se trata de un suplemento.
Colágeno con ácido hialurónico, sinergia de nutrientes para un efecto antienvejecimiento
La fórmula del colágeno de Nature Smart contiene otras sustancias que también tienen un papel importante a la hora de nutrir i mantener una piel joven: vitamina C, zinc, coenzima Q10 y ácido hialurónico.
El ácido hialurónico es una molécula también presente en el cuerpo que actúa como lubricante, facilita los movimientos de músculos y articulaciones y contribuye a mantener la piel firme e hidratada. Al igual que el colágeno, la producción de ácido hialurónico disminuye con el paso del tiempo.
El colágeno hidrolizado marino de Nature Smart ha sido extraído mediante procesos naturales, aspecto fundamental para que sea una alternativa efectiva, más asimilable. Se trata de una opción que vale la pena considerar para contrarrestar los efectos del envejecimiento y favorecer un aspecto más vital, potenciando y reestructurando la red de colágeno de la piel desde el interior.
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