Por sostenibilidad, por ética y por salud es interesante priorizar el consumo animales pequeños. Por un lado, las aves contaminan menos que animales grandes como el cerdo o la ternera, que emiten más gas metano. Además, en la ganadería convencional se destinan grandes extensiones de tierra para cultivar cereales o soja para piensos, y toda el agua que se gasta para regar hace que sean poco sostenibles.