Nos pasamos casi un tercio de la vida durmiendo y, aunque parezca un tiempo perdido, el sueño es una de las funciones vitales del cuerpo. Durante la noche, el cuerpo se regenera para consolidar la memoria y configurar la red neuronal, para producir cambios metabólicos, hormonales… ¡Dormir poco o mal hace que el cuerpo se resienta a corto plazo y también a la larga!
El lúpulo, más allá de la cerveza
¿Sabíais que las inflorescencias del lúpulo –que se denominan estróbilos– contienen un principio activo con un gran efecto sedante que nos puede ayudar a relajarnos y dormir mejor?
El lúpulo (Humulus lupulus) es una planta originaria de China, pero que crece muy bien en zonas frías y muy lluviosas del norte de Europa. Alemania, por sus características climatologías y geográficas, es el productor principal en todo el mundo. El 95% del lúpulo que se cultiva se utiliza para elaborar cerveza, pero también tiene aplicaciones cosméticas y terapéuticas.
Los principios amargos del lúpulo son los que confieren el sabor amargo característico de la cerveza, y sus propiedades antibacterianas hacen que se pueda almacenar durante mucho tiempo. Estos principios amargos también se utilizaban antiguamente y por parte de la medicina tradicional china como tónico digestivo, porque estimula las secreciones gástricas para favorecer el apetito y mejorar la digestión.
Pero el lúpulo, además de ser uno de los ingredientes básicos de la cerveza, es una planta que tradicionalmente se ha utilizado cuando hay trastornos del sueño o como relajante del sistema nervioso, ya sea en forma de comprimido, como infusión o rellenando los cojines con flores secas para inhalar sus principios relajantes durante la noche.
La Agencia Europea del Medicamento aprueba el uso del lúpulo en casos de insomnio y dificultad para conciliar el sueño y en síntomas leves de hiperactividad, ansiedad, irritación, dolores de cabeza tensionales, fatiga o estrés. También tiene efectos estrogénicos que ayudan a las mujeres con premenopausia y menopausia ante los cambios físicos y emocionales característicos de esta etapa.
Así que tenemos que añadir el lúpulo a la lista de plantas que sabemos que tienen efectos sedantes y relajantes suaves, como la valeriana, la melisa, la pasiflora, la amapola o la lavanda.
Como sucede a menudo en fitoterapia, para obtener buenos resultados, son mucho mejores los preparados o comprimidos que incorporan plantas diferentes que se complementan y trabajan de forma sinérgica. En el caso de los trastornos de sueño y los estados de alteración del sistema nervioso, los estróbilos de lúpulo y la raíz de valeriana hacen un tándem perfecto para ayudar a conciliar el sueño, porque generan un afecto similar al de la hormona del sueño, la melatonina.
Bio Melisa Valeriana con Lúpulo y Lavanda de Raab Vitalfood une los beneficios del lúpulo y la valeriana con los de la aromática melisa y la suave lavanda y consigue un complemento que alivia los estados de ansiedad, relaja y ayuda cuando hay trastornos del sueño y que permite evitar los somníferos sintéticos, con unos efectos secundarios indeseables.
Con el fin de aumentar su efecto, incorpora extracto de acerola, una gran fuente de vitamina C, que ayuda a convertir el triptófano que obtenemos de la alimentación en melatonina, la hormona del sueño, que ayuda a inducir un estado de relajación y somnolencia.
Pautas para dormir bien y descansar de verdad
Las plantas medicinales ayudan a relajarse y pueden hacer que sea más fácil dormirse, pero hay ciertas pautas que van bien para preparar el cuerpo a la hora de descansar bien y pasar por todas las fases del sueño:
- Mantenerse activo durante el día. Hacer ejercicio de forma regular es bueno, pero no antes de ir a dormir, porque nos puede excitar y estimular el organismo en lugar de prepararlo para acostarse.
- Evitar las digestiones pesadas. A la hora de la cena, elegir alimentos fáciles de digerir y ricos en triptófano –un aminoácido que está asociado a la producción de melatonina– y evitar dulces y bebidas energéticas o azucaradas, que hacen subir la glucemia y nos provocarían un exceso de energía. Siempre es bueno dejar aproximadamente 90 minutos entre la cena y la hora de acostarse.
- Establecer rutinas del sueño. Por naturaleza, el cuerpo se adapta a los horarios y las rutinas. Hay que intentar seguir unos horarios estables y evitar cambiar cada día la hora de ir a dormir o echar siestas de dos horas. Lo único que conseguiremos es desajustar el cuerpo y hacer que le cueste más encontrar el ritmo.
- Apagar las luces. Apagar las pantallas de móviles, televisores, tabletas, ordenadores o libros electrónicos, por ejemplo, una hora antes de ir a dormir y bajar persianas y cerrar luces ayuda a segregar más melatonina.
Dormir es un bien muy preciado que tenemos que proteger, ya que nuestra salud física y mental depende de ello.