chocolate tabletaEl chocolate provoca reacciones por el solo hecho de pronunciar su nombre. Es así porque “tiene unas particularidades nutritivas relacionadas con la actividad cerebral, lo que no pasa con ningún otro alimento”, aseguran Francesc Garcia, catedrático de Bioquímica y Biología molecular, y Pedro Montoya, catedrático del departamento de Psicología, de la Universitat de les Illes Balears (UIB). Ambos participaron en el ciclo “Chocolate y neurociencia” de la UIB, que se hizo en Palma de Mallorca entre el 6 y el 28 de noviembre de 2012.

¿Qué tiene el chocolate, que gusta tanto, y que ha despertado el interés de la neurociencia?

Estimulantes, como la teobromina y la cafeína. Antidepresivos, como el triptófano. Estimulantes del placer y la satisfacción, como las feniletilaminas, relacionadas con las endorfinas. Y, lo más relevante, los antioxidantes flavonoides, que “posiblemente pueden reducir el envejecimiento de las personas”, afirma el catedrático Francesc Garcia. El efecto de un alimento antioxidante está demostrado científicamente en animales, pero no en personas, por eso “nunca se ha observado que los alimentos con antioxidantes alarguen la vida de los humanos, a pesar de que se sabe perfectamente la teoría”.

Más tabletas que bombones

Las tabletas de chocolate son las más deseadas, porque suponen un 32% de los productos de chocolate que se venden en el Estado, según datos de la Asociación del Dulce de 2011. En segunda posición están los cacaos y los preparados para el desayuno (24%) y, con cifras más pequeñas, los bombones (14% de las ventas de chocolate) y las cremas para untar (7%).

Como países más consumidores, Finlandia, Bélgica y Alemana, por este orden, se sitúan los primeros, mientras que el Estado español ni tan solo se encuentra entre los diez primeros. Según el chocolatero Enric Rovira, el Estado español consume poco (el 2009, 12 kilos por habitante) porque es un país con muchos meses de calor. “Se consume más chocolate cuando hace frío”, opina Rovira.

Quizá por eso (o no), las civilizaciones mayas y las aztecas, creadoras del chocolate, ya la utilizaban como medicina, comenta Betlem Menéndez, vicepresidenta de la Asociación Catalana de Dietistas-Nutricionistas. “A las personas cansadas, con fiebre, extremadamente delgadas, les recetaban chocolate”, comenta Betlem. De una forma u otra, solo podían comer la nobleza y el clero, mientras que el resto de la población estaba condenada a muerte si ingería. “La única excepción eran los soldados, porque les daban pastillas de cacao prensadas para estimularles para la lucha”, recuerda el catedrático Garcia.

En cambio, ahora el chocolate es más un alimento para los golosos, a pesar de que se les conocen científicamente algunas propiedades médicas. Por el momento, se sabe que tiene flavonoides, sustancias antioxidantes que sirven para impedir que se oxiden las células del organismo, que es lo que hacen los radicales libres. Si el cuerpo tiene antioxidantes, se inactivan los radicales libres en el momento que querrían oxidar las células y, por lo tanto, los dejan sin efecto.

Además, los antioxidantes, continúa Betlem Menéndez, también tienen efectos cardioprotectores, “porque los flavonoides del chocolate tienen propiedades antiinflamatorias, antihipertensivas y antitrombóticas”. O sea, el chocolate reduce los infartos, las anginas y los ictus (“hasta un 37% menos”, dice Menéndez según unos estudios publicados) y podría hacer bajar el colesterol, porque “evita que se formen placas de grasa en las venas y las arterias”.

Así pues, la pregunta más importante, ¿hay que comer chocolate cada día para lograr todos los efectos?¿Cuánto?

La ingesta debería ser de 20 gramos al día, unos dos cuadraditos de la tableta de chocolate negro, “el puro”, recomienda la dietista y nutricionista Betlem Menéndez. El catedrático Francesc Garcia nos cuenta el porqué: “por cada 100 g que comemos de chocolate ingerimos 500 kilocalorías”. Si se tiene en cuenta que el consumo normal de calorías de un hombre está aproximadamente en 2.500, y el de las mujeres, en 2.200, las 500 kilocalorías del chocolate descompensaría la balanza rápidamente.

“Hay personas que comen cada día los 20 g de chocolate y también hacen ejercicio regular y no engordan”, dice Menéndez, que asegura que “el chocolate podría eliminar la sensación de prohibición en las personas que hacen una dieta, pero siempre que se coma un chocolate negro, con un porcentaje alto de cacao y se haga ejercicio regular”. Es decir, el chocolate quita la ansiedad y mejora el seguimiento de una dieta.

El chocolate negro tiene tantas kilocalorías porque tiene una proporción alta de grasa, pero si se come uno con poco cacao, habrá azúcar y leche, “dos ingredientes que interfieren en sus propiedades beneficiosas, y añaden otros que no lo son, como el colesterol, por la leche, y el exceso calórico, por el azúcar”, dice Menéndez. En cambio, el chocolate negro es un derivado vegetal, con mucha grasa, sí, pero beneficioso, “porque es precursor de uno de los ácidos grasos que nos hace falta para un funcionamiento óptimo del metabolismo”.

El chocolate blanco “es todo grasa”, dice el catedrático Francesc Garcia. Recibe el nombre de chocolate por el olor, parecido al chocolate, porque está hecho con pasta de cacao, pero básicamente es leche y azúcar. La ingesta de chocolate blanco -y también de la crema de cacao- debe ser moderada, porque “el exceso energético repercute en la aparición de sobrepeso y obesidad y también de la diabetes”, dice Menéndez. De todas formas, “es cierto que la crema de cacao negro tiene muchos frutos secos, que son beneficiosos, porque contienen omega-3, pero su gran cantidad de azúcar me hace prescribirla con moderación”.

En resumen, “si por la noche necesitáis descansar, lograr tranquilidad y bienestar, el chocolate puede ayudar”, dice la dietista y nutricionista. El triptófano del chocolate os aportará este beneficio, y se pondrán en marcha también los otros componentes. ¿El adictivo también? “Es cierto que el chocolate tiene sustancias excitantes y adictivas, pero menos potentes que las del café y las del té”, concluye el catedrático Francesc Garcia.

Trinitat Gilbert
Trinitat Gilbert

Periodista

  @trinigilbert