El manual de diagnóstico DSM-IV de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) define el trastorno del espectro autista como “una alteración, fundamentalmente, en procesos de comunicación social y del desarrollo neurológico”. Existen una serie de criterios más específicos que contemplan déficits en la comunicación e interacción social, patrones de comportamiento e intereses restringidos, repetitivos y con síntomas en la infancia.
Se considera que el autismo es una enfermedad orgánica –en la que hay intoxicación, inflamación y desnutrición– con importante repercusión cerebral. Su origen es multifactorial y suele afectar a niños con alguna vulnerabilidad genética. Se trata de una enfermedad que afecta con más frecuencia a varones que a mujeres, con una prevalencia estimada del 1%.
El tratamiento terapéutico puede combinar diferentes enfoques, entre los cuales se encuentra la dieta, que ha demostrado ser efectiva a la hora de mejorar el trastorno.