¿Os parece frío e impersonal ir a comprar al supermercado? Montones y montones de productos de procedencia más o menos anónima y, posiblemente, de la otra punta del mundo, constituyen la oferta principal de consumo alimentario actual. A menudo, las etiquetas son poco explícitas y eso hace que no podamos conocer el origen, la composición o los procesos por los que han pasado. ¿Hay alternativas de consumo consciente? ¿Es posible volver al modelo preindustrial de contacto directo entre productores y consumidores, sin renunciar a las ventajas de nuestra era tecnológica?
Los grupos de consumo 2.0: las Colmenas
En 2011, un grupo de defensores del consumo local de Francia rompió los esquemas. Lejos del patrón de supermercado, reinventó el modelo de la cooperativa tradicional y singular de barrio por un nuevo modelo colaborativo que permitía replicar la estructura en diferentes puntos del territorio, y creó un gran movimiento colectivo. Así nació La Ruche Qui Dit Oui!, una iniciativa que permitió profesionalizar estos nuevos modelos de comunidades de consumo, invirtiendo en tecnología y en comunicación.
La Ruche Qui Dit Oui! se constituyó como una empresa que apuesta por la economía colaborativa y la agricultura local, manteniendo el espíritu de trato directo, pero combinándolo con una estructura logística fácilmente replicable y adaptable a nivel local, con todas las ventajas que esto supone. Para ello puso en marcha una plataforma de compra digital que permitía a los consumidores de cada Ruche hacer la lista de la compra cómodamente por internet, y a los Responsables de cada Colmena y los productores, mucha más agilidad y visibilidad. Además, un día a la semana consumidores y productores coincidían en un punto de distribución donde se hace la entrega del pedido, lo que devuelve el contacto humano y la vida de barrio.
Red europea que fomenta el emprendimiento social
Esta nueva propuesta atrajo a más personas con ganas de crear su propia comunidad de consumo, así que La Ruche Qui Dit Oui! se fue conociendo por el territorio francés y se fueron creando nuevas comunidades singulares, con su propia red de productores de proximidad y con su día y lugar de distribución, como la que gestiona en Jacques Dufresne, Responsable de la Ruche de Caen.
Si queréis hacer como Jacques, Juliette o Jou y abrir una Colmena en vuestro barrio, haced click aquí para más información.
“¿Qué me aporta mi Ruche? El placer de descubrir (o redescubrir) a los habitantes de las ciudades productos buenos y sanos del campo, la alegría de romper el anonimato y el aislamiento impuesto por la distribución masiva, la satisfacción de contribuir al mantenimiento de la vida de nuestros amigos y colaboradores agricultores y productores…”, cuenta Jacques, muy satisfecho de la experiencia.
Muchos de los Responsables que se han ido animando a abrir una Ruche ya estaban vinculados al mundo rural o bien se fueron concienciando de la necesidad de cambiar el paradigma de consumo en su barrio, modernizándolo y transformándolo en 2.0. “Como hija de un pequeño agricultor, tenía ganas de involucrarme en este sector para ayudar a los pequeños productores. Con Internet, podemos revolucionar la forma en la que consumimos”, asegura la Responsable de la Ruche de Tours, Juliette Krier.
La experiencia de todos estos pequeños emprendedores sociales funcionaba tan bien, que en 2014 otros países quisieron adoptar esta idea en su país.
En España llegó primero a Madrid, con el nombre de ¡La Colmena Que Dice Sí!, y a Barcelona, con el nombre de El Rusc Que Diu Sí!. A los pocos meses, otros barrios de ambas ciudades comenzaron a abrir nuevas Colmenas, y así la red se fue ampliando hasta que, a día de hoy, Catalunya tiene 28 Colmenas en activo y la comunidad de Madrid, 71. Entre Francia, España, Bélgica, Italia, Alemania y el Reino Unido, ya hay más de 1.500 Colmenas abiertas con 5.000 productores y 130.000 consumidores que compran de manera habitual, y hay muchas más en construcción (si queréis conocer la experiencia de una Responsable de Colmena madrileña, podéis leer la entrevista a Ana Pires, Responsable de Colmena en Alcorcón (Madrid), “Emprendí para poner al alcance alimentos locales y de calidad, a las demás familias del barrio”).
En definitiva, a día de hoy, las Colmenas son un buen proyecto para las personas que quieren fomentar el consumo local abriendo una comunidad de consumo propia, con las facilidades que aporta la experiencia compartida y los recursos de un proyecto europeo que nació en 2011. Y también lo es para los consumidores que quieren recuperar el sabor de la tierra y acceder a productos de alta calidad y proximidad, aunque vivan en la ciudad.