La solución reguladora o buffer es la primera responsable de mantener estos niveles de pH constantes, aunque en el organismo se produzcan altas cantidades de ácidos debido al metabolismo. Así, la solución reguladora es el primer nivel de defensa contra los cambios de pH.
La misma mantiene la cantidad de ácidos y de bases en equilibrio en un determinado pH en el cual la actividad biológica de las proteínas, hormonas, enzimas, entre otros, sea óptima. Cuando la capacidad de esta solución reguladora se ve ligeramente reducida durante un largo periodo de tiempo, hay una alteración importante en el equilibrio ácido-base.
Un primer signo de la hiperacidificación es la falta de concentración, apatía y fatiga continua
Ya que nuestro organismo no puede eliminar totalmente los ácidos acumulados, estos, entre otras cosas, se van depositando cada vez más en forma de toxinas en el tejido conjuntivo. Un primer signo de esta hiperacidificación es la falta de concentración, apatía y fatiga continua.
Esta alteración en el metabolismo ácido-base puede darse, por ejemplo, por una alimentación desequilibrada, consumo prolongado de medicamentos, por estrés o influencias nocivas del medio ambiente. Especialmente las enfermedades crónicas y los procesos de envejecimiento acelerados pueden ser la consecuencia a largo plazo o agravarse.
La hiperacidificación en el metabolismo con la correspondiente desmineralización y la intoxicación del organismo son el comienzo de una larga cadena de enfermedades crónicas y la consecuencia de nuestro estilo de vida.
Una mirada al desarrollo de la acidificación y sus consecuencias nos debería mostrar un acercamiento a la terapia y a recuperar nuestro equilibrio ácido-base original, por ejemplo, a través de la desacidificación o evitándola. Es un tema que hasta ahora se ha tratado con descuido, ya que a menudo no se reconoce en todos sus aspectos como el inicio de muchas enfermedades.
Muchas enfermedades se pueden asociar a una larga hiperacidificación del organismo y también a muchos malos hábitos:
Alergias, reuma, fibromialgia, fatiga crónica, molestias y dolores en la espalda (sin motivos fisiológicos), osteoporosis, gota, enfermedades intestinales, migraña, rampas musculares, mala circulación, enfermedades y alergias de la piel, sudoración excesiva, entre otros.
Una alimentación “normal” contiene aproximadamente 80% en alimentos ácidos, cuando lo ideal sería 70-80% en alimentos básicos. El organismo compensa el exceso de ácidos neutralizándolos a través de los depósitos de minerales básicos en el cuerpo.
La reducción de estos depósitos afecta principalmente:
- A los huesos: la dureza de los huesos disminuye, y el peligro de osteoporosis aumenta.
- Al páncreas: los minerales básicos son importantes para que las enzimas digestivas puedan trabajar de forma óptima; con el valor pH modificado se producen problemas digestivos.
Gran parte de los ácidos son almacenados:
- En el tejido conjuntivo: surge la celulitis, problemas de piel.
- En las articulaciones: provoca gota, reuma, dolores crónicos.
- Tienen una influencia sobre el sistema hormonal del organismo, lo que puede provocar un fuerte desequilibrio en todo el metabolismo.
- Un valor de pH demasiado ácido favorece la aparición de molestias premenstruales y durante el climaterio.
¿Cómo conseguir desacidificar el organismo?
Con una dieta alcalina 100% durante unas semanas se consiguen movilizar los ácidos almacenados durante tiempo y eliminarlos. Una vez equilibrado el metabolismo acido-base, se puede hacer un mantenimiento alimentándose un día a la semana con una dieta alcalina.
Principalmente se debería introducir en el menú diario mucha fruta y verdura y repartirla como mínimo en tres porciones al día, por ejemplo: por la mañana fruta, al medio día ensalada y por la noche verdura. Pan, pasta, quesos, carne, pescado y otros productos ácidos no deberían superar el 30% de la ingesta diaria. Lo más importante es comer regularmente. La mejor dieta alcalina aporta muy poco si no se come regularmente y se saltan las comidas.
También productos de placer que consumimos a diario, como el café, té negro y verde, nicotina, dulces, chocolate, productos lácteos, alcohol, bollería, comidas preparadas, margarina, bebidas con gas, incluida el agua con gas entre otros, aumentan el valor ácido del pH.
¿Cómo ayudar al organismo a eliminar toxinas?
Una forma muy suave de eliminar la acidez y las toxinas es a través de los baños alcalinizantes. Se pueden utilizar sales alcalinas especiales, que se añaden al agua –tres o cuatro cucharadas son suficientes–, que no debe superar los 36-37 grados de temperatura, y el baño no debe durar más de 60 minutos. Para favorecer la eliminación de toxinas durante el baño, se puede cepillar la piel. Los baños de cuerpo entero se deberían introducir a partir de la segunda semana de iniciar una dieta alcalina.
Un baño de pies de 30-40 minutos a una temperatura de 38-41 grados con sal alcalina también elimina toxinas y acidez y puede realizarse desde el primer día.
También es muy importante hacer limpiezas de colon regularmente. Se pueden utilizar sencillamente recetas caseras, sin necesidad de comprar productos específicos. Es el mejor sistema y menos agresivo para eliminar toxinas desde dentro.
El estrés y los conflictos son uno de los motivos que provocan más hiperacidificación. Es muy recomendable introducir de forma regular sesiones de relajación, meditación, masajes, paseos al aire libre, o sesiones de deporte suaves.
¿Cómo suplementar las carencias minerales provocadas por la hiperacidificación?
Además de un cambio consecuente en la alimentación y hábitos hay diversos preparados que apoyan la desadificación y pueden ser de ayuda para el organismo. En este caso la suplementación con sustancias minerales alcalinas (sales altamente alcalinas y con ácidos débiles) pueden ayudar a equilibrar de forma duradera el metabolismo ácido-base.
Debido a la precaria reabsorción en el intestino, no siempre se obtiene calcio en la cantidad suficiente. En una exposición ácida prolongada se elimina más calcio del que se absorbe, lo que tiene una consecuencia negativa en la estructura de los huesos. Por este motivo se recomienda el aumento del consumo de preparados con citratos para mejorar la reabsorción del calcio y mejorar su disposición en el organismo, ante todo en los huesos, pero también es necesario en reacciones enzimáticas, para el buen funcionamiento de muchas hormonas y la contracción de los músculos.
Es especialmente recomendable el calcio de corales, que se consigue a través de los sedimentos de los corales y que el organismo reabsorbe muy rápidamente. Además, este calcio contiene adicionalmente numerosas sustancias minerales importantes y oligoelementos como el selenio, el manganeso y el zinc.
El magnesio es igualmente un elemento central y muy importante para la reacción enzimática y la contracción muscular. El organismo tiene una mayor necesidad de magnesio en situaciones de estrés y esfuerzo. Además, en épocas de calor se tiene una mayor pérdida a través de la transpiración. La mejor forma de consumirlo es en bicarbonato y citrato, ya que tiene la mejor biodisponibilidad en el organismo.
Un abastecimiento adecuado de potasio sólo se garantiza con el consumo regular de fruta fresca bien preparada, ensaladas y vegetales. El potasio es importante para el sistema nervioso autónomo y apoya, ante todo, la desadificación y desintoxicación intercelular.
RAAB Vitalfood GmbH
Equipo técnico