En 2005, el Instituto Global de Barcelona (ISGlobal) y el Instituto de Diagnóstico Ambiental (CSIC) realizaron un estudio para medir la calidad del aire en cuarenta escuelas de Barcelona. Al frente estaba Jordi Sunyer y Xavier Querol, dos de los grandes expertos en contaminación ambiental de nuestro país. Aquel estudio demostró que el óxido de nitrógeno del diésel de los coches entraba en los patios y en las aulas y se midió el impacto de las partículas ultrafinas en la salud de los niños. Concluyeron que los contaminantes tienen un efecto neurotóxico; es decir, que los alumnos más expuestos al tráfico mostraban un desarrollo más lento de la memoria.
El otro dato revelador es que la contaminación empeoraba dentro de las aulas por la suma de la contaminación exterior y la interior. El 85% del hollín del diésel entraba en el aula, pero ¿dentro?, ¿qué contaminantes había dentro?
En el estudio presentado, Querol demostraba por qué los niveles más elevados de contaminación se concentran a las siete de la tarde: es cuando se limpian las aulas con disolventes y productos que desprenden olores agradables pero que contienen ingredientes nocivos para la salud. Además, el cóctel exterior-interior se origina por los compuestos orgánicos volátiles presentes en textiles, materiales químicos, hongos, bacterias, mascotas, los gases que desprenden las cocinas, entre otros.
La solución para la contaminación interior: filtrar y reducir
Alejar las escuelas al menos cien metros del tráfico rodado es una medida muy eficaz para reducir la contaminación, pero esto, si hablamos de grandes ciudades, no siempre es posible; por tanto, filtrar o limpiar el aire es una opción paralela interesante, añade Querol.
Hace años que el director de Veritas, Sílvio Elias, se instaló una máquina que le cambió la vida: es alérgico al polen y, durante la primavera, cada vez tenía más rinitis, conjuntivitis y asma y la medicación ya no le ayudaba. Fue entonces cuando descubrió una tecnología que limpiaba el aire interior y con la que remitieron de golpe todos los efectos secundarios de la alergia. “En ese momento lo conté a todo el mundo que conocía que estaba afectado como yo de fuertes alergias y ahora hemos dado un paso más allá”.
Como entre el 30 y el 40% de la población tiene alergia y la previsión es que la cifra aumente también por culpa del cambio climático, Elias decidió implantar esta tecnología a todos los establecimientos de la cadena y a las oficinas. “Pasamos ocho horas en el trabajo, las mismas que dormimos; por lo tanto, hemos querido que los clientes, pero sobre todo los trabajadores respiren aire limpio durante la jornada laboral. Todo ello ha supuesto una inversión de un millón y medio de euros, dinero con el que hubiéramos podido abrir tres supermercados, pero, si hace diecisiete años ya nacimos con una clara voluntad de mejorar la salud de las personas a través de la alimentación ecológica, ahora queremos ser pioneros también a la hora de erradicar la contaminación de los espacios interiores”.
La contaminación interior no acaba de despertar el interés de las administraciones públicas ya que, tal como cuenta Querol, se encuentra en un terreno de nadie, pues los edificios son privados y no se quieren incluir en las políticas públicas, aunque hablemos de escuelas.
El proyecto “Veritas Pure Air” se está implementando en todos los establecimientos y ya se ha hecho una prueba piloto en el centro comercial de Illa Diagonal, donde el descenso de la contaminación interior respecto de la exterior llegó al 98,5% en los gases tóxicos y contaminantes. Los mismos auditores no se acababan de creer estas cifras e, incrédulos, repitieron las pruebas con los mismos resultados.
Las partículas en suspensión, que causan la mayoría de alergias, se redujeron un 60%, y los elementos microbiológicos, virus y bacterias, un 65%. “El sistema, desarrollado por la empresa ZonaAir30, purifica las partículas y los gases exteriores. Este aire lo hacemos recircular una vez y media o dos. El sistema funciona en tres etapas, tal como cuenta Xavier Trillo, CEO de Zonair3D: “Se filtran las partículas más grandes, luego reducimos los gases con siete tipos de filtros diferentes según el lugar donde lo instalamos y los contaminantes que haya, y la tercera etapa es poner un filtro absoluto para eliminar las partículas más pequeñas, que son las que hacen más daño”. Veritas es la primera empresa española de grandes dimensiones que ha instalado el sistema.