Raa Bar es un sorprendente descubrimiento saludable en la ciudad de Aarhus. Ofrece cocina 100% ecológica y viva en un ambiente nórdico, luminoso y muy desenfadado. Destaca por los platos y las bebidas multicolores y excepcionalmente creativos y deliciosos.
El proyecto empezó hace unos dos años cuando la mujer del propietario, que es vegetariana desde siempre, creyó que faltaban opciones más creativas y actuales en esta línea en la ciudad, de manera que decidieron crear una, pero que, además, diese un paso más allá, y se especializase en rawfood, también conocido con el nombre de cocina viva o crudivegana. Todo lo que sirven está preparado o cocinado por debajo de los 43ºC para preservar intactos todos los nutrientes y enzimas de los alimentos; de manera que procesos como el remojo, la activación (de frutos secos y semillas), la germinación (de cereales y legumbres), la maceración o la deshidratación son la clave y el secreto de muchas de sus especialidades rompedoras.
La carta es muy completa y, como abren todo el día, podemos encontrar desde desayunos con batidos energéticos de frutas, hojas y superalimentos como estrella hasta todo tipo de postres y caprichos dulces para tomar a cualquier hora, pasando por una gran variedad de sorprendentes ensaladas llenas de color, sándwiches creativos o hamburguesas vivas, versiones propias de platos de otras culturas, o sus impresionantes degustaciones con mil y un platillos de todas las formas y colores. Cualquiera de estas especialidades la podemos combinar con una buena elección de cervezas y vinos ecológicos y biodinámicos.
Nosotros probamos la hamburguesa completa, elaborada con trigo sarraceno y lentejas germinadas, con ensalada variada y crackers de semillas y pimiento, acompañamiento de queso de anacardos con hierbas y chips deshidratadas de patata, remolacha y boniato; por otra banda, el linguini de calabacín y zanahoria con pesto de espinacas y nueces, y la ensalada de aguacate, pomelo y anacardos con curry. Nos sorprendió mucho el potente chupito de batido verde que nos sirvieron antes de empezar para abrir boca y preparar las enzimas del estómago para la comida.
El interior es espacioso gracias a los altos techos y los grandes ventanales, que inundan de luz natural el espacio. El estilo es claramente nórdico, con muebles de madera y uso de pieles encima de todas las sillas y butacas. Destacan también las cajas de fruta y verdura ecológica que utilizan para crear los platos, pero que tienen repartidas por todo el local como decoración. También tienen un pequeño rincón en el que venden productos ecológicos básicos, sobre todo de productores locales, por si queremos hacer una compra rápida de básicos. Los grandes ventanales conectan el interior con un íntimo jardín público exterior a orillas del río. Durante los meses cálidos también hay mesas fuera, y telas repartidas por el césped para comer o tomar alguna cosa de una forma más distendida y aprovechando el calor del sol.
El restaurante está ubicado en la orilla de uno de los ríos que pasa por la ciudad y al lado de uno de los recintos culturales del lugar; el fin de semana suele estar abierto hasta tarde y ofrecen todo tipo de cócteles de frutas naturales con y sin alcohol. Sin embargo, además, muy a menudo podemos encontrar música en directo u otro tipo de pequeños espectáculos en vivo, ya que a los propietarios les encanta que haya movimiento y actividad.
En definitiva, una experiencia de colores, sabores, texturas y combinaciones absolutamente deliciosa y muy diferente a nada que hubiésemos probado hasta el momento. Es una recomendación que, definitivamente, no puede perderse nadie que quiera romper esquemas dentro del mundo saludable.
