Apostando por la pesca artesanal ayudamos a reducir la huella de carbono y apoyamos una pesca responsable y de proximidad, independientemente de que lleve, o no, el sello ecológico.
Todos los alimentos ecológicos, para poder llevar las palabras “Bio”, “Ecológico” y “Orgánico” y el logotipo europeo (la característica hoja verde con estrellas), es necesario que cumplan obligatoriamente la normativa oficial, vigente y comunitaria: el Reglamento (CE) 834/2007. Para controlar su cumplimiento, hay autoridades públicas y privadas reconocidas por la unión Europea que se encargan de hacer controles anuales.
Uno de los criterios que definen un producto ecológico es que los animales deben estar alimentados principalmente con alimentos ecológicos, tratados teniendo en cuenta su salud y bienestar, criados al aire libre y con un espacio vital máximo. El término de “producción animal” que tiene en cuenta el reglamento, sin embargo, no incluye productos de la caza y de la pesca de animales salvajes y, por tanto, no se pueden certificar como ecológicos.
Esto se debe a que un pez que vive en el mar de forma salvaje no se puede controlar de ninguna manera y, por tanto, no se puede afirmar que cumpla los criterios englobados dentro de los requisitos de etiquetado. Es por ello que, cuando compramos salmón salvaje, nunca lleva el sello ecológico.
En caso de las conservas, a menudo encontramos productos de pesca, como las sardinas o la caballa, con la palabra “ecológico”, pero esto no es por el pescado sino por el resto de ingredientes ecológicos que puede contener la conserva como el aceite de oliva virgen extra. Por ello, si miráis los ingredientes, veréis que el aceite lleva un asterisco que especifica que es éste el ingrediente de procedencia ecológica.
En cuanto a los productos de acuicultura, la situación es muy diferente, ya que estos sí pueden llevar el sello verde del eurohoja, ya que existe una normativa específica que los regula y que establece los requisitos básicos de la producción de animales de acuicultura y de algas marinas. Por tanto, en este caso, se trata de animales que viven en hábitats controlados y la alimentación proviene de piensos ecológicos. Por este motivo, en este caso, sí podemos encontrar conservas de mejillones ecológicos (provenientes de acuicultura) con el sello de la eurohoja.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el hecho de que los productos de pesca salvaje no puedan estar certificados como ecológicos no quiere decir que no sean saludables. Al contrario, un pez salvaje siempre será mejor opción que uno de piscifactoría, ya que habrá tenido unas condiciones de vida fisiológicas y en libertad.
Además, según Lydia Chaparro, bióloga especializada en ecología marina y experta en gestión y política pesquera, hay que tener en cuenta también que el sello ecológico sólo se puede beneficiar la pesca industrial, ya que se trata de un distintivo bastante caro y los pesqueros artesanales no se lo pueden permitir. Además, el sello ecológico no tiene en cuenta la huella de carbono que genera un producto (por ejemplo, si proviene de Canadá), ni tiene en cuenta parámetros sociales y económicos. Por lo tanto, un sello ecológico tampoco es garantía de una pesca responsable y de proximidad.
Según Chaparro, es mejor apostar por la pesca artesanal, la que apuesta por pescado local y de proximidad.
Otros certificados
Aparte del certificado ecológico, también podemos encontrar otros como el sello internacional MSC (Marine Stewardship Council), que da apoyo a la pesca sostenible para contribuir a hacer llegar al mercado más pescado y marisco gestionado de manera respetuosa con el medio ambiente. Este logotipo azul, pues, sólo se concede a productos que se pescan de forma sostenible, en condiciones controladas y minimizando el impacto de la actividad sobre poblaciones y ecosistemas. En la actualidad, más de 389 pesquerías ya se han incorporado a este programa.
Además, también podemos encontrar etiquetas como “Dolphin friendly” con el símbolo de un delfín, para indicar que se trata de productos gestionados de manera respetuosa con el medio ambiente.
Con este sello MSC, pero, pasa lo mismo que con el ecológico. Tampoco tiene en cuenta parámetros sociales y económicos, ni la huella de carbono que se genera.
¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de comprar pescado?
Todos los mares están muy contaminados y por eso es importante que haya diversificación en el consumo de pescado, y preferiblemente que sea pescado de proximidad y de temporada para reducir el impacto ambiental. Cuando compramos en pescaderías locales y elegimos pescado de proximidad apoyamos a nuestros pescaderos y reducimos la huella de carbono asociada a la pesca o los productos de acuicultura. Además, diversificando el consumo también ayudamos a reducir la presión sobre las especies más consumidas.
Por otra parte, es importante apostar por pescado que contenga la información mínima obligatoria y que cumpla la normativa relativa al etiquetado de los productos pesqueros. La etiqueta nos proporcionará información sobre: de dónde proviene, el método de producción, el tipo de pesca aplicado o si contiene alérgenos o sulfitos, entre otros.
Podéis saber toda la información básica que deberían llevar estos productos en el blog Sinmalaespina.org, Gestionado por la Asociación Ecologistas en acción.
Además, a la hora de elegir el tipo de pescado, sobre todo en cuanto al azul, siempre será mejor apostar por peces pequeños como las sardinas, los boquerones, la caballa o las anchoas, ya que los grandes como el atún o el pez espada suelen contener más cantidad de metales pesados.
No os perdáis esta guía práctica para consumir el pescado y el marisco menos contaminado.