El vegetarianismo está aceptado para los adultos, pero cuando un niño confiesa que es vegetariano, todo son recelos. Dietistas, nutricionistas y médicos especializados cuentan si un niño que se alimente de frutas, verduras, huevos y leche puede tener ninguna carencia nutricional.

El médico naturista Pedro Ródenas es vegetariano desde pequeño. Sus hijos, también. Bueno, Jan (dieciséis años) hace tres que decidió dar un paso más allá. “Había oído hablar del veganismo, y empecé a documentarme”, dice. También lo consultó con su padre. “Tenía claro que era una opción más saludable y, además, concordaba con mi pensamiento de respetar a los animales”.

rodenas1

Así pues, hace tres años, quiso ser vegano, es decir no comer ningún alimento que provenga de la explotación de los animales. “Y el mismo día que lo decidió, lo empezó a practicar”.
Pedro está a su lado escuchándolo, y dice que él siempre se lo había planteado pero que nunca había tenido la fuerza de voluntad para dar este paso. “Cuando salgo fuera de casa, si hay queso, acabo comiendo, por ejemplo”. En cambio, Jan tiene la voluntad de llevarse la comida de casa si sabe que, fuera, no encontrará nada para comer. Si los amigos quieren hacer un bocadillo, él pedirá uno de verduras. Si alguien se lo pide, explica que es vegano, pero tampoco hace bandera. No lo va contando constantemente.

En el instituto, hace dos años, comenta ahora el padre, hizo un Power Point para exponer todos los argumentos que lo habían llevado al veganismo. Jan procura ser coherente con sus pensamientos, y no lleva zapatos ni cinturones de piel o de cuero o ninguna prenda de ropa que se haya producido gracias a la explotación animal. Es una filosofía de vida, que empieza por la comida, pero que va más allá. La intención última es vivir en un planeta mejor.

Jan participó en un documental, en el que los jóvenes quieren sembrar conciencia.

Hace un tiempo, y por la presión social, el padre, Pedro Ródenas, pidió unos análisis completos a Jan. “Lo único que salió bajo fue la vitamina D, que, en su caso, es por el poco contacto con el sol, porque los adolescentes pasan horas en casa estudiando y jugando”. El resto de indicadores eran perfectos.

La dietista y nutricionista Irene Gelpí decidió ser vegetariana cuando tenía veinticinco años. Ahora bien, recibió tanta presión familiar, que decidió estudiar nutrición para documentarse con profundidad. Enseguida se reafirmó en esta opción.

“Hay un mito desmesurado con la aportación de hierro de la carne, cuando, en realidad, no es ninguna garantía comer mucha para tener”. En este punto, el médico Pedro Ródenas asegura que los estudios analíticos de personas vegetarianas evidencian que tienen aportaciones de hierro altas, porque “los vegetales , aunque contengan un hierro que se absorba menos, son muy ricos y cubren las necesidades del organismo”.

Otra cuestión importante es entender bien la alimentación vegetariana (si incluye lácteos y huevos se llama ovolactovegetariana; si sólo incluye productos vegetales, vegana). “Ser vegetariano no quiere decir comer hidratos de carbono refinados, harinas blancas y bollería industrial, porque entonces sí habrá carencias nutricionales. Si la persona vegetariana no es consciente de su salud, y basa la dieta diaria en hidratos de carbono refinados, y con un contenido bajo de fruta y verdura, seguro que terminará con carencias”.

Una alimentación vegetariana equilibrada, tanto para niños como para adultos, tendría que incluir legumbres tres o cuatro veces por semana; huevos, de dos a cuatro por semana, y un lácteo por día. Diariamente, las comidas tienen que estar formadas por fruta, verdura, cereales y frutos secos oleaginosos crudos (almendras, avellanas, nueces, por ejemplo) y frutos secos dulces (orejones, higos, ciruelas, dátiles, pasas…).

Finalmente, Gelpí recuerda que, antiguamente, en el campo, los niños comían carne una o dos veces por semana, o todavía menos. “La obsesión por la ingesta de carne es moderna; yo siempre recomiendo el libro Líberese de la proteinomanía, de Marc Ams, para romper todos los mitos que se han difundido erróneamente”. Además, según afirma, es más peligrosa una dieta elevada en proteínas animales (que puede derivar en muchas enfermedades degenerativas), que cualquier variante de las dietas vegetarianas que hay.

Trinitat Gilbert
Trinitat Gilbert

Periodista

  @trinigilbert