La dietista-nutricionista, mentora de salud y autora de los superventas Zumos verdes, Superfoods y Batidos verdes, este año publica su cuarto libro: Come limpio. Se trata de un gran recopilatorio de sus conocimientos y filosofía de vida con el que nos propone tomar las riendas de nuestra salud mediante una alimentación natural, nutritiva y sanadora para que podamos sentirnos bien y estar llenos de energía.
Si alguien me dice las palabras “come limpio”, automáticamente pienso en ti, ¡Carla! Es una filosofía que te has hecho muy tuya y que hace años que llevas a la práctica. Desde que comenzaste a cambiar la alimentación y con tu experiencia como dietista-nutricionista y mentora de salud, ¿cómo ha ido evolucionando el concepto de “Come limpio”?
Cada vez se ha ido definiendo más, en el sentido de que los pilares claros son alimentarse de la forma más natural posible, escuchar el cuerpo y observar cómo reacciona con cada alimento, y la conciencia sobre la calidad y el origen de lo comemos. Sin olvidar que la salud no solo depende de lo que tenemos en el plato, sino también de los pensamientos y emociones.
Lo que me gustaría comentar es que hay ideas que, a veces, se han interpretado mal o que han ido evolucionando según mi punto de vista, como los alimentos crudos, el gluten y la combinación de los alimentos.
Los alimentos crudos conservan la mayoría de los micronutrientes, vitaminas, minerales y enzimas, elementos que se pierden en cocciones largas y a temperaturas altas –cuando hervimos o braseamos, por ejemplo. Ahora bien, no a todo el mundo le sienta igual de bien comer una ensalada cruda. Si hay gastritis, colon irritable, enfermedad de Crohn o simplemente una constitución que no lo tolera bien, es igual que los crudos lleven más vitaminas y minerales; no hay que abusar de ellos, porque no sentarán tan bien como los alimentos cocinados o más densos.
Ha habido mucho debate sobre si se debe dejar de tomar gluten. El gluten se encuentra principalmente en alimentos procesados que no tienen cabida dentro de una alimentación limpia. Una vez se dejan estos procesados, muchos síntomas asociados al gluten desaparecen. Unas galletas procesadas o un pan ultraprocesado, aunque no lleven gluten, tampoco son una opción saludable. Las harinas que se usan para hacer pastas, cereales o galletas convencionales, la mayoría de veces no provienen de trigo antiguo, sino de cultivos extensivos; así pues cada persona, individualmente, debe valorar cómo reacciona su cuerpo al tomarlo. El gluten que encontramos en panes fermentados y de masa madre –hechos con grano antiguo y sin manipular no tiene nada que ver.
Finalmente, la combinación de los alimentos no se refiere a dejar de comer carbohidratos o a dejar de comer proteínas de origen animal, sino a no mezclar alimentos que son más densos o concentrados y pobres en agua en un mismo plato para aliviar las digestiones y evitar somnolencia después de comer por ejemplo, o inflamación y/o gases. Por lo tanto, a rasgos generales, se recomienda no mezclar alimentos ricos en proteína con alimentos ricos en carbohidratos en una misma comida. Ahora bien, quiero aclarar que resultará más pesado comer un plato de arroz con verduras salteadas y un bistec (proteína animal), que un arroz con verduras salteadas con semillas de sésamo o cáñamo (proteína vegetal). Y, como pasa con todo, cada uno debe tener criterio y valorar si nota alguna diferencia.
Has creado tu propia pirámide de “Come limpio” y me ha parecido curioso que los jugos verdes y los superalimentos tengan espacio propio. ¿Recomiendas tomar cada día?
Si te fijas, los zumos y los superalimentos tienen el mismo color que los vegetales, solo que, en este apartado, están remarcados los diferentes componentes: los vegetales de hoja verde como base de todo; después, el resto de vegetales y, a continuación, están los batidos verdes, porque básicamente deberían estar formados de vegetales con alguna fruta para endulzar. Los zumos y batidos verdes son una opción dentro de una alimentación saludable y una forma fácil y sabrosa de incorporar más vegetales en el día a día. No quiere decir que tengamos que tomar cada día, pero, en todo caso, los considero dentro de este primer grupo. Los superalimentos también los pongo dentro de este grupo, porque todos tienen origen vegetal, ya sean vegetales en sí, raíces, hierbas o especias, o frutas con un valor nutricional alto.
¿Qué superalimento nunca falta en tu día a día?
Las hojas verdes –lechuga, espinacas, canónigos, kale o endivias, por ejemplo…– y el cacao; como chocolate casi todos los días.
El método “Come limpio” no penaliza el consumo moderado de proteína animal, pero destaca que es importante que provenga de animales de ganadería ecológica, que no hayan sido tratados con antibióticos ni hormonas, y que hayan sido alimentados con granos no transgénicos. ¿Tú tomas de vez en cuando o has dejado de consumir por completo estos alimentos?
No tomo carne, pescado, huevo ni lácteos desde finales de 2012. No son mi fuente de proteína. De todos modos, no puedo decir que nunca más he comido nada de origen animal, ya que alguna vez he tenido miel en casa; no siempre todos los pasteles o dulces o salsas que he comido fuera de casa han sido sin lácteos o huevos y, a veces, cuando viajo, soy consciente de que en algún plato hay huevo o, si estoy en Catalunya y me preparan una tortilla de patatas, como un trozo. En estos casos, me nutro según la tradición familiar y pertenencia, pero puedo afirmar que mi alimentación y/o salud no depende de los productos de origen animal. Por otra parte, quiero aclarar que comer limpio no significa hacer una alimentación basada en ingredientes de origen vegetal al 100%; esto es una opción completamente personal.
Alguien podría pensar que, cuando hablas de alimentos primarios, te estás refiriendo a las verduras y las frutas, pero en realidad no tiene nada que ver con la alimentación, ¿verdad?
No. Cuando hablo de alimentos primarios hago referencia a todo lo que nos nutre y nos genera energía y vitalidad más allá del plato. Hago referencia a las relaciones personales, a cómo nos sentimos al trabajo, a la actitud vital, al cuidado personal… Todo esto alimenta la mente y las emociones y, como he dicho al principio, para mí, la salud engloba cuerpo, mente y emociones.
Explicas en el libro que la filosofía de “Come limpio” es mucho más que una alimentación saludable. ¿Es un estilo de vida?
Yo creo que sí, ya que también hace referencia a hábitos saludables y a poner conciencia en los productos que compramos, ya sean para comer o de cosmética, limpieza o accesorios, entre otros. Se trata de considerar el impacto que tienen sobre el cuerpo y sobre la salud del planeta.
Hablas de la importancia de respirar –que parece obvia–, pero la forma de respirar que tú propones va mucho más allá de coger aire por la nariz y ya. ¿Cómo nos puede ayudar?
Pues cuando en el libro hablo de respiración consciente hago referencia a estos minutos que nos dedicamos a estar presentes. La respiración, cuando la escuchamos, nos lleva al aquí y al ahora, donde no hay preocupaciones, ya que el pasado ya ha pasado y el futuro todavía no ha llegado. Vivimos con muchas angustias y estrés, que, desde mi punto de vista, son los culpables de tantos desequilibrios de salud.
Al final del libro propones tres fases para iniciar la transición hacia una alimentación más limpia. ¿Qué las diferencia?
Pues en la primera fase, que es la “Come limpio”, propongo una alimentación sin procesados, azúcares, harinas refinadas, carne ni lácteos y, por otra parte, con muchos ingredientes naturales y enteros, de origen vegetal; también incluye huevo y pescado. La segunda fase es la “Come limpio veggie”, y propongo aventurarse una vez ya nos sintamos cómodos con la primera y ya no tengamos síndrome de abstinencia por los procesados. Es una planificación de menús equilibrada con recetas 100% vegetales. La tercera fase es la “Come limpio raw”, con recetas más ligeras y una buena cantidad de ingredientes crudos, para cuando hay que hacer un poco de limpieza o se quieren experimentar los beneficios que tiene comer crudo. Las tres fases se pueden ir alternando.
¿Las tres fases son para todo el mundo?
La tercera fase, como he dicho antes, como contiene muchos crudos, no es para todos.
¿Qué síntomas podemos notar cuando empezamos el camino hacia una alimentación limpia? Se parecen a los que pueden ocurrir cuando hacemos una desintoxicación?
Sí, correcto. Cuando hacemos una dieta desintoxicante, dejamos de comer alimentos perjudiciales para la salud, procesados, o que piden más esfuerzo y energía al cuerpo para digerirlos, como la carne, por ejemplo. Uno de los síntomas clarísimos que podemos experimentar es el hambre emocional, que es como un síndrome de abstinencia por haber dejado de comer alimentos a los que estábamos enganchados y que, de repente, ya no ingerimos. Hablo de azúcares o de harinas refinadas, por ejemplo. También podemos experimentar un ligero dolor de cabeza si dejamos de tomar café de golpe o reducimos mucho si consumo si estábamos muy acostumbrados a él; veremos claramente el efecto de esta bebida en el cuerpo. Además, nos pueden salir granitos de pus en la cara o en los hombros, ya que a través de los poros de la piel expulsamos toxinas, también.
Uno de los siete pilares de la filosofía “Come limpio” es que no se deben contar calorías, sino colores. Esto se ve muy claro en las recetas que propones. ¡Hay platos de todos colores! ¿Son recetas que forman parte de tu día a día desde que comenzaste a comer limpio?
Sí. Muchas las hago habitualmente, y otras más elaboradas han sido inspiradas en platos que he pedido en algún restaurante y que me han parecido fáciles y originales de preparar y adaptar a la filosofía “Come limpio”.
Zumos verdes, Batidos verdes, Superfoods y Come limpio. ¡Ahí es nada! ¡Has publicado unos cuantos libros! ¿Tienes previsto escribir algún otro más adelante? ¿Qué retos tienes para este 2019?
De momento, haré un parón. En este libro he plasmado, muy brevemente, todo lo que he aprendido sobre nutrición a lo largo de estos años. Ahora toca seguir nutriéndome de conocimientos y experiencias antes de escribir otro libro. Tengo muchas ganas; quiero seguir estudiando y formándome como profesional de la salud. Este es uno de mis propósitos que ya estoy cumpliendo este 2019 y, por otro lado, seguir cuidando de todo lo que ya he construido –como la comunidad en línea– y seguir compartiendo lo que voy aprendiendo a través de mi blog y las redes.