Los baños de bosque (Shinra–yoku) fueron incorporados por primera vez en Japón como una práctica saludable y relajante para ayudar a las personas a gestionar el estrés.
Los baños de bosque tienen efectos positivos en el aspecto psicológico: ayudan a disminuir el estrés, la ansiedad, la depresión, el desánimo y la fatiga
Antiguamente, Japón era un país muy arraigado a la naturaleza, pero la aparición de las grandes ciudades y las nuevas tecnologías cambiaron totalmente el paradigma. En los años ochenta, los ciudadanos japoneses llegaron a niveles altísimos de estrés y la Agencia Forestal de Japón decidió incorporar esta nueva terapia como una solución para volver a reconectar con la naturaleza y mejorar la salud de la población.
Actualmente, esta práctica ya tiene más de dos millones de seguidores en Japón y se ha extendido a varios países. Incluso aquí ya podemos encontrar organizaciones que promueven esta conocida medicina forestal.
¿Qué son exactamente los baños de bosque?
Son caminatas en silencio por bosques maduros, acompañadas de ejercicios de respiración y relajación, que buscan la comunicación con la naturaleza a través de los sentidos. Los grupos son reducidos y van siempre acompañados de un guía que tiene un papel fundamental, ya que hace de mediador entre las personas y la naturaleza. Ayuda a desconectar del mundo tecnológico y a crear un ambiente tranquilo y relajado para que podamos bajar el ritmo, disminuir la sensación de estrés y poder conectar con la naturaleza con los cinco sentidos.
Que esta terapia se haga en bosques maduros tampoco es casualidad. Según se ha podido observar, los árboles, cuando se hacen viejos, aumentan el contenido en aceites esenciales (fitoncides) y sustancias volátiles que tienen muchos beneficios para la salud, como regular el sistema inmunitario.
Los bosques como herramienta de salud
Numerosos estudios científicos se han centrado en el estudio de la influencia de esta práctica en la salud de las personas y han podido comprobar sus beneficios.
Los baños de bosque tienen efectos positivos en el aspecto psicológico: ayudan a disminuir el estrés, la ansiedad, la depresión, el desánimo y la fatiga y, por tanto, ayudan a aumentar el bienestar, la tranquilidad y el vigor. Todo esto hace que mejore el estado de ánimo y también la calidad del sueño.
Pero no sólo eso, esta práctica también tiene efectos fisiológicos: ayuda a disminuir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, modula el sistema hormonal (el cortisol, la adrenalina, la oxitocina, serotonina…) y activa el sistema inmunitario.
Por tanto, se trata de un tipo de terapia que no sólo va bien para personas con problemas de estrés, sino también para personas con problemas más específicos de salud como: insomnio, diabetes, Alzheimer, hipertensión arterial, fibromialgia, fatiga crónica o problemas inmunitarios.
Más allá de la terapia
Los bosques maduros que se han conservado íntegros tienen un gran valor inmaterial, ya que, a diferencia del resto, tienen más complejidad y biodiversidad.
En Catalunya se calcula que sólo un 2-3% de los bosques son maduros. Por ello, esta práctica no sólo tiene el objetivo de buscar beneficios en cuanto a la salud, sino también de preservar y proteger estos bosques.
Se trata, pues, de una sinergia entre ocio, salud y preservación forestal.