Amante del heavy metal, a Edgar Tarrés la música le ha acompañado toda la vida. Del sonido adrenalínico del heavy metal pasó a la vibración de los cuencos tibetanos y hoy es uno de los grandes referentes en nuestro país del mindfulness, el turismo y los baños de bosque y música. Sus vacaciones son únicas y ahora ya las organiza a través de Mindfulkit, donde se dedica a crear experiencias transformadoras y de bienestar a través de técnicas de atención plena, baños de bosque y sonidos armónicos. Por eso lo quieren en todas partes y será el cabeza de cartel del Life Reset de este año, la estancia que organiza el Ecoresort de la Cerdanya con los nutricionistas de Soycomocomo Marc Vergés y David Gasol. En Life Reset, Tarrés organizará baños de bosque para descubrir los sonidos de la naturaleza y los armónicos que él mismo compone.
Edgar, me ha hablado de ti tanta gente que tenía muchas ganas de conocerte. Oye, situémonos: eres, hoy, un referente en espiritualidad y eres formador y compositor musical, pero antes eras funcionario, tienes formación de profesor de inglés y de joven escuchabas heavy metal. ¿Cómo casa todo esto?
Sí, parece imposible pasar del heavy metal a la meditación; la gente cree que el heavy es para gente estridente y alocada. Solo por ponerte un ejemplo: no bebí ni un cubata hasta que tuve veintisiete años y el heavy metal me gustaba desde que tenía diez; y con diecisiete ya tenía un grupo. La música me transforma desde pequeño. Fue muy natural. Como me gustaba investigar con los sonidos empecé a evolucionar y a buscar cosas nuevas. Después del heavy, pasé a componer música para danza contemporánea y, buscando instrumentos, llegué a los cuencos tibetanos y a la meditación.
Tenemos que aprender a controlar los pensamientos, no a dejar la mente en blanco
¿Nunca habías hecho yoga ni meditación?
¡Nunca! El tema de la espiritualidad me había llamado la atención, pero intelectualmente. Leía mucho sobre el tema, pero no practicaba nunca. Los cuencos me empezaron a hacer sentir todo lo que estaba leyendo. De nuevo la música me estaba transformando. El sonido, aunque parezca lo contrario, me hacía conectar con el silencio.
Para ti, el objetivo de las relajaciones y meditaciones no es dejar la mente en blanco, ¿verdad?
No. La mente es para pensar. Las terapias de atención plena son, desde mi punto de vista, una herramienta para aprender a gestionar los sentimientos y pensamientos que tenemos diariamente. Tenemos que aprender a controlar los pensamientos, no a dejar la mente en blanco.
Gestión del pensamiento. ¿Crees que es el primer propósito de la meditación?
¡Sí! Lógicamente, para ello hay que aprender la técnica de respirar y de bajar revoluciones, y la meditación ayuda a volver este centro, pero sobre todo el objetivo final es focalizar nuestra vida, saber hacia dónde queremos ir y estar bien. Si solo piensas en el futuro y no vives el presente, creas cosas que tú no sabes, porque el futuro no lo conocemos. Los pensamientos son como un plano para hacer una casa. Los pensamientos son la antesala de todo lo que crearás. No puedes hacer nada si no lo has pensado antes, y pensamientos y emociones son la base de lo que acabarás creando. Además, tenemos el 90% de los pensamientos que hemos tenido el día anterior. Por eso nos cuesta tanto cambiar, porque no salimos de nuestro patrón.
¿Y tenemos que salir de él?
Es positivo, porque, si no, es la vida de los que te han enseñado todo.
O sea que tenemos que salir de nuestra zona de confort.
¡Por supuesto! El sentido de la vida es crecer, tener experiencias. Por eso voy a la India.
¿Por qué a la India?
Pues no me gusta mucho la India, ¿eh? Pero salgo de mi zona de confort, porque con el grupo estuvimos en lugares en los que no habíamos pensado que estaríamos.
El turismo del albornoz y las zapatillas han quedado atrás
Y por eso has creado la empresa que has creado.
Sí. Antes era técnico de juventud en el ayuntamiento de Roses; era funcionario y dejé la plaza. Luego volví a Figueres, al ayuntamiento también. Quería hacer algo, pero volví a otro ayuntamiento en poco tiempo. Para que veas cómo te condiciona la inercia. Después me di cuenta de que me había equivocado. Me dedicaba a la comunicación y al marketing para vender a los demás, hasta que alguien me dijo: “Oye, tú no has venido a esta vida para comunicar las cosas de los demás, sino para que la gente se comunique con ella misma”. Y entonces hice un clic. Tenía claro que la música era algo muy mío y sabía que la música sería el hilo conductor. Empecé haciendo terapia de sonido, o sea cuencos tibetanos, con sonido. Pero como a la gente le iba tan bien, empecé a crear los conciertos en medio del mar, conciertos en bosques… Un amigo mío tenía una menorquina y llevaba a los turistas a hacer una paella y al Cap de Creus; le propuse salir al mar con el barco, cenar, bañarnos y, cuando saliera la luna llena, dar un concierto. A partir de ahí comprobamos que había la necesidad de hacer un ocio más saludable, de conciencia.
¡Está de moda! Se llama mindful travel, ¿verdad?
Exacto. El turismo del albornoz y las zapatillas han quedado atrás. Ahora la gente no quiere solo descansar en un balneario, porque cuando vuelves, en dos semanas, vuelves a estar igual de estresado y preocupado. Yo quiero que la gente se dé cuenta de que, cambiando ciertos hábitos, el trabajo no será tan estresante y sabrá manejar su vida. Mi base es la atención plena, el mindfulness: atención y respiración.
¿Hay trucos sencillos para aplicar cada día para bajar revoluciones? Dime uno.
Inspira rápido y fuerte y expira durante mucho rato por la boca –cerrada, para que el aire salga muy despacio– con conciencia de que el aire sale. Cuando inspiramos y tenemos que hacer un deporte, inspiramos fuerte hacia dentro. Aquí activamos el sistema simpático, que nos ayuda a crear adrenalina y, cuando soltamos el aire, se activa el sistema parasimpático, todo lo contrario. El nervio vago se activa y nos permite volver al equilibrio. Salimos a pasear, hacemos reuniones andando, trabajamos de pie a ratos…
Seguro que aconsejas vivir lo más rodeados de naturaleza que podamos, ¿verdad?
¡Por supuesto! Yo lo tengo fácil. Vivo en el Empordà. ¡Buscad la montaña o el mar! Y si los tenéis lejos, pues jardines. Que la naturaleza os enseñe a sentir.
Ay, ¡la naturaleza! Los sonidos en la naturaleza se transforman en algo mejor para ti, ¿no?
En la naturaleza, lo primero que dice la gente es: “Ostras, qué silencio”. Pero si te fijas hay una serie de sonidos –de pájaros, del agua, de los árboles– que generan una vibración. El sonido son frecuencias con las que medimos la vibración. Nosotros solo podemos sentir de veinte a veinte mil hercios. Tú y yo ya habremos bajado a quince mil, pero los pequeños pueden sentir hasta veinte mil hercios. Un delfín puede llegar hasta ciento cincuenta mil. ¡Imagínate qué oirías!
¡Pues no parecen estresados los delfines!
[Se ríe.] En la naturaleza todo suena. Los árboles generan también un sonido, una vibración, y su cerebro está por todo el árbol. Se mandan señales eléctricas para comunicarse y defenderse del ataque de insectos, por ejemplo. Hay un neurobiólogo italiano vegetal, Stefano Mancuso, que ha estudiado muchísimo los sistemas con los árboles y estrategias de supervivencia.
Bueno, pues esta vibración de los árboles se ha podido estudiar y medir, y hay patrones: por la mañana, en el bosque o en cualquier ecosistema, hay una frecuencia elevada; y por la noche, bajan los hercios. Cuando nosotros, con nuestra vibración, entramos en un ecosistema, nos regulamos cómo se regula el ecosistema. Si entramos bajos de vibración, el ecosistema sube aquella vibración para equilibrar, sin que el bosque te quiera curar. El bosque se regula. Y eso lo sentimos, sentimos el bienestar que nos genera, y de ahí han salido los famosos baños de bosque. En Japón, en la Segunda Guerra Mundial se empezaron a practicar y, a partir del año 84, se comenzaron a organizar seriamente para promoverlos y crearon bosques terapéuticos ad hoc. Y ahora, aquí, estamos viviendo un boom de los baños de bosque: dos horas te cambian; ¡imagínate cómo te puede transformar un fin de semana en el bosque!
Pero tú haces baños de bosque diferentes.
Sí. Cojo los sonidos de la naturaleza, los que yo creo, cojo el mindfulness y los baños de bosque y lo uno todo.
¿Esto se hará en el Life Reset?
¡Por supuesto!
Edgar, se ha hecho tan grande todo esto que mueves, que ya te invitan a Fitur e incluso estás creando un posgrado de turismo y espiritualidad en la Universitat de Girona.
Debemos poder profesionalizar un ámbito de los viajes que cada vez tiene más seguidores, y este postgrado está dirigido a profesionales del turismo con inquietudes dentro del crecimiento personal o que ven una nueva oportunidad, y también a los terapeutas o coachs, por ejemplo, que pueden abrir un mercado nuevo. El Patronato de Turismo Costa Brava colabora.
También estás organizando un evento.
El Mindful Travel Meet, ¡sí! Será un congreso para hablar y dar cuerpo teórico a los viajes y turismo de conciencia, desarrollo personal y bienestar. Con la misma filosofía que el posgrado, pero durante un par de jornadas, con ponencias, talleres, trabajo en red, concierto y actividades en la naturaleza, y más. Se presentarán propuestas de contenido, servicios, actividades y mucho más para poner en contacto experiencias y destinos. Se hará el 24 y 25 de octubre en el Hotel Sant Gothard de Andorra.
¿Cuál es el próximo viaje de crecimiento personal que tienes previsto hacer fuera del país?
El próximo viaje será a la India, el 4 de marzo; a Rumanía, en agosto, y al desierto de Marruecos, en diciembre. En mi web encontraréis toda la información.
Edgar, muchas gracias y enhorabuena por conseguir el equilibrio de ser un empresario tan activo, tan creativo y no perder tu centro.